Del solomillo al plástico

Con un método experimental, a Contador se le encontraron restos de plastificantes en la orina durante dos controles en el Tour y la AMA está dispuesta a considerarlo como prueba de dopaje.

Los plásticos están en todas partes, hasta en la orina. A cualquier persona que se le busquen mediante un análisis se le encuentran restos de plastificantes de ftalato, material que sirve para que el PVC sea blando y flexible, y Alberto Contador no es una excepción.

El problema para el ciclista de Pinto es que, según ha trascendido desde el laboratorio de Colonia, que presuntamente hizo los análisis, y confirma Martial Saugy, director del laboratorio de Lausana, el portaestandarte de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), en su orina se encontraron restos más altos de lo habitual de ftalatos, y no un día cualquiera, sino dos, el 20 y 21 de julio, durante el Tour de Francia. Y no de un ftalato cualquiera, sino del di-ftalato, el plastificante que se encuentra principalmente en las bolsas en que se conserva la sangre para garantizar durante más tiempo, antes de una eventual transfusión, la estabilidad de los glóbulos rojos. Estas premisas hacen sospechar a la AMA que Contador recurrió a una autotransfusión de sangre, un método prohibido.

A diferencia de lo que ocurrió con los 50 picogramos de clembuterol, que Contador achacó a una carne contaminada y le han supuesto una suspensión provisional, el asunto del ftalato llega a la opinión pública sin que el corredor haya recibido ningún tipo de notificación del análisis, rodeado de múltiples interrogantes científicos y jurídicos.

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