…incómodos
de no sentir el peso de los años.
  J. Gil de Biedma
Son
 extrañamente hermosos todavía,
 estos labios de hace ahora tres años
 y me parece inédito
 el gesto de tu beso,
 este llegar aquí cada vez más tranquilo,
 con la serenidad
 del que tiene por cómplice la vida
 y su rutina.
Hoy sabemos que entonces,
 cuando tus veinte años y mi primer abrazo,
 empezamos por ser
 sobre todo indecisos: la tímida torpeza
 de la primera noche
 y la dificultad
 con que dejar las manos
 en el hábito infiel de nuestros vicios.
Ahora
 extrañamente hermoso estar aquí,
 demasiado a menudo y decididos,
 incómodo
 de no sentir el peso de los años
 aprendiendo contigo la premeditación
 y escribiendo en tu piel mi alevosía.
Porque suele haber bancos donde se espera siempre,
 aceras que prefieres por costumbre
 o líneas de autobús al mediodía.
Y sin embargo tú
 reapareces inédita en tu gesto
 para decirme hoy
 que le conteste al tiempo y sus preguntas
 el práctico saber que tienes de mi cuerpo.

