Uno de los secretos evolutivos del éxito de los tiburones se oculta en uno de sus rasgos más pequeños: las escamas flexibles que recubren su cuerpo. Según un estudio estadounidense, estas escamas les convierten en mejores cazadores, porque les permiten cambiar de dirección mientras se mueven a gran velocidad.
La clave reside en que estas escamas controlan la separación del flujo de agua en torno a los cuerpos de los escualos. De acuerdo con Amy Lang, investigadora de la Universidad de Alabama (EE UU) que ha presentado el trabajo en el encuentro anual de la División de Estudios sobre Dinámicas de Fluidos de la Sociedad Física Americana en California, “la separación del flujo es un tema de gran relevancia en sistemas y casos como el diseño de aeronaves, porque tiende a crear vórtices que obstaculizan la estabilidad y la velocidad”.