 Canción imaginada, tú
Canción imaginada, tú
 sí sabes ocultar las evidencias
 del hálito quemado de un suspiro,
 el reverbero hiriente de una voz
 a solas en el cuarto de un hotel.
 Tú callas la certeza innecesaria,
 sólo tú arrebatas el rencor,
 la vergüenza y el asco de recordar la usura
—esa usura feroz del sentimiento—
 ejercida a conciencia ante unos ojos
 entrecortadamente incrédulos
 y con amor aún.
Sigue sonando,
 que dure un poco más mi ensueño,
 mientras impartes tu caricia
 como brisa de octubre entre las hojas.
