El ‘agujero’ en el continente blanco, debido a los CFC, se detectó hace 25 años
A los científicos y a los ecologistas les gusta especialmente la historia del llamado agujero de la capa de ozono: en menos de 20 años se predijo el problema (y después mereció el Nobel), se midió sobre la Antártida y se alcanzó un acuerdo internacional (Protocolo de Montreal, 1987) para prohibir el uso de los compuestos químicos que destruyen el ozono. Este mes se cumplen precisamente 25 años del primer anuncio, en mayo de 1985, del adelgazamiento acusado –agujero– de la capa de ozono sobre el continente blanco. Los científicos han celebrado una jornada conmemorativa en la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y han explicado que el grosor de la capa de ozono sobre la Antártida recuperará, en 2080, los niveles de 1950. El paralelismo con el cambio climático no ha podido faltar, pero en este caso teñido de pesimismo, no por falta de conocimiento científico, sino por falta de un acuerdo político eficaz que ataje el problema.