No, el verdadero inventor de un sistema de transmisión de sonidos a través de cables eléctricos fue Antonio Meucci, que bautizó su invento como teletrófono o teléfono eléctrico. Este ingeniero mecánico italiano hizo la primera versión de su aparato cuando Bell sólo tenía 2 años. Por desgracia, nunca pudo permitirse los 250 dólares que costaba la patente en Estados Unidos. Tuvo que conformarse con un registro del anuncio de invención en 1871, que costaba sólo 10 dólares anuales. Sin embargo, la constancia de su trabajo se perdió en el olvido cuando no pudo pagar su renovación en 1874. Durante los dos años siguientes, Alexander Graham Bell estudió el teletrófono de Meucci y en 1876 patentó una versión ligeramente mejorada.
Se cree que la usurpación fue reconocida por primera vez en 2002 por el Congreso de los Estados Unidos, pero en realidad la patente de Bell fue anulada por “fraude y falsedad” el 13 de enero de 1887, una sentencia que más tarde confirmó la Corte Suprema de Justicia.