…Y el de Vedia
 Dijo: “No os aburriréis;
 os propongo, si queréis,
 jugar a las siete y media”.
Magdalena
¿Y por qué marcó esa hora
 tan rara? Pudo ser luego…
Don Mendo
Es que tu inocencia ignora
 que, a más de una hora, señora,
 las siete y media es un juego.
Magdalena
¿Un juego?…
Don Mendo
…Y un juego vil
 que no hay que jugarlo a ciegas,
 pues juegas cien veces, mil,
 y de las mil, ves febril
 Que o te pasas o no llegas.
 Y el no llegar da dolor,
 pues indica que mal tasas
 y eres del otro deudor.
 Mas ¡ay de ti si te pasas!
 ¡Si te pasas es peor!
Magdalena
¿Y tú…, don Mendo?
Don Mendo
¡Serena
 escúchame, Magdalena,
 porque no fui yo…no fui!
 Fue el maldito Cariñena
 que se apoderó de mí.
 Entre un vaso y otro vaso
 el Barón las cartas dio;
 yo vi un cinco y dije “paso”,
 el Marqués creyó otro el caso,
 pidió carta…y se pasó.
 El Barón dijo “plantado”;
 el corazón me dio un brinco;
 descubrió el naipe tapado,
 y era un seis, el mío era un cinco;
 el Barón había ganado.
Otra y otra vez jugué,
 pero nada conseguí;
 quince veces me pasé,
 y una vez que me planté,
 volví mi naipe…y perdí.
 Ya mi peculio en un brete,
 al fin me da Vedia un siete;
 le pido naipe al de Vedia
 y Vedia pone una media
 sobre el mugriento tapete.
 Mas otro siete él tenía
 y también naipe pidió…,
 y negra suerte la mía,
 que siete y media cantó
 y me ganó en la porfía…
 Mil dineros se llevó,
 “por vida de Satanás!
 Y más tarde…¡qué se yo!,
 de boquilla se jugó,
 y me ganó diez mil más.

