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Cada árbol pelado de la avenida
 anuncia que,
 en algún momento,
 me vas a recordar que me has olvidado
 y se me caen los dientes.
 Irene X, 2018.
 Irene X, 2018.

Imagen de Michael Kleinsasser en Pixabay
¿Te acuerdas de cuando soñábamos en alto y tú
 mirabas la pared y yo la señalaba y tu me
 mirabas sentada en bragas en el suelo?
 ¿Te acuerdas de cuando el sueño se cumplió y tú me
 soplaste como una velita con forma simpática
 hasta que me fui apagando?
Yo sí,
 y aun así,
 pienso qué hice mal.
Si no aguantar tu respiración
 o si dejarme llevar como hojas que pisotearon los párvulos
 aquel otoño que duró todos mis veinte.
 Irene X, 2018.
 Irene X, 2018.

Imagen de Jose Antonio Alba en Pixabay
Necesito irme del país a otro país y de allí a otro.
  Ha explotado el miedo en una calle de Granada como si me hubiesen lanzado otra.
  Sé que están ahí, pareciese que alguien vende mis peores recuerdos.
  Alguien da valor a mi importancia y quiero abrazarle.
  Odio los abrazos, no soy nada cariñosa, pero fugazmente tengo la necesidad de hacerlo.
  Quiero llorar en los teatros.
  Decirle a los horrores que sé que están ahí, pero que hay otros peores.
  ¿Quién me está haciendo mala y daño?
  Muy mala y muchísimo daño.
  Repito yo.
  Muy mala y muchísimo daño.
  Me repito como en un caleidoscopio.
  Cada año cumplo diez más y me hago más pequeña.
  Pronto no aguantaré el dolor y la culpa.
Me repito enfermizamente que no he matado a nadie,
  pero es que lo he hecho:
  no hay más que verme.
 Irene X, 2018.
 Irene X, 2018.

No lo creo todavía
 estás llegando a mi lado
 y la noche es un puñado
 de estrellas y de alegría
palpo gusto escucho y veo
 tu rostro tu paso largo
 tus manos y sin embargo
 todavía no lo creo
tu regreso tiene tanto
 que ver contigo y conmigo
 que por cábala lo digo
 y por las dudas lo canto
nadie nunca te reemplaza
 y las cosas más triviales
 se vuelven fundamentales
 porque estás llegando a casa
sin embargo todavía
 dudo de esta buena suerte
 porque el cielo de tenerte
 me parece fantasía
pero venís y es seguro
 y venís con tu mirada
 y por eso tu llegada
 hace mágico el futuro
y aunque no siempre he entendido
 mis culpas y mis fracasos
 en cambio sé que en tus brazos
 el mundo tiene sentido
y si beso la osadía
 y el misterio de tus labios
 no habrá dudas ni resabios
 te querré más
………………………..todavía.
Arrojado a tu luz madrugadora,
 me muero niño y soy todo un deseo
 de varón en continuo jubileo
 hacia tu corazón de ruiseñora.
De trino escalador junto a la aurora
 eres, y voy a ti, y hay un torneo
 donde la algarabía del gorjeo
 triunfa de mí y en mí se condecora.
Arrancados de un sueño o de una fuente,
 por tu espada los límites del nardo
 me mintieron temprana primavera.
Y estoy ahora por ti tempranamente,
 como nadie, de amor herido, y tardo
 en morirme de amor como cualquiera.

Imagen de Free-Photos en Pixabay
Dame la mano y danzaremos;
 dame la mano y me amarás.
 Como una sola flor seremos,
 como una flor, y nada más…
El mismo verso cantaremos,
 al mismo paso bailarás.
 Como una espiga ondularemos,
 como una espiga, y nada más.
Te llamas Rosa y yo Esperanza;
 pero tu nombre olvidarás,
 porque seremos una danza
 en la colina y nada más…
Es verdad; pues reprimamos
 esta fiera condición,
 esta furia, esta ambición
 por si alguna vez soñamos.
 Y sí haremos, pues estamos
 en mundo tan singular,
 que el vivir sólo es soñar;
 y la experiencia me enseña
 que el hombre que vive sueña
 lo que es hasta despertar.
Sueña el rey que es rey, y vive
 con este engaño mandando,
 disponiendo y gobernando;
 y este aplauso que recibe
 prestado, en el viento escribe,
 y en cenizas le convierte
 la muerte (¡desdicha fuerte!);
 ¡que hay quien intente reinar,
 viendo que ha de despertar
 en el sueño de la muerte!
Sueña el rico en su riqueza
 que más cuidados le ofrece;
 sueña el pobre que padece
 su miseria y su pobreza;
 sueña el que a medrar empieza,
 sueña el que afana y pretende,
 sueña el que agravia y ofende;
 y en el mundo, en conclusión,
 todos sueñan lo que son,
 aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
 destas prisiones cargado,
 y soñé que en otro estado
 más lisonjero me vi.
 ¿Qué es la vida? Un frenesí.
 ¿Qué es la vida? Una ilusión,
 una sombra, una ficción,
 y el mayor bien es pequeño;
 que toda la vida es sueño,
 y los sueños, sueños son.

Timaginas Teatro y Angelo Olivier: “La vida es Sueño”, estrenada el 17 de octubre de 2014 en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife.
¡Ay, mísero de mí! ¡Y, ay, infelice!
Apurar, cielos, pretendo
 ya que me tratáis así,
 qué delito cometí
 contra vosotros naciendo;
 aunque si nací, ya entiendo
 qué delito he cometido.
 Bastante causa ha tenido
 vuestra justicia y rigor;
 pues el delito mayor
 del hombre es haber nacido.
 Sólo quisiera saber,
 para apurar mis desvelos
 (dejando a una parte, cielos,
 el delito de nacer),
 qué más os pude ofender,
 para castigarme más.
 ¿No nacieron los demás?
 Pues si los demás nacieron,
 ¿qué privilegios tuvieron
 que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
 que le dan belleza suma,
 apenas es flor de pluma,
 o ramillete con alas
 cuando las etéreas salas
 corta con velocidad,
 negándose a la piedad
 del nido que deja en calma:
 ¿y teniendo yo más alma,
 tengo menos libertad?
Nace el bruto, y con la piel
 que dibujan manchas bellas,
 apenas signo es de estrellas,
 gracias al docto pincel,
 cuando, atrevido y crüel,
 la humana necesidad
 le enseña a tener crueldad,
 monstruo de su laberinto:
 ¿y yo con mejor distinto
 tengo menos libertad?
Nace el pez, que no respira,
 aborto de ovas y lamas,
 y apenas bajel de escamas
 sobre las ondas se mira,
 cuando a todas partes gira,
 midiendo la inmensidad
 de tanta capacidad
 como le da el centro frío:
 ¿y yo con más albedrío
 tengo menos libertad?
Nace el arroyo, culebra
 que entre flores se desata,
 y apenas, sierpe de plata,
 entre las flores se quiebra,
 cuando músico celebra
 de las flores la piedad
 que le dan la majestad,
 el campo abierto a su ida:
 ¿y teniendo yo más vida
 tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión
 un volcán, un Etna hecho,
 quisiera sacar del pecho
 pedazos del corazón.
 ¿Qué ley, justicia o razón
 negar a los hombres sabe
 privilegio tan süave,
 excepción tan principal,
 que Dios le ha dado a un cristal,
 a un pez, a un bruto y a un ave?