El interior de una nevera alberga una compleja ecología, entre bacterias (Estafilococos, Pseudomonas…) y mohos domésticos (Aspergillus), que llegan a influir en la calidad de los productos. De igual forma, la congelación de alimentos afecta a su sabor y textura, e incluso modifica la contaminación bacteriana. […]
La cuestión clave es cómo podemos combatir esos malos olores; quizás su primera opción sea usar bicarbonato sódico, una base. Pero la molécula necesita espacio para ejercer su función neutralizante, necesita disponer de suficiente superficie de exposición para aumentar las capturas de ácidos grasos volátiles, y mejorar su efectividad; no sirve coger el bote de bicarbonato sódico y dejarlo abierto en el interior de la nevera, es insuficiente; mejor colóquelo esparcido sobre un plato llano y déjelo actuar.
Pero si los olores persisten en su nevera, nos quedan dos soluciones. La primera, es lavar el interior de la nevera (libre de alimentos) con legía diluida (hipoclorito de sodio o cloro).