ELS PLURALISTES

Anaxágoras (en griego Αναξαγόρας) (500428 a. C.) fue un filósofo presocrático que introdujo la noción de nous (νοῦς, mente o pensamiento) como elemento fundamental de su concepción física.
Nació en Clazomene (en la actual Turquía) y se trasladó a Atenas (hacia 483 a. C.), debido a la destrucción y reubicación de Clazomene tras el fracaso de la revuelta jónica contra el dominio de Persia. Fue el primer pensador extranjero en establecerse en Atenas.
Entre sus alumnos se encontraban el estadista griego Pericles, Arquelao, Protágoras de Abdera, Tucídides, el dramaturgo griego Eurípides, y se dice que también Demócrito y Sócrates.
Conocedor de las doctrinas de Anaxímenes, Parménides, Zenón y Empédocles, Anaxágoras había enseñado en Atenas durante unos treinta años cuando se exilió tras ser acusado de impiedad al sugerir que el Sol era una masa de hierro candente y que la Luna era una roca que reflejaba la luz del Sol y procedía de la Tierra. Marchó a Jonia y se estableció en Lámpsaco (una colonia de Mileto), donde, según dicen, se dejó morir de hambre.

Filosofía pluralista

Anaxágoras expuso su filosofía en su obra Peri physeos (Sobre la naturaleza), pero sólo algunos fragmentos de sus libros han perdurado.
Para explicar la pluralidad de objetos en el mundo dotados de cualidades diferentes, recurre a la suposición de que todas las cosas estarían formadas por partículas elementales, que llama con el nombre de “semillas” (spermata, en griego). Más tarde Aristóteles llama a estas partículas con el nombre de homeomerías (partes semejantes).
Según Aristóteles, Anaxágoras concibe el nous como origen del universo y causa de la existencia, pero a la vez trata de explicarse y llama a encontrar las cosas cotidianas de lo que ocurre en el mundo. Por otro lado, hizo formar parte de su explicación de la realidad al concepto de nous, inteligencia, la cual, siendo un «fluido» extremadamente sutil, se filtra por entre los recovecos de la materia, a la que anima con su movimiento. El nous penetra algunas cosas y otras no, con lo que se explica, siguiendo a Anaxágoras, la existencia de objetos animados e inertes. Platón en el Fedón se muestra de acuerdo con la afirmación según la cual el nous es la causa de todo y conduce al orden y la armonía, pero discrepa con la búsqueda de las causas materiales emprendida por Anaxágoras.
Su doctrina del nous fue más tarde adoptada críticamente por Aristóteles. Las diferencias entre las concepciones de uno y otro pueden apreciarse con este ejemplo: Para Anaxágoras los humanos pudieron hacerse inteligentes debido a que tenían manos, en cambio para Aristóteles el hombre recibió manos debido a que tenía inteligencia.

