El viaje al interior de uno mismo
Pedro Sorela, “Cuentos invisibles”, Alfaguara, Madrid, 2003, 200 páginas, 14€.
Tiene un pasado itinerante: miembro de una familia de larga tradición diplomática, ha vivido en varios países distintos, así que Pedro Sorela dice no saber muy bien qué responder cuando le preguntan de dónde es. Pero eso no le produce sensación de desarraigo: todo lo contrario, su condición de ciudadano del mundo le agrada muy especialmente. De niño, Pedro Sorela vivía en una casa grande donde todo el mundo empleaba el tiempo en leer.“Cuentos invisibles” relata pequeñas historias, anécdotas, recuerdos, sensaciones, sueños, malestares, intuiciones, esperanzas (escasas), observaciones, dichos, hechos, vuelos, caídas, rutinas. Así, tras la lectura fácil de cada relato, de todos sus relatos, queda el lector impregnado de una forma de pensar y de sentir que no alecciona ni juzga demasiado, pero que deja al descubierto la desnudez de las filias y de las fobias –las más- de un periodista y escritor, profesor de Periodismo y habitante de una gran ciudad.
“Cuentos invisibles” nos lleva a la cima de los Andes, a un motín en un río chino, a una persecución en Londres, al renacimiento de un pobre tipo en Estambul, a una reunión de extravagantes en Helsinki, a un Berlín improbable y sin embargo histórico, de un Madrid inédito a un Buenos Aires francés. Se trata de cuentos donde el lector puede viajar continuamente sin pagar billete de avión. Los cuentos de Pedro Sorela ponen en evidencia el lado viajero de la literatura. Lo que más llama la atención en estos cuentos es su rigor lingüístico, la riqueza de la expresión (por ejemplo, en “Desierto con aplausos”), y la lucidez e independencia de un pensamiento que abre sus fronteras al mundo. “Cuentos invisibles” es una excelente recopilación de historias viajeras para estas vacaciones.
J. A. Aguado