Las personas con Alzheimer que tienen una cabeza grande poseen una mejor memoria y más capacidad para pensar que aquellos pacientes con la misma enfermedad y una cabeza más pequeña, incluso si el Alzheimer ha acabado con la misma cantidad de neuronas en ambos casos. Así lo ha demostrado un trabajo realizado por investigadores de la Universidad Técnica de Munich (Alemania) y publicado hoy en la revista Neurology.
Según el autor de este estudio, Robert Perneczky, de la Universidad Técnica de Munich, “estos resultados añaden peso a la teoría de la reserva cerebral, es decir, la capacidad individual de resistir los cambios en el cerebro“. “Nuestros descubrimientos también subrayan la importancia de que el cerebro se desarrolle de forma óptima en las primeras etapas de la vida, hasta que alcanza el 93 por ciento de su tamaño definitivo, a la edad de seis años”, agrega.