Rima LVIII

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres…
ésas… ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
ésas… ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido… desengáñate,
nadie así te amará.

G. A. Bécquer, 1868

2 thoughts on “Rima LVIII

  1. Marina Díez

    Este poema, me transmite como cómo el protagonista a ha recibido un engaño amoroso, i y tiene sentimientos de ira, ya que su amada lo a ha dejado por otro y se ha ido para no volver, pero el él sabe que sera será infeliz porque solo el él le ha dejado unas secuelas, como cuando cojes coges una rosas por sus espinas, unas marcas que nunca se irán i y esas espinas quedaran quedarán para siempre en su corazón, que un día fue amado i y ya nunca volverá a serlo.

  2. jnj Post author

    Marina, yo creo que las espinas de la rosa a que tú te refieres punzan el corazón del poeta. La idea que este nos transmite es que lo que a ella le queda en su corazón son los pétalos, con su frescura inmaculada, su intensa fragancia y su rojo apasionado. Es decir, lo bueno del amor, que el poeta, como nadie, supo entregarle. La rabia que este siente es por haberla perdido y porque ella no ha sabido apreciar la intensidad de su incondicional y total entrega.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *