Los principios de la evolución que expuso por primera vez Darwin en 1859 son válidos para todos los organismos vivos y, por consiguiente, han estado vigentes desde que los seres humanos aparecieron sobre la tierra. ¿Por qué, entonces, la humanidad tardó tanto tiempo en descubrirlos? Sencillamente porque la evolución es lenta, increíblemente lenta.
La evolución es tan lenta que no puede observarse en el curso de la vida de una persona. Desde nuestro punto de vista, las especies parecen inamovibles. Lo único que es visible para todos son las consecuencias de los cambios; el desarrollo de los acontecimientos a lo largo de la evolución permaneció oculto hasta Darwin. La resistencia inicial a sus análisis fue feroz. ¡Cuánto le habría gustado seguramente poder mostrar la evolución en pleno funcionamiento! Sin embargo, todavía hoy, a pesar de las muchas especies que hemos visto extinguirse, son pocos los que han visto alguna vez surgir una especie nueva de otra anterior. Seguimos sin poder ver la evolución de forma palpable. (continua llegint l’article…)