La neurobiología va desentrañando poco a poco los mecanismos más íntimos que implican diferentes respuestas del sistema nervioso a situaciones cotidianas, como es el fenómeno del enamoramiento, donde se localiza el engaño en el cerebro, o si el amor romántico tiene algo de analgésico natural.
Un equipo multidisciplinar de investigadores de la Universidad de Syracusa en Nueva York y del Hospital Universitario de Suiza, desvelan en la revista Journal Sexual Medicine, que al enamorarse no sólo se produce una sensación de euforia, que a nivel cerebral algunos científicos comparan con los cambios que ocurren tras el consumo de cocaína, sino que se modifican hasta 12 áreas cerebrales diferentes. Lugares neuronales implicados tras el «flechazo de Cupido» se asocian con ciertas funciones conocidas como más intelectuales, como son las responsables de la representación mental, de la imagen corporal («te veo bien, cariño»), y donde se procesan las metáforas: «eres tan bello, que pareces Dios griego», o «eres la luz de mi vida».
Pero, ¿en cuanto tiempo ocurre el flechazo?. En sólo doscientos milisegundos. En ese breve espacio de tiempo, el cerebro activa una docena de áreas relativas al «neuroamor», para liberar una serie de neurotransmisores y mediadores químicos (dopamina, adrenalina, oxitocina…) que provocan la sensación de euforia que comentamos al comienzo del artículo.