Curiosa la música, ¿verdad? Notas que van cayendo una a una, gota a gota dentro de tus dañados oídos de tanto escuchar electrónica. Esta que te ayuda a olvidarte del mundo cuando subes el volumen de tus auriculares hasta el punto de no escuchar ni lo que estás pensando. Y toda esa música está muy bien.
Pero no escuchas la música que deberías escuchar; ella siempre está allí para ti y tú ni te das cuenta de su presencia.
Esa está en el sonido de la suave y fresca brisa marítima los dulces días de primavera. O en el aroma a perfume que deja alguien cuando pasa por tu lado.
También está en las palabras de un buen amigo cuando el silencio que te envuelve es tan abrumador que no puedes respirar o en las sonrisas de esa persona especial que suenan cuando estás en completo silencio. Sin embargo, como ya te he dicho, ese tipo de música no parece importarnos cuando los auriculares echan raíces en nuestros oídos.
A veces, poner los pies en la tierra y escuchar la melodía del día a día nos puede salvar la vida.