DIARIO DE UN BOLÍGRAFO

Querido diario:

Cada día es un infierno, no aguanto más. Me estoy muriendo, siento que pronto dejaré de existir y nadie me recordará, seré sustituido por otro ¿Qué será de mí? La respuesta es simple: seré desechado, iré a la basura y después de ahí ya no sé qué me espera. Siento que cada día me queda menos sangre… hoy, como cada día, me han sacado de mi casa de tela y me han estrujado para que saliese mi sangre azul. Con mi sangre se escribe, es una crueldad. Además, solo escriben faltas ortográficas. ¡Por Dios! ¡¿Qué clase de inculto escribe “había” sin “h”?!

¡Oh! ¡Cuán feliz era yo en el sitio donde vivía antes! Estaba situado delante de una gran ventana por la que veía a la gente pasar, y nadie me estrujaba para escribir con mi sangre. Sí, lo sé, sé que cada día escribo lo mismo pero, ¿qué le voy a hacer?

Mis días felices acabaron cuando aquel demonio bajito le entregó unas extrañas piezas redondas brillantes a la mujer que vivía allí de día salvo los domingos. A cambio, ella me sacó de aquel sitio en el que había vivido desde que mi memoria alcanza y me entregó al demonio.

Tengo de dejarte, creo que me van a volver a sacar la sangre. ¿Por qué diablos tuve que nacer?

Esther Q. Vallès, 4t B

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