Brillan las cosas, en los días oscuros
como las velas iluminan
los caminos sombríos a los que
la vida nos conduce. No existe guía.
Allí estás tú: debajo de ese puente,
repleta de júbilo y alegría,
un sol resplandeciente que desprende
cantidades inmensas de energía.
Y de pronto no estás, y todo oscurece
como si se hubiese apagado el día.
Nada queda de ti. La ciudad gira:
Gira y gira hasta volver a encenderse de ira
y desconsuelo porque te has ido,
sin tan siquiera una despedida.
Saúl González, 3r B