Compra compulsiva
El autocontrol
nos hace más libres
Es una adicción en toda regla, más común de lo que pudiera pensarse
• Cuando nos sentimos tristes,
deprimidos o enojados, lo
único que nos calma es ir de
compras
• Compramos con frecuencia
cosas poco útiles, que después
nos arrepentimos de haber
adquirido.
• Tenemos la casa llena de
artículos que no hemos usado
y que nos resultan inservibles.
• Nos precipitamos a la hora
de comprar, porque no podemos
controlar nuestros impulsos
• Del entorno familiar y de
amigos nos llegan mensajes
críticos con nuestra desmedida
afición a comprar.
• Aun a pesar de haber comprado
muchas cosas o haber
realizado un gran gasto, nos
sentimos insatisfechos cuando
reflexionamos en casa sobre
los objetos adquiridos.
• Vemos que se nos va el dinero
sin darnos cuenta, y a
menudo estamos irritados por
haber gastado el dinero tontamente.
• Cuando vemos algo que nos
gusta, no paramos hasta
comprarlo.,
• Adquirimos productos “milagro”
que intuimos o sabemos
inútiles.
• Cuando recibimos el extracto
de la tarjeta de crédito,
nos sorprende sobremanera la
cantidad e importe de las
compras que hemos hecho.
• Nuestro tiempo libre lo
dedicamos preferentemente
a visitar los centros comerciales
o ir de escaparate en
escaparate.
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?Soy un comprador
compulsivo.
¿Qué puedo hacer?
> Piense qué quiere, qué le pasa,
cómo se encuentra y busque
qué alternativa existe, distinta
de la de ir de compras. Recupere
viejas aficiones o incorpore
nuevas, y cultive sus amistades.
> Hable de su problema con
personas de su entorno o con
aquellas que lo hayan superado.
> Antes de salir de compras,
redacte minuciosamente una
lista con el propósito firme de
no salirse de ella. Cada nuevo
producto debe tener su propia
justificación.
> Compre con dinero en metálico
y deje su tarjeta de crédito en
casa.
> Antes de comprar algo, piense
en la utilidad que va a darle y
si no la tiene, desista de su intención
inicial.
> Revise semanalmente la marcha
de su economía, el listado de
gastos y en qué se han producido.
Subraye en rojo los gastos
inútiles o poco justificados.
> Si algo le gusta, no lo compre
de inmediato, concédase unos
días, coméntelo con alguien y,
posteriormente, decida.
> Si está convencido-a de que no
puede superar su adicción o ha
fracasado en varios intentos,
acuda al psicólogo.
> La empresa no es fácil, pero
recuerde que cada vez que
controlamos impulsos irracionales
que nos perjudican y los
vencemos, hemos conseguido
una victoria que nos hace más
libres. Las adicciones nada tienen
de bueno y cuando las vencemos
a base de inteligencia,
voluntad y esfuerzo, reafirmamos
nuestra personalidad y mejoramos
nuestro equilibrio
emocional y calidad de vida.
jóvenes podría deberse a que en la
adolescencia resulta más difícil controlar
los impulsos. Los jóvenes consumistas
gustan de frecuentar los centros
comerciales y sienten el deseo
permanente de ir de compras y adquirir
cosas nuevas. En realidad, este
comportamiento es el resultado de la
insatisfacción personal, de la sensación
de tedio y la falta de autocontrol
así como de la ausencia de alicientes,
de estrategias de gestión del tiempo libre
y de la escasa responsabilidad en el
ámbito económico. Además, en los
jóvenes se añade su mayor vulnerabilidad
ante los mensajes publicitarios,
en una etapa vital muy cambiante y
marcada por la inestabilidad personal.
Los adictos a la compra sin ton ni son
reconocen ver televisión en una
proporción que duplica a la de la población
no afectada por la compra
compulsiva.
Por qué hablamos de adicción.
Una conducta sólo se considera adicción
cuando el individuo presenta
estos tres rasgos: tolerancia (necesidad
de consumir cada vez más para
lograr la misma emoción), síndrome
de abstinencia (cuando no se puede
satisfacer la adicción) y pérdida
del control (incapacidad de frenar en
el consumo). La compra compulsiva
-al menos, en sus manifestaciones
más extremas- reúne todas estas
características: la voluntad del afectado
es casi nula, la satisfacción por la
compra realizada deviene efímera y se
entra en una espiral de la que difícilmente
se puede salir sin la ayuda de
un especialista.
De todos modos, maticemos: no
conviene resolver situaciones de
ansiedad comprando cosas poco necesarias
o que desequilibran nuestro
presupuesto, pero no hay por qué renunciar
a comprar lo que nos depara
satisfacción si mantenemos el control
sobre esta actividad.
evolució
Percepció
psicologia
sistema nerviós