Referencias

  • Cleve, Felix M. (1949) The Philosophy of Anaxagoras: An attempt at reconstruction King’s Crown Press, Nueva York. Reed. en 1973 por Nijhoff, La Haya, The Philosophy of Anaxagoras: As reconstructedISBN 90-247-1573-3
  • Curd, Patricia (2007) Anaxagoras of Clazomenae : Fragments and Testimonia : a text and translation with notes and essays University of Toronto Press, Toronto, Ontario, ISBN 978-0-8020-9325-7
  • Gershenson, Daniel E. and Greenberg, Daniel A. (1964) Anaxagoras and the birth of physics Blaisdell Publishing Co., Nueva York, OCLC 899834
  • Graham, Daniel W. (1999) “Empedocles and Anaxagoras: Responses to Parmenides” Cap. 8 de Long, A. A. (1999) The Cambridge Companion to Early Greek Philosophy Cambridge University Press, Cambridge, pp. 159-180, ISBN 0-521-44667-8
  • Novack, George (1977) Los orígenes del materialismo. Bogotá: Editorial Pluma, p.p. 143-144.
  • Teodorsson, Sven-Tage (1982) Anaxagoras’ theory of matter Acta Universitatis Gothoburgensis, Gotemburgo, Suecia, ISBN 91-7346-111-3.
Empédocles de Agrigento (en griego Εμπεδοκλής) (Agrigento, h.495/490 – h.435/430 a. C.), fue un filósofo y político democrático griego. Cuando perdió las elecciones fue desterrado y se dedicó al saber.
Postuló la teoría de las cuatro raíces, a las que Aristóteles más tarde llamó elementos, juntando el agua de Tales de Mileto, el fuego de Heráclito, el aire de Anaxímenes y la tierra de Jenófanes las cuales se mezclan en los distintos entes sobre la Tierra. Estas raíces están sometidas a dos fuerzas, que pretenden explicar el movimiento (generación y corrupción) en el mundo: el Amor, que las une, y el Odio, que las separa. Estamos, por tanto, en la actualidad, en un equilibrio. Esta teoría explica el cambio y a la vez la permanencia de los seres del mundo. El hombre es también un compuesto de los cuatro elementos. La salud consiste en cierto equilibrio entre ellos. El conocimiento es posible porque lo semejante conoce lo semejante: por el fuego que hay en nosotros conocemos el fuego exterior, y así los demás elementos. La sede del conocimiento sería la sangre, porque en ella se mezclan de modo adecuado los cuatro elementos de la naturaleza. Posteriormente Demócrito postularía que estos elementos están hechos de átomos.
Sostiene una curiosa teoría sobre la evolución orgánica por su teoría de las raíces. Suponía que en un principio habría numerosas partes de hombres y animales distribuidas por azar: piernas, ojos, etc. Se formarían combinaciones aleatorias por atracción o Amor, dando lugar a criaturas aberrantes e inviables que no habrían sobrevivido:
Muchas especies de criaturas vivas tienen que haber sido incapaces de propagar su linaje, ya que en cada una de las especies hoy día existentes o la industria o el valor o la velocidad ha protegido desde el principio su existencia, conservándola. (Empédocles citado por Stephen F. Mason, Historia de las ciencias)
Aristóteles le atribuye un experimento para demostrar la presión del aire como sustancia independiente usando una clepsidra. También descubrió la fuerza centrífuga y el sexo de las plantas.
En astronomía identificó correctamente que la luz de la Luna no era luz propia sino reflejada, y creía lo mismo del Sol (Russell, 1946: p.61). También consideró que la Tierra era una esfera aunque esto parece estar más relacionado con su cosmología según la cual esta esfera -representante del mundo material- se llenaba y vaciaba de amor o lucha (ibídem).
Una leyenda afirma que murió lanzándose al Etna para tener un final digno de su divinidad, aunque parece más probable que muriese en el Peloponeso.
Escribió los poemas De la naturaleza (Peri physeos) y Las purificaciones, de los cuales se conservan fragmentos. Estudios de finales del siglo XX llevan a suponer que las dos obras fueron originalmente una única obra. Fuentes verificables afirman que Empédocles fue un filosofo de gran envergadura también entre los egipcios.
