UN RECUERDO NAVIDEÑO

Esa mañana de invierno, me encontraba durmiendo plácida y tranquilamente bajo aquel suave edredón que tanto me gustaba. Mi madre me despertó y no pude evitar mirarle a los ojos. De ellos brotaba una enorme alegría; era una mirada cargada de amor y afecto, era la mirada de una madre. “Papá Noel ha dejado ya sus regalos”, me susurró al oído con su tierna y dulce voz. Mis ojos se abrieron como platos al oír aquellas palabras. De hecho, continuaba sumergido en el último sueño de la noche y tardé varios segundos en reaccionar.  No podía creerlo. Había olvidado por completo qué día era. La impaciencia de la noche anterior me había hecho ignorar la importancia de ese día.

Me levanté de la cama y, después de buscar debajo de ella, hallé mis zapatillas. Tardé menos de un segundo en calzarlas en mis fríos pies. Seguidamente, bajé corriendo al salón, seguido de mi madre, que estaba eufórica al verme reaccionar de aquella manera. Junto al gran árbol del salón, decorado con distintas bolas de colores, se encontraba Álex, en los brazos de papá y desenvolviendo un gran regalo. En cuanto me vio, sus verdes ojos me lanzaron una mirada de complicidad y conectaron instantáneamente conmigo. Me acerqué a su lado y me tendió un gran paquete con una tarjeta donde ponía mi nombre. Mi piel se tornó de un tono más rosado que el que tenía habitualmente y se podría decir que, si mis ojos tuvieran boca, hubieran dibujado una gran sonrisa. Destrocé el papel que envolvía aquel misterioso regalo. Entre miradas a un lado y a otro del gran salón, me di cuenta de que mi padre estaba observando mi expresión de felicidad y que de sus ojos se desprendía la misma alegría que de los de mi madre, que también me miraba atónita. Me habían traído el camión que deseaba. Mi hermano y yo nos pasaríamos horas jugando con él.

Sin embargo, no pasé por alto la situación en la que nos encontrábamos. Era un ambiente familiar, repleto de miradas amorosas. Fueron las mejores navidades que recuerdo, envueltas de sorpresas y emoción.

Ariadna Rodríguez 2.2

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El asesinato

Hace mucho tiempo, tanto que ni el mismísimo Sol se acuerda, una mañana calurosa de verano los sentimientos se despertaron de un sueño profundo. De pronto, se oyó un gran grito de MIEDO. Todos los sentimientos fueron lo más deprisa que pudieron a ver qué le sucedía a MIEDO.

“MIEDO se asusta con todo lo que no es normal para ella y, siempre que grita, vamos a ver qué le pasa, por si es grave. Sin embargo, esta vez, cuando entramos por la puerta, nos quedamos petrificados y horrorizados. Había encontrado a CARIÑO tirado en el suelo”, explicaron los sentimientos.

Lo habían asesinado. Le habían asestado una puñalada en el corazón. TRISTEZA lloraba desconsolada y NOSTALGIA estaba recordando amargamente los recuerdos felices que habían vivido juntos. Entonces, JUSTICIA preguntó junto a IRA, quién había asesinado a CARIÑO. De repente, apareció MALDAD con una gran mancha carmín en el pecho. Los sentimientos ya sabían quién había sido: MALDAD.

El asesino salió corriendo y llorando a la vez. Era tal la velocidad, que tropezó con una gran roca y se rompió el tobillo. Nadie fue a ayudarlo. Desde ese día, nadie quiere ni ver a MALDAD.

Eric Borràs Melero 2.2                                         

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Los sentimientos

Desde hacía unas semanas, un bonito gato negro de escasamente seis meses vivía acompañado por MIEDO, que era su sombra y no se despegaba de él, también los acompañaba SOLEDAD.  Antes le acompañaba siempre su madre y ALEGRÍA, FELICIDAD, TERNURA y AMOR, pero desde que su madre murió todas estas desaparecieron. Su vida transcurría gris y triste, mientras MIEDO y SOLEDAD se lo pasaban de maravilla junto a él.

El gato iba de pueblo en pueblo, buscando a sus antiguas amigas desaparecidas, que no daban señales de vida. Cuando ya lo daba todo por perdido, al dar la vuelta en una esquina, oyó una voz que lo llamaba. Decidió ir solo, despistando a sus acompañantes. Era ESPERANZA quien lo llamaba. Quería ayudarlo, pero no podía ser descubierta. Esta le aconsejó que entrase en el pueblo, ya que él siempre iba por las afueras, y así era más difícil su búsqueda. Decidió seguir sus consejos, pues ESPERANZA le inspiraba bondad y sabía que cuidaría de él. Y así fue como se le cruzó  una niña que, al principio, se asustó, ya que era muy negro, pero luego, viendo que era pequeño e inofensivo, se lo llevó a su casa. Cuando llegó a la casa se llevó una gran sorpresa. Allí estaban ALEGRÍA, FELICIDAD, TERNURA y AMOR, que le esperaban con los brazos abiertos.

MIEDO y SOLEDAD estaban rabiosos y enfadados porque se habían quedado solos y ahora tenían que buscar a otro gatito para fastidiar.

Ivet González Sánchez  2.2

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Una historia en cuartillas…

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Entrevista a Carmen Pareja. ‘’No tengo miedo de lo que me digan, soy yo misma aunque sea mayor. ¡Lo moderno es para todos!’’

carmen parejaCarmen Pareja Aragón tiene 74 años. Está divorciada y tiene 3 hijos. Es rubia con ojos azules y de estatura media. Tiene siempre una alta autoestima y todo lo que se propone lo hace. 

¿Cómo eras a mi edad? ¿Qué te gustaba hacer? A mis quince años no era muy feliz, mi entorno se centraba en problemas y más problemas… Me gustaba ir al colegio, ir con las amigas a lavar la ropa al río e ir a misa.

¿Con qué juguetes jugabas?  Jugábamos a papás y a mamás, teníamos una cueva cerca de casa, y allí nos entreteníamos jugando con unas muñecas hechