La persistència de la memòria de Salvador Dalí

Relaciona l’obra “La persistència de la memòria” de Salvador Dalí amb un tòpic horacià i argumenta-ho:

Rebeca Barroso i Ana Mª Falcón

2n de Batxillerat

Llatí i grec

De vita philologica de Jaime Siles

Gràcies a la professora jubilada de llatí Mercè Otero, avui m’ha tornat a caure com anell al dit aquest poema del poeta i professor  Jaime Siles, i el vull dedicar ara que s’acaba el curs, i no sols perquè en busquin els tòpics horacians i els referents clàssics,  a tots els meus alumnes de segon de batxillerat i d’una manera molt especial a Alejandro Aguilera (tu, Àlex, ja saps el perquè):

DE VITA PHILOLOGICA

La vida me ha hecho lírico -o como otros dicen, egotista- ahogando en mí, gracias a Dios Todopoderoso, a aquel sabio en ciernes. Pero a las veces echo de menos a aquel muchacho de veinticinco años, tan leído, tan erudito, tan científico, tan objetivo -creo que se dice así-, tan cargado de citas y de teorías de otros . (Miguel de Unamuno)

Lo que debo al latín son muchas cosas.
Para empezar, mi sensación de lengua,
tan diferente a la ilusión del habla,
y la idea de que todo lenguaje
es – y es sólo – un acto de pensar:
un pensamiento erguido sobre un sinfín de ejes,
tan exactos como sus mecanismos,
que construye, sobre sonidos puros,
la arquitectura de una identidad.
Pero no sólo eso – que es inútil y cierto,
y cerebral también y hasta pedante –
sino el recuerdo del resplandor de tardes
en que aquello que el texto me oponía
era un placer semántico que me transfiguraba
como en un limbo de inteligencia pura
en el que la sintaxis de las frases
y las palabras se correspondían
y en el que cada esfuerzo presuponía otro
y éste entrañaba el placer de encontrar
otra dificultad.
Yo crecí bajo la sombra de los diccionarios
y creía que el mundo
era un texto preciso con sintaxis exacta
que cada tarde había también que analizar.
Crecí feliz entre un viento de páginas.
Luego me cambiaron el código
y la clave de cifra
y me quedé sin nada que leer.
Soy feliz por instantes, pero
mi traducción del mundo
resulta cada vez más imperfecta:
me equivoco en los verbos,
no acierto con los modos,
se me borran los tiempos
e, incluso, me confundo de caso o de flexión.
Cuando esto ocurre – y me ocurre a menudo –
recuerdo aquellas tardes de sintaxis perfecta
y hermenéutica lúcida,
en que el perímetro del tiempo
eran mis diecisiete años
y el espacio del mundo,
sólo mi habitación.
La lectura de un texto nos hace personajes
y la vida, también.
Nuestra vida es un texto al que le faltan páginas
y las lagunas existentes dejan
no sólo abierto el blanco de los márgenes
sino que, hasta en el mismo texto conservado,
surgen siempre imprevistos vacíos que hay que completar.
Feliz de aquel que puede
fijar su vida como si fuera un texto,
desechar disparatadas conjeturas
y optar por una sola y única lección.
Yo he perdido mi texto, y la vida me arrastra
mientras yo la recuerdo como a sus paradigmas
y al antiguo muchacho que imaginé yo mismo
y que llegó a llamarse incluso como yo.
Lo peor de ser joven es que no se distingue
entre la realidad del ser y su gramática
y se hace metafísica del detalle más nimio
y se eleva a sistema el dato más trivial:
se confunden los ejes de sus dos mecanismos
y, al intentar cambiarlos, chocamos con los límites
de nuestro pensamiento y vemos lo perfecto
de todo raciocinio y lo imperfecto de todo lo real.
Por eso he amado el río de la lengua
y he recorrido a pie casi todo su curso
en un fallido intento de llegar a sus fuentes
y beber la primera palabra originaria
por si en ella se oía, sin manchar por el hombre,
un sonido perdido, algo
que todavía pudiera valer como verdad.
Yo no lo escucho, pero sé su existencia.
De nada sirve todo el conocimiento
ni la interpretación más sólida o brillante,
ni la idea más lúcida ni el juicio más feliz.
De nada sirven,
cuando se viste sólo de prestado
o se vive en un alma fiada o de alquiler;
cuando no hay propiedad sin hipoteca
y hasta la muerte viene con su factura del agua o de la luz.
El latín concedía cierta pasión al orden.
En el orden de ahora la sintaxis funciona
por completo al revés:
sólo hay pasión allí donde hay desorden,
y el ritmo de las frases es un anacoluto
en el que los meandros de la vida
alteran la consecutio temporum
y la atracción de modos impide
la exacta percepción de lo real.
Me gustaría poder abrir sin más el diccionario
de una lengua que careciera de gramática;
de una lengua cuyos sonidos fueran sólo
el ritmo de la pausa de una sucesión
y de la que pudiéramos saber toda la historia,
su evolución, sus fases, sus etapas … todo
salvo el preciso sentido de sus términos:
una lengua, como nosotros mismos,
condenada a su forma y a carecer de significación.
La hermenéutica es una ciencia pía: una
experiencia casi religiosa,
cuya praxis consiste en alterar el orden
de la sintaxis órfica
y convertir el sentido del mundo
en un catálogo de frases de liturgia
y en el ficticio orden de un ritual.
En el latín… ¡qué seguro era el mundo
y su belleza exacta
cómo recomponía el orden que rompe lo real!
Nada más bello
que aquellas trampas de la inteligencia
con puentes levadizos y palancas
movidas y accionadas por una leve cifra de su vocabulario
y un sistema muy próximo al del propio pensar.
¡Qué perfectos los casos y las declinaciones
y cómo los añoro cada vez que en la vida me siento naufragar!
Son como mástiles que aguantan la tormenta
y avanzan en la noche a través de la bruma
como un buque fantasma que tuviera velamen
y no tripulación.
¡Cómo siento de firme la fuerza de su lengua!
¡Cómo viene y dirige mi torpe maniobra,
rectifica mi rumbo y aguanta mi timón!
El latín es un agua profunda
que sostiene todas las superficies
y que crea en los mapas
la ilusión o certeza de que hay un punto exacto
o alguna idea firme
o una isla segura
o la existencia de un lugar
más allá del lugar
que se hunde y flota
al ritmo y al vaivén de las palabras
y que reaparece cuantas veces
perdemos de vista el horizonte
o el dolor nos borra de los ojos
las figuras que forman
la ficción o relato de nuestro recorrido
y nos fija como un punto de amarre
a una playa lejana que se mueve,
como la luz dentro de la memoria,
entre el latido regular de un péndulo
y la átona música de una muerte perfecta
cuyas aguas sonaran siempre al mismo compás.
Eso por consignar sólo la metafísica
y no los años sórdidos en que viví de él.
No: no es la especialidad
lo que de su filología me interesa
sino la vida que hay entre los márgenes
de un libro hecho de tiempo
cuya lengua podemos, sin hablarla, leer.
Ese libro del que todos podemos ser gramática,
esa lengua que ya sólo se escribe,
ese tiempo que ya sólo es lugar.
Feliz de quien no tiene que traducir el mundo
ni siente necesidad o afán de interpretarlo
porque sabe que lo que afirma al hombre
no es el sentido sino la sucesión.
Vivir consiste sólo en sucederse,
como un anfibio, en las aguas de un yo terco y fugaz
que se confunde sólo con su costumbre.

Jaime Siles

“La primavera” amb quin tòpic horacià la relaciones?

Observa “La primavera” de Sandro Botticelli i relaciona aquesta pintura del 1418 amb un tòpic horacià.

“La primavera” de Sandro Botticelli

A Irene García


Llegeix amb mota atenció aquest poema de Federico García Lorca i després escolta l’audició feta per Rafael Alberti, tot seguit intenta esbrinar quina és la pervivència d’Horaci:

A Irene García

En el soto,
los alamillos bailan
uno con otro.
Y el arbolé,
con sus cuatro hojitas,
baila también.

¡Irene!
Luego vendrán las lluvias
y las nieves.
Baila sobre lo verde.

Sobre lo verde, verde,
que te acompaño yo.

¡Ay cómo corre el agua!
¡Ay mi corazón!

En el soto,
los alamillos bailan
uno con otro.
Y el arbolé,
con sus cuatro hojitas,
baila también.

Federico García Lorca, Canciones

Poema en audio: A Irene García de Federico García Lorca por Rafael Alberti

Rebeca

2n Batxillerat Humanístic

La poesia fa immortal els poetes

En el Dia Mundial de las Poesia, el poeta Horaci ha d’ocupar un lloc d’honor, tal com Dante ja considerà. A més sols mor una part del poeta com resa el tòpic non omnis moriar, que dóna nom al nostre bloc a partir de la seva oda 3, 30.

“Non usitata nec tenui ferar
penna biformis per liquidum aethera
uates neque in terris morabor
longius inuidiaque maior
urbis relinquam. Non ego pauperum
sanguis parentum, non ego quem uocas,
dilecte Maecenas, obibo
nec Stygia cohibebor unda.
Iam iam residunt cruribus asperae
pelles et album mutor in alitem
superne nascunturque leues
per digitos umerosque plumae.
Iam Daedaleo ocior Icaro
uisam gementis litora Bosphori
Syrtisque Gaetulas canorus
ales Hyperboreosque campos.
Me Colchus et qui dissimulat metum
Marsae cohortis Dacus et ultimi
noscent Geloni, me peritus
discet Hiber Rhodanique potor.
Absint inani funere neniae
luctusque turpes et querimoniae;
conpesce clamorem ac sepulcri
mitte superuacuos honores.”

Horaci, Odes 2,20

“No serà pas una ala habitual ni feble la que se m’endurà, poeta transfigurat, a través de l’èter transparent; ja no romandré més a la terra i, vencedor de l’enveja, deixaré les ciutats. No, jo que sóc sang de pares pobres, jo, que tu convides, estimat Mecenas, no moriré ni seré empresonat per les aigües de l’Estix.

Ja se’m formen a les cames uns replecs de pell escamosa i per amunt em torno un ocell blanc i em neixen plomes setinades pels dits i pels muscles.

Aviat, més famós que Ícar, el fill de Dèdal, aniré, ocell canor, a visitar les costes del Bòsfor gemegós, les Sirtes de Getúlia i les planures hiperbòries.

A mi, em coneixeran el colc, el dace, que fingeix no tenir por de la cohort màrsica, i els remotíssims gelons, i, cultes que són, aprendran els meus cants l’iber i el que beu l’aigua del Roine.

Que s’allunyin de la meva vana cerimònia funeral les complantes, la lletgesa dels planys i els laments; reprimeix els crits i, en el meu sepulcre, no hi posis cap lloança, que seria sobrera.” [Trad.: J. Vergés (1978)]

Quina és la immortalitat dels poetes? Què fa als poetes immortals, si són bons, és clar? Per què? Amb quin ocell blanc que canta abans de morir s’identifica el poeta?   Per què Ícar es va estavellar? Quins pobles el coneixeran?

Gaby

Blai Bonet: “…duem la mediocritat com unes ulleres de sol”

Realment creieu que  portar ulleres de sol pot ser una cosa mediocre? Per què Blai Bonet (Santanyí, Mallorca 1926-1997) a Haceldama  fa aquesta comparació? Quins referents clàssics hi trobeu? És bo ser mediocre?

 

Per una por a les clarors de l’espant, duem la mediocritat com unes ulleres de sol.
La vida vertadera és com el migdia d’un estiu, és un enlluernament com una explosió. Viure forans a aquesta llum és no ser ni freds ni calents, i merèixer la mort per haver rebut persona i no haver retornat personalitat.

Blai Bonet, Haceldama (1959). Ensiola 2005

Pierre de Ronsard i Horaci

Estàtua de Ronsard al carrer Des Écoles de Paris

Quina relació podeu establir entre aquest sonet del poeta francès Pierre de Ronsard (1524-1585) i l’Oda XI d’Horaci? Quin consell rebem d’ambdós poetes?

Amiga, abraça’m, besa’m, estreny-me encara més,
i mesclant els alès, m’escalfaràs la vida,
fes-me petons a mils, t’ho prego, dolça amiga,
incomptable ho vol tot, l’amor, i sense lleis.

Besa’m, boca boníssima, no perdis ni un minut,
¿o esperes ser allà baix, amb llavi esblaimat,
per besar (de Plutó ja la dona o l’amant),
quan no tinguis color ni res semblant a tu?

Ara que vius, que em xuclin els teus llavis de rosa:
balbuceja, besant-me, amb la boca mig closa,
mil paraules sense esma, als meus braços morint.

Jo moriré en els teus, i quan tu reviuràs,
jo ressuscitaré; anem així allà baix,
per curt que sigui el dia, és millor que la nit.

PIERRE DE RONSARD 

Carpe diem, un tòpic publicitari!

Ens ajudeu a ampliar la col·lecció? Per què creieu que Carpe diem és tot un reclam publicitari?

Epitafi de Seikilos

Després de llegir l’apunt de Santa Cecília del Fil de les clàssiques, he fet un thinglink sobre l’Epitafi de Seikilos. Quina versió us ha agradat més? Quina relació hi veieu amb els tòpics d’Horaci?

Ariadna Zarcos, 1r Batx. D

Visions innovadores del Carpe diem per Víctor Botas

Víctor Botas

Víctor Botas fa una visió irònica i crítica del carpe diem de l’Oda I 11 d’Horaci tant en el poema inclòs a Segunda mano com en el d’Historia antigua. Así versiona la oda I 11 d’Horaci en el primer texto (Carpe diem):

Nunca trates, Leuconoe (sacrílego es saberlo)
de averiguar el fin que nos tienen los dioses
reservado, ni sondees las cifras babilonias.
¡Cuánto mejor será pechar con todo lo que vaya
a ocurrir! Ya sea o no este invierno que al Tirreno
bate contra las costas, el último que Júpiter
te deje, has de saber estar; bebe tus vinos
y modera esas largas esperanzas, ya que la
vida es corta. Mientras aquí charlamos vuela el tiempo,
envidioso. Así que atrapa el día y no te fíes
ni un pelo del que viene.

I així en la glossa:

No es solución, amigo Horacio, eso
(tan sobadito ya) del carpe diem,
y después que te quiten
lo bailao. Créeme, no es una
solución.

A no ser, por supuesto, que se trate

tan sólo de olvidarse de ese ciego
futuro que ahí está,
esperando a la vuelta de la esquina.

Què n’opineu?