Memorias… (6)

Una fuerte luz me despertó de mi largo sueño. Mi dueña me sacó bruscamente del armario y me llevó consigo escaleras abajo hasta llegar a la puerta.  Ahí estaban ya preparadas sus maletas. Salió fuera de casa y me abrió. Era de noche y llovía fuertemente. Caminó apresuradamente hasta el taxi que la esperaba en la acera y me cerró, pasa luego entrar cuidadosamente en el coche. Le dijo algo al conductor, no supe qué porque no entendía su lenguaje, y seguidamente el coche empezó su trayecto. Llegamos al aeropuerto después de mucho rato. Aún llovía, así que me tenía encima de ella, recibiendo los golpes de las gotas de agua. Afuera había muchas personas corriendo arriba y abajo, cada una con si paraguas. Los había de muchos tipos y colores. Todos nos saludábamos encantados y sonrientes, ya que pocas veces podíamos ver a otro paraguas. Dentro de la terminal, me dejó en un banco y ella se sentó a mi lado, esperando. Después llegó un chico, se saludaron y se fueron andando, con las maletas en la mano, olvidándose de mí. Al rato, una niña de coletas y con un vestido de colores muy chillón me cogió y me llevó arrastrando. Iba cogida de la mano de su madre, y caminaron rápidamente fuera del aeropuerto, andando por calles. Me gustaba esa niña; era alegre y parecía feliz conmigo. Al llegar a un parque, su madre me cogió y me echó en una papelera, haciendo llorar a la pobre niñita… Ahí me quedé yo, descansando, pensando en mi triste y aburrida vida, sin nada más interesante que hacer que no fuera mojarme, observar a la gente y sonreír a los otros paraguas. Me sorprendí cuando una mujer morena, delgada y muy maquillada me cogió y se refugió debajo de mí. Iba mojada y muy ligera de ropa. Anduvo lentamente a través del parque hasta llegar donde estaba un hombre. Le saludó y se acercó, para luego besarle. Se juntaron y se pusieron debajo. Era una escena no muy agradable de ver, sinceramente. Pero no duró mucho porque me soltaron y caí al agua del lago que había en el medio del parque. A la mañana siguiente un señor de la limpieza me recogió y acabé en su bolsa. Ésa fue mi última aventura antes de acabar en la chatarrería municipal.

Carla Bertomeu, 3r C

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