(Cada vez con mayor frecuencia se suceden informaciones en las que los protagonistas son los menores e Internet. A finales de 2009, investigadores de la Universidad de Navarra concluyeron que el 88% de los menores entre 10 y 18 años son usuarios de Internet y hasta un 71% de los niños de seis a nueve podrían también serlo. En 2010, el informe “Generación 2.0” ha elevado esta cifra al 93 % para edades comprendidas entre los dos y los dieciocho años. Lo más preocupante de estos datos no radica en la condición de internautas de menores, que son nativos digitales, sino en el hecho de que el primer contacto con este medio se realiza a través de amigos, con desconocimiento de padres o educadores y, lo que es más grave, con ignorancia de las consecuencias sobre la propia identidad digital. Si a ello añadimos que mayoritariamente se usan servicios como las redes sociales y que casi un 7% de los menores acepta como amigos a desconocidos, el escenario que se dibuja es realmente preocupante.
No se trata de demonizar a Internet. La red de redes ha transformado profundamente la sociedad en la que vivimos. Es indiscutible que, gracias a los recursos disponibles en Internet, la circulación de información, ideas y conocimientos enriquece nuestra sociedad y el potencial educativo, formativo y socializador del medio es incuestionable. Pero hay que tener presente que Internet no solo ofrece oportunidades, también tiene riesgos que hay que saber evitar.