En el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore estadounidense los científicos realizan experimentos civiles y militares, explica el subdirector Tomás Díaz de la Rubia
Asturiano de nacimiento, Tomás Díaz de la Rubia se fue a estudiar Físicas a Estados Unidos porque tenía parientes en Nueva York. Y allí se quedó. Ahora está en lo más alto de una gran institución científica y tecnológica (gestionada, por cierto, por una empresa). Desde junio es uno de los dos subdirectores del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, en California, que mezcla como muy pocos la investigación civil y de defensa.
“Trabajamos sobre la no proliferación nuclear y el contraterrorismo”
“Este año nos han dado el premio al mejor proyecto de ingeniería de EE UU”
No parece preocuparle mucho a Díaz pasar de las explosiones nucleares simuladas al estudio del cambio climático y está encantado con la marcha de uno de sus principales programas, la mayor instalación de láseres del mundo (National Ignition Facility o NIF), para demostrar la viabilidad de la fusión por confinamiento inercial como fuente de energía y ayudar a certificar la vigencia del arsenal nuclear de EE UU.