Las turbinas de viento que se utilizan para obtener energía eólica pueden representar una amenaza para la biodiversidad en algunas zonas, ya que entre sus aspas mueren cada año miles de aves y murciélagos, especialmente durante las migraciones como las que anualmente sobrevuelan el Estrecho de Gibraltar.
Afortunadamente, investigadores de la Universidad Loughborough, en Reino Unido, acaban de encontrar un modo de evitarlo: pintarlas de colores. Aseguran que, dado que las aves buscan insectos para comer, y que estos se sienten atraídos por el color rojo o gris de las hojas de las turbinas, pintarlas de color reduciría los problemas. En sus experimentos, usaron pintura de color azul, rojo y morado. Y han llegado a la conclusión de que este último color es el que resulta menos atractivo para los insectos. Los resultados se han publicado en la revista European Journal of Wildlife Research.