Y Dios me hizo mujer,
 de pelo largo,
 ojos,
 nariz y boca de mujer.
 Con curvas
 y pliegues
 y suaves hondonadas
 y me cavó por dentro,
 me hizo un taller de seres humanos.
 Tejió delicadamente mis nervios
 y balanceó con cuidado
 el número de mis hormonas.
 Compuso mi sangre
 y me inyectó con ella
 para que irrigara
 todo mi cuerpo;
 nacieron así las ideas,
 los sueños,
 el instinto.
 Todo lo que creó suavemente
 a martillazos de soplidos
 y taladrazos de amor,
 las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
 por las que me levanto orgullosa
 todas las mañanas
 y bendigo mi sexo.


Al releer este poema hoy, cabo de recordar un atrevimiento mayúsculo, muy a propósito de una conmemoración como la de ayer: el poema de Benedetti en que, partiendo de unas preguntas de otro extraordinario poeta, Juan Gelman, se nos propone un lindo escándalo; una venturosa, espléndida imposible, prodigiosa blasfemia: que Dios fuera mujer. Os dejo un enlace, por si gustáis:
http://www.poemas-del-alma.com/si-dios-fuera-una-mujer.htm