Empédocles nació en Agrigento (Sicilia), el año 495 a. C.(?) y murió probablemente en 435 a. C. Fue un destacado filósofo y poeta griego.
Realmente se conoce muy poco de la biografía de Empédocles; su personalidad está envuelta en la leyenda, que lo hace aparecer como mago y profeta, autor de milagros y revelador de verdades ocultas y misterios escondidos.
Se sabe, no obstante, que Empédocles nació en el seno de una familia ilustre, y llegó a ser jefe de la facción democrática de su ciudad natal. Su fama como científico y médico-taumaturgo, unida a su posición social, le permitió ocupar importantes cargos en la vida pública. El final de su vida lo pasó exiliado en el Peloponeso. Se forjaron varias versiones en torno a su muerte, la más conocida de todas es aquella según la cual se habría arrojado al volcán Etna para ser venerado como un dios por sus conciudadanos.
De sus escritos se conservan únicamente Los Políticos, el tratado Sobre la medicina, el Proemio a Apolo, Sobre la naturaleza (sólo se conservan unos 450 versos de los 5.000 de que constaba la obra) y Las Purificaciones (de argumento místico e inspirado en el orfismo). Parece que hay que considerar espurias las tragedias que se le atribuyen. Escribió sus obras en forma de poemas. Su doctrina parece depender en muchos puntos de Parménides, a quien se supone que conoció en un viaje a Elea.
En sus obras Empédocles comienza, como Parménides, estableciendo la necesidad y perennidad del ser. Pero su originalidad consiste en conciliar dicha necesidad con el devenir, con el transcurrir de todo. Intentando responder a esta cuestión, nos habla de cuatro “raíces” (rhicómata) eternas, los cuatro elementos naturales.
Estas raíces corresponden a los principios (arché) de los pensadores jónicos, mas, a diferencia de éstos, -que se transforman cualitativamente y se convierten en todas las cosas-, las raíces de Empédocles permanecen cualitativamente inalteradas: son originarias e inmutables (se prepara así la noción de “elementos”). Lo que provoca el cambio son dos fuerzas cósmicas que él llama Amor y Odio. (También en esto Empédocles prepara el camino para la causa o fuerza natural).
Para Empédocles, el Amor tiende a unir los cuatro elementos, como atracción de lo diferente; el Odio actúa como separación de lo semejante. Cuando predomina totalmente el Amor, se genera una pura y perfecta esfera toda ella igual e infinita, que goza de su envolvente soledad. El Odio comienza entonces su obra, deshaciendo toda la armonía hasta la separación completa del caos. De nuevo el Amor interviene para volver a unir lo que el Odio ha separado, y así, las dos fuerzas, en sus cíclicas contiendas, dan vida a las diversas manifestaciones del cosmos.
Los cuatro elementos y las dos fuerzas que lo mueven explican asimismo el conocimiento, según el principio de que lo semejante se conoce con lo semejante. Las cosas emanan flujos que, pasando a través de los poros de los elementos, determinan el contacto y el reconocimiento.
Sobre estas bases Empédocles dedicó gran interés a la observación de la naturaleza (botánica, zoología y fisiología), y expuso originales concepciones sobre la evolución de los organismos vivos, la circulación de la sangre, y la sede del pensamiento en el corazón, tesis acogida durante mucho tiempo por la medicina.
Esta doctrina de la evolución y transformación de todos los seres le da pie para la teoría de la metempsícosis: por ley necesaria los seres expían sus delitos a través de una serie de reencarnaciones. “Yo he sido ya, anteriormente, muchacho y muchacha, arbusto, pájaro y pez habitante del mar”. Solamente los hombres que logren purificarse podrán escapar por completo del círculo de los nacimientos y volver a morar entre los dioses.

