Perdóname por ir así buscándote
  tan torpemente. 
Pedro Salinas.
Quizá tú no me viste,
 quizá nadie me viese tan perdido,
 tan frío en esta esquina. Pero el viento
 pensó que yo era piedra
 y quiso con mi cuerpo deshacerse.
Si pudiera encontrarte,
 quizá, si te encontrase, yo sabría
 explicarme contigo.
Pero bares abiertos y cerrados,
 calles de noche y día,
 estaciones sin público,
 barrios enteros con su gente, luces,
 teléfonos, pasillos y esta esquina,
 nada saben de ti.
Y cuando el viento quiere destruirse
 me busca por la puerta de tu casa.
Yo le repito al viento
 que si al fin te encontrase,
 que si tú aparecieses, yo sabría
 explicarme contigo.



