Mucho más que cuentos
“Los cuentos de la esfinge”, Siruela, Madrid, 2003, 360 páginas, 20 €.
Uno de los cuentos que más me impresionaron en mi breve juventud fue para mí un enigma sin solución hasta hace seis meses. No sabía cuál era su título, ni quién lo había escrito, ni en qué idioma, ni en qué antología lo había leído. Necesité cuarenta y cuatro años de averiguaciones para saberlo todo. Pero ése no fue el final: ahora que he podido leerlo de nuevo me ha parecido tan impresionante como lo recordaba, en efecto, pero por motivos distintos. Y todo gracias a una antología que acaba de editar Siruela.
En 1990 apareció esta colección infantil-juvenil, cuyo nombre está basado en el conocido enigma de la esfinge griega sobre las tres etapas de la vida humana.
Nació con la aspiración de dirigirse a un público de todas las edades: de 8 a 88. Es la colección más popular de Siruela con éxitos como “Caperucita en Manhattan” de Carmen Martín Gaite, “El mundo de Sofía” de Jostein Gaarder o “El diablo de los números” de Hans Magnus Enzensberger, entre muchos otros. Con “Los cuentos de la Esfinge”, la colección Las Tres Edades llega a su número 100, y lo celebra con esta edición especial donde, cuidadosamente, se han escogido 40 historias, las que más han entusiasmado a lectores de todas las edades y a las que se añaden algunas inéditas, escritas especialmente para esta conmemoración.
Ciertamente son muchos los escritores que han señalado desde hace siglos el impacto que tienen los buenos libros, que cautivan, seducen y logran que el lector se olvide del mundo que lo rodea, y que han insistido en la necesidad de leer mucho desde pequeños para poder afrontar mejor las dificultades del mundo adulto. Teorías que apoyan los especialistas científicos: según sus últimos descubrimientos, lo mejor para estimular la inteligencia y la creatividad es la lectura, ya que es un ejercicio activo que contrasta con el ejercicio pasivo que supone ver la televisión.
Sería, por lo tanto, muy conveniente plantear la educación dando más peso al placer de la lectura y ofreciendo pautas para hacer de ella un hábito. Aunque, por supuesto, estas pautas deberían ser recomendaciones y no mandatos, pues la fascinación por los libros no se aprende como la tabla de multiplicar. Pero no sólo es tarea de la escuela, lo es sobre todo de la familia. Y ¿qué pueden hacer los padres para que sus hijos lean? No hay soluciones mágicas, pero sí actitudes y costumbres que provocan curiosidad y acercamiento a los libros, como, por citar una, entrar en una gran librería y pasear como quien pasea por unos grandes almacenes, aunque uno acabe saliendo sin ninguna compra, hay algo que queda en el inconsciente que nos hace volver y picar aquí y allí.
Julio Cortázar comparó el acto de escribir narrativa con un combate de boxeo. Las novelas son combates largos que duran doce asaltos, sin embargo el relato breve o cuento tradicional es un combate que termina con un golpe fulminante y en el primer asalto. Dos virtudes son esenciales para quien escribe relatos breves: capacidad de observación y sentido de la economía de medios. Estas son las dos características comunes a todos los relatos breves recogidos en esta antología, que nos ofrece una visión panorámica del cuento en la literatura universal. El volumen lo abre un relato de Bernardo Atxaga sobre el método para escribir un cuento a modo de poética general. Podrá parecer excesivo conjurar modos de cocinar narrativa para hablar de una de las formas más simples y rápidas: el cuento. Ya se sabe que el cuento no está hoy de moda, que su comercialización es escasa y difícil, pero en realidad no es un inconveniente para esta antología, sino todo lo contrario, supone esa gloriosa excepción que confirma la regla.
La amplitud de la selección exige un lector atento a una multitud de sensibilidades, puntos de vista y estilos. La palabra de los narradores viene acompañada por una cuidada selección de imágenes que convierten el libro en una pequeña joya bibliográfica. “Los cuentos de la esfinge” es una antología por su amplitud y generosidad, con una singular fuerza imaginativa y además opta por el cuento más actual por sensibilidad y cronología. Ojalá la lectura o relectura de estos cuentos de distinta factura y condición sirva para crear amantes de los libros y ciudadanos de un mundo más comprensible.
J. A. Aguado