Empédocles y su visión del hombre

La teoría de los cuatro elementos que han de estar en armonía, permite elaborar una concepción de salud, que tendrá amplia repercusión en la medicina griega posterior.
Utilizando otros términos Empédocles considera al hombre un microcosmos (El hombre, concebido como resumen completo del universo o macrocosmos), una suerte de mundo microscópico (dado que contiene los mismos elementos) y ello le permite formular una explicación de conocimiento por “simpatía”: “lo semejante conoce a lo semejante”. Así, las emanaciones que proceden de las cosas entran por los poros del cuerpo humano, yendo a encontrar lo semejante que en éste hay:
“Vemos la tierra por la tierra, el agua por el agua, el aire divino por el aire y el fuego destructor por el fuego. Comprendemos el amor por el amor y el odio por el odio.” Fr. 109)
Es decir un elemento lleva al otro y es necesaria la existencia de uno para la existencia del otro
Para Empédocles, la realidad es concebida como una esfera, lo cual sugiere que parte de la concepción de Parménides. La esfera de Empédocles equivale al Ser de Parménides, aunque a diferencia de éste último, no niega el valor de las apariencias porque para él, hay movimiento y hay pluralidad de seres. Lo que hace es introducir dentro de la esfera a la variedad: en su interior se encuentran los cuatro elementos.
Podría decirse pues, que inspirándose en Tales, Anaxímenes, Heráclito y Jenófanes, aúna de todos ellos sus elementos primigenios. Cada uno de estos elementos es eterno e imperecedero, pero al mezclarse entre sí dan lugar a la diversidad de seres y cambios que se observan en el mundo.
La mezcla de los elementos es producido por dos fuerzas cósmicas: el amor y el odio. Son fuerzas que también se encuentran en el hombre y que al explicar en su lucha todo cuanto sucede, determinan la visión trágica que Empédocles tiene de la existencia:
Estos elementos no cesan nunca su continuo cambio. En ocasiones se unen bajo la influencia del Amor, y de este modo todo devinen lo Uno; otras veces se disgregan por la fuerza hostil del Odio (…) y tienen una vida inestable (…)
Este mismo combate de dos fuerzas se ve claramente en la masa de los miembros mortales. A veces, por efecto del amor, todos los miembros que posee el cuerpo se reúnen en unidad, en la cima de la vida floreciente. Pero otras veces, separados por el odio cruel, vagan por su lado a través de los escollos de la existencia.” Fr. 17-20. Para Empédocles, la vida del hombre es unánime.
Bibliografía
  • Kingsley, Peter, Filosofía antigua, misterios y magia. Empédocles y la tradición pitagórica. Traducción: Alejandro Coroleu. 568 páginas. Vilaür: Ediciones Atalanta, 2008. ISBN 978-84-935763-8-7
  • Diógenes Laercio LIBRO VIII. Capítulo dedicado a Empédocles – Vida y muerte del filósofo Empédocles. Epigramas a Empédocles.
  • Bertrand Russell, History of Western Philosophy. London and New York: Routlege Classics, 2009.
Leucipo (en griego, Λεύκιππος, siglo V a. C.). Nacido en Abdera, Melos, Mileto, Elea o en Clazomene (se desconoce con certeza). De su vida se sabe muy poco; Epicuro consideró la posibilidad de que Leucipo no hubiera existido, lo cual dio lugar a numerosos debates. Lo que se sabe de su pensamiento se encuentra en fragmentos de obras de otros autores como Aristóteles, Simplicio o Sexto Empírico. Se dice que Demócrito inventó a Leucipo como su maestro para ganar prestigio y para que respaldasen su teoría, ya que se suponía que Leucipo era un gran físico. Pudo ser discípulo de Parménides, de Zenón de Elea o de Pitágoras. Se sabe que probablemente nació en Mileto en la actual Asia menor y luego se trasladó a Elea, donde habría sido discípulo de Parménides y de Zenón de Elea y maestro de Demócrito. Se le atribuyen las obras “La ordenación del cosmos” y “Sobre la mente” aunque este segundo libro pudo ser un capitulo de la obra anterior.
Fue maestro de Demócrito de Abdera y a ellos dos se les atribuye la fundación del atomismo mecanicista, según el cual la realidad está formada tanto por partículas infinitas, indivisibles, de formas variadas y siempre en movimiento, los átomos (ἄτομοι, s. lo que no puede ser dividido), como por el vacío. Así, tal vez en respuesta a Parménides, afirma que existe tanto el ser como el no-ser: el primero está representado por los átomos y el segundo por el vacío, «que existe no menos que el ser» (Simpl., Fís. 28, 4), siendo imprescindible para que exista movimiento. Particularmente, postula, al igual que Demócrito, que el alma está formada por átomos más esféricos que los componentes de las demás cosas. Niega la génesis y la corrupción, formas de cambio que eran aceptadas casi por la unanimidad entre los filósofos presocráticos.
Leucipo fue el primero que pensó en dividir la materia hasta obtener una partícula tan pequeña que no pudiera dividirse más, ésta partícula se llama átomo.
Demócrito (en griego Δημόκριτος), fue un filósofo griego presocrático y matemático que vivió buena parte de su vida en el siglo IV a. C. (n. Abdera, Tracia ca. 460 a. C. – m. ca. 370 a. C.) 1 2 discípulo de Leucipo. Se le llama también “el filósofo que se ríe”.
Δημόκριτος, Dēmokritos cuyo nombre significa “escogido del pueblo”, conocido por el sobrenombre de Milesio o Abderita. Nace en la ciudad de Abdera (Tracia),3 ciudad capital de una polis griega situada en la actual costa norte de Grecia, al este de la desembocadura del río Nestos, cerca de la isla de Tasos. Es tradicionalmente considerado un filósofo presocrático. Aunque cronológicamente es un error, ya que fue contemporáneo de Sócrates y también es un error desde el punto de vista filosófico, la mayor parte de sus obras tratan de ética y apenas nada de physis, cuyo estudio caracterizaba a los pré-socráticos. Demócrito fue discípulo y después sucesor de Leucipo de Mileto, natural también de Abdera. Fueron además oriundos de Abdera: Anaxarco y Protágoras.
Demócrito de Abdera vivió entre los años 460 al 370 a. C., siendo contemporáneo de Sócrates. Fue conocido en su época por su carácter extravagante y se le adjudican numerosas leyendas. Realizó muchos viajes por Egipto, Persia y Mesopotamia, donde habría aprendido de magos persas y sacerdotes egipcios y caldeos. Una leyenda dice que se arrancó los ojos en un jardín para que no estorbara en sus meditaciones la contemplación del mundo externo. Cuentase de él que presentía lo futuro, y entre sus obras más importantes se cita su “Gran Diacosmos”, por la cual obtuvo, por plebiscito popular, el premio de 500 talentos. Hiparco de Nicea asegura, según Diógenes Laercio, que Demócrito murió a los 90 años de edad; y todos los autores de la antigüedad que hayan hecho referencia a su edad, coinciden en que vivió más de cien años. Según relatos solía reír muy a menudo. Se dice que viajó por Egipto, donde vivió cinco años, Etiopía, Mesopotamia, Babilonia, Caldea y Persia y que incluso llegó a la India en busca de conocimientos.
Siendo ampliamente ignorado en Atenas durante su vida, la obra de Demócrito fue bastante conocida sin embargo por Aristóteles, que la comentó extensamente. Es famosa la anécdota que Platón detestaba tanto a Demócrito que quería que todos sus libros fuesen quemados.4 5 Hay anecdotas según las cuales Demócrito reía y se carcajeaba de todo y decía que la risa torna sabio,6 7 lo que lo llevó a ser conocido, durante el renacimiento, como “el filósofo que ríe” o “el filósofo hilário”, o incluso como “el abderita hilário”.
En la Grecia antigua, Protágoras de Abdera fue su discípulo directo8 y, posteriormente, el principal filósofo influenciado por él fue Epicuro. En el renacimento muchas de sus ideas fueron aceptadas (por ejemplo, por Giordano Bruno), y tuvieron un papel importante durante el iluminismo. Muchos consideran que Demócrito es “el padre de la ciencia moderna”.9
Diógenes Laercio listó una serie de escritos de Demócrito que superan las 70 obras sobre ética, física, matemática, técnica e incluso música, por lo que Demócrito es considerado un autor enciclopédico. No se conservaron tales escritos, de toda esta producción sólo nos quedan unos trescientos fragmentos menores, la mayor parte de los cuales son reflexiones morales de las cuales sólo conocemos fragmentos, sobre todo gracias a las alusiones de Aristóteles y de Teofrasto. Existen diversas colecciones de esos fragmentos, como las de Diels-Kranz, Luria y Leszl.

Filosofía

Entre los pensadores que influyeron en las doctrinas de Demócrito, cabe destacar a los geómetras egipcios y Anaxágoras, cuyas homeomerias son consideradas como el antecedente más inmediato de la Teoría de los átomos. Junto con su maestro, Leucipo, Demócrito es considerado fundador de la escuela atomista. Se inscribe entre los pos-eleatas, en tanto que acepta los principios establecidos por Jenófanes y Parménides, pero desarrolla una filosofía pluralista como Anaxágoras o Empédocles. Para Demócrito, la percepción, la razón por la cual piensa por ejemplo que tiene una pluma en la mano, es un proceso puramente físico y mecanicista; que el pensamiento y la sensación son atributos de la materia reunida en un modo suficientemente fino y complejo, y no de ningún espíritu infundido por los dioses de la materia.
Demócrito de Abdera.
La ética de Demócrito se basa en el equilibrio interno, conseguido mediante el control de las pasiones por el saber y la prudencia, sin el recurso a ninguna idea de justicia o de naturaleza que se sustraiga a la interacción de los átomos en el vacío. Según Demócrito, la aspiración natural de todo individuo no es tanto el placer como la tranquilidad de espíritu (eutimia); el placer debe elegirse y el dolor, evitarse, pero en la correcta discriminación de los placeres radica la verdadera felicidad. Discriminando los placeres que a la larga producen dolor.
Al negar a Dios y presentar a la materia como autocreada, e integrada por átomos, se convirtió en el primer ateo y en el primer materialista (atomista). Los cambios físicos y químicos se debian a la física no a la magia. Es más conocido por su Teoría Atómica pero también fue un excelente geómetra, ciencia que enseñaba a sus discípulos. Escribió numerosas obras, pero sólo perduran escasos fragmentos. Escribió varios tratados de Geometría y de Astronomía, que se han perdido. Se cree que escribió sobre Teoría de los Números. Encontró la fórmula B*h/3 que expresa el volumen de una pirámide. Asimismo demostró que esta fórmula se la puede aplicar para calcular el volumen de un cono. Se le atribuyen dos teoremas:
  • “El volumen de un cono es igual a un tercio del volumen de un cilindro de igual base y altura”.
  • “El volumen de una pirámide es un tercio del volumen del prisma de igual base y altura”.
Usando la ciencia racional trata de buscar una explicación de todos los fenómenos naturales partiendo de un pequeño número de principios básicos. Le preocupó también la naturaleza de la luz. Demócrito sustenta la teoría de la emisión según la cual la visión es causada por la proyección de partículas que provienen de los objetos mismos. La teoría de la emisión es costumbre atribuírsela a Newton, que la expuso muchos siglos después.
Para muchos filósofos, entre los que se incluye a Democrito, prevalecía un principio aritmético-geométrico para explicar muchos hechos. Así, Demócrito hasta el sabor de las cosas lo explicaba bajo este aspecto. Le atribuía una forma geométrica especial a las cosas para dar tal o cual “gusto”: la sensación de dulce se debía a la forma esférica de la sustancia que forma al cuerpo que la produce; lo amargo, se debía a la forma lisa y redondeada, y lo agrio o ácido a lo anguloso y agudo. Un origen e interpretación análogos le atribuía a los fenómenos del tacto.
Entre sus máximas más conocidas están: “Hay hombres que trabajan como si fueran a vivir eternamente. La vida sin fiestas es como un largo camino sin posadas.”
“El que a nadie ama, me parece que por nadie es amado.”
“Sed tibios en todo.”
“Las riquezas no consisten tanto en la posesión de los bienes como en el uso que de ellos se hace.”
“Es hermoso evitar que otro cometa injusticia, pero si no, también lo es no ser cómplice de la injusticia.”
“El que agravia es más infeliz que el agraviado.”
“Ni en el cuerpo ni en las riquezas hallan los hombres su felicidad, sino en la integridad y la cordura.”
“Muchos que cometen las acciones más vergonzosas arguyen las mejores razones.”
“Todo lo que existe en el universo es fruto del azar y de la necesidad.”
“Nada existe excepto átomos y espacio vacío; todo lo demás son opiniones.”

El atomismo

Democrito desarrolló la “teoría atómica del universo”, concebida por su mentor, el filósofo Leucipo. Esta teoría, al igual que todas las teorías filosóficas griegas, no apoya sus postulados mediante experimentos, sino que se explica mediante razonamientos lógicos. La teoría atomística de Demócrito y Leucipo se puede esquematizar así:
  • Los átomos son eternos, indivisibles, homogéneos, incompresibles e invisibles.
  • Los átomos se diferencian solo en forma y tamaño, pero no por cualidades internas.
  • Las propiedades de la materia varian según el agrupamiento de los átomos.
Defiende que toda la materia no es más que una mezcla de elementos originarios que poseen las características de inmutabilidad y eternidad, concebidos como entidades infinitamente pequeñas y, por tanto, impercetibles para los sentidos, a las que Demócrito llamó átomos, término griego que significa “que no puede cortarse”.
Epicuro, filósofo posterior que toma esta teoría, modifica la filosofía de Democrito cuando le conviene, pues no acepta el determinismo que el atomismo conllevaba en su forma original. Por ello, introduce un elemento de azar en el movimiento de los átomos, una desviación de la cadena de las causas y efectos, con lo que la libertad queda asegurada.
Los atomicistas pensaban distinto a los eleatas, pues mientras los eleatas no aceptaban el movimiento como realidad, sino como fenómeno, Leucipo y Demócrito parten de que el movimiento existe en sí. Habla por primera vez de la fuerza de la inercia. Demócrito pone como realidades primordiales a los átomos y al vacío, o, como dirían los eleatas, al ser y al no ser. Para Demócrito, la realidad está compuesta por dos causas (o elementos): το ον (lo que es), representado por los átomos homogéneos e indivisibles, y το μηον (lo que no es), representado por el vacío. Este último es un no-ser no-absoluto, aquello que no es átomo, el elemento que permite la pluralidad de partículas diferenciadas y el espacio en el cual se mueven.
Demócrito pensaba y postulaba que los átomos son indivisibles, y se distinguen por forma, tamaño, orden y posición. Se cree que la distinción por peso, fue introducida por Epicuro años más tarde o que Demócrito mencionó esta cualidad sin desarrollarla demasiado. Gracias a la forma que tiene cada átomo es que pueden ensamblarse —aunque nunca fusionarse (siempre subsiste una cantidad mínima de vacío entre ellos que permite su diferenciación)— y formar cuerpos, que volverán a separarse, quedando libres los átomos de nuevo hasta que se junten con otros. Los átomos de un cuerpo se separan cuando colisionan con otro conjunto de átomos; los átomos que quedan libres chocan con otros y se ensamblan o siguen desplazándose hasta volver a encontrar otro cuerpo.
Los átomos estuvieron y estarán siempre en movimiento y son eternos. El movimiento de los átomos en el vacío es un rasgo inherente a ellos, un hecho irreductible a su existencia, infinito, eterno e indestructible.10
Al formar los átomos, por necesidad, un vórtice o remolino11 (dine), sus colisiones, uniones y separaciones forman los diferentes objetos y seres y la realidad con toda su diversidad. Cada objeto que surge en el universo y cada suceso que se produce, sería el resultado de colisiones o reacciones entre átomos. Aunque la cita “todo cuanto existe es fruto del azar y la necesidad” se atribuye a Demócrito, sus escritos enfatizan en la necesidad11 ,12 al contrario de Epicuro que enfatizó en el azar.13 El modelo atomista constituye un claro ejemplo de modelo materialista, dado que el azar y las reacciones en cadena son las únicas formas de interpretarlo.
Generalmente, una propuesta, antes de adquirir la condición de ley, parte de ser una mera generalización empírica que aspira a alcanzar un requisito crucial: ser explicada. Una vez hecho esto, la estadística inductiva concreta su idea. Sus premisas dejan de albergar la posibilidad de que la conclusión no se cumpla, y de este modo se constituye la ley.
Pues bien, en el caso de Demócrito el desarrollo se invirtió. Demócrito comenzó ofreciendo una explicación a una parcela de la realidad la cual no tuvo la oportunidad de observar, ni, en consecuencia, falsar si hubiese cabido; y verificar como cupo en su momento. El verificacionismo no podía ser un requisito esencial a la hora de dar credibilidad a su explicación y confeccionarla como ley, y Demócrito era consciente de ello:
“La mente del hombre estaría formada por átomos esféricos livianos, suaves, refinados10 y el cuerpo, por átomos más pesados. Las percepciones sensibles, tales como la audición o la visión, son explicables por la interacción entre los átomos de los efluvios que parten de la cosa percibida y los átomos del receptor. Esto último justifica la relatividad de las sensaciones.”
“El conocimiento verdadero y profundo es el de los átomos y el vacío, pues son ellos los que generan las apariencias, lo que percibimos, lo superficial.”10
Las deducciones de Demócrito y los otros filósofos se realizaban desde la lógica, el pensamiento racional, relegaba la relevancia del empirismo a un último plano, y depositaba escasa fe en la experiencia sensorial, es decir la que apreciaba por los sentidos. En su teoría del atomismo, explica muy bien el por qué: en el atomismo Demócrito defendía que la materia está compuesta por dos elementos: lo que es, representado por los átomos homogéneos e indivisibles; y lo que no es, el vacío, lo que permite que esos átomos adquieran formas, tamaños, órdenes y posiciones, y constituyan así la totalidad de la physis. Demócrito explicaba las percepciones sensibles tales como la audición o la visión, con la interacción entre los átomos que emanan desde el objeto percibido hasta los organismos receptores. Esto último es lo que prueba con fuerza la relatividad de las sensaciones.

Véase también

  • Kaṇāda, religioso indio, del siglo II antes de Cristo, teórico del átomo.

Notas y referencias

  1. Encyclopedia Britannica. Democritus. Extraído 21-10-2006.
  2. Internet Encyclopedia of Philosophy. Democritus. Extraído 01-08-2006.
  3. RUSSELL, BERTRAND (1972). A History of Western Philosophy, Simon & Schuster, pp.64–65.
  4. Diógenes Laércio, Vidas e Doutrinas dos Filósofos Ilustres
  5. RUSSELL, BERTRAND (1972). A History of Western Philosophy, Simon & Schuster.
  6. Cartas do Pseudo-Hipócrates, IV, XXXII, século I dC
  7. Seneca, de Ira, ii.10; Aelian, Varia Historia, iv.20.
  8. .
  9. Pamela Gossin, Encyclopedia of Literature and Science, 2002.
  10. a b c Novack, George 1977. Los orígenes del materialismo. Bogotá: Editorial Pluma, p.p. 115-126.
  11. a b Diógenes Laercio IX, 45
  12. Aristóteles De generatione animalium V 8. Cicerón De fato X.
  13. Diógenes Laercio X, 133. Séneca Epistulae ad Lucilium XII

Enlaces externos

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