
Timaginas Teatro y Angelo Olivier: “La vida es Sueño”, estrenada el 17 de octubre de 2014 en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife.
¡Ay, mísero de mí! ¡Y, ay, infelice!
Apurar, cielos, pretendo
 ya que me tratáis así,
 qué delito cometí
 contra vosotros naciendo;
 aunque si nací, ya entiendo
 qué delito he cometido.
 Bastante causa ha tenido
 vuestra justicia y rigor;
 pues el delito mayor
 del hombre es haber nacido.
 Sólo quisiera saber,
 para apurar mis desvelos
 (dejando a una parte, cielos,
 el delito de nacer),
 qué más os pude ofender,
 para castigarme más.
 ¿No nacieron los demás?
 Pues si los demás nacieron,
 ¿qué privilegios tuvieron
 que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
 que le dan belleza suma,
 apenas es flor de pluma,
 o ramillete con alas
 cuando las etéreas salas
 corta con velocidad,
 negándose a la piedad
 del nido que deja en calma:
 ¿y teniendo yo más alma,
 tengo menos libertad?
Nace el bruto, y con la piel
 que dibujan manchas bellas,
 apenas signo es de estrellas,
 gracias al docto pincel,
 cuando, atrevido y crüel,
 la humana necesidad
 le enseña a tener crueldad,
 monstruo de su laberinto:
 ¿y yo con mejor distinto
 tengo menos libertad?
Nace el pez, que no respira,
 aborto de ovas y lamas,
 y apenas bajel de escamas
 sobre las ondas se mira,
 cuando a todas partes gira,
 midiendo la inmensidad
 de tanta capacidad
 como le da el centro frío:
 ¿y yo con más albedrío
 tengo menos libertad?
Nace el arroyo, culebra
 que entre flores se desata,
 y apenas, sierpe de plata,
 entre las flores se quiebra,
 cuando músico celebra
 de las flores la piedad
 que le dan la majestad,
 el campo abierto a su ida:
 ¿y teniendo yo más vida
 tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión
 un volcán, un Etna hecho,
 quisiera sacar del pecho
 pedazos del corazón.
 ¿Qué ley, justicia o razón
 negar a los hombres sabe
 privilegio tan süave,
 excepción tan principal,
 que Dios le ha dado a un cristal,
 a un pez, a un bruto y a un ave?

¿Es mejor haber nacido?¿Sería mejor no haberlo hecho?¿Quién sabe?
Brillante Pedro Calderón de la Barca. Mucha gente lo reconoce por otros versos, pero este soliloquio es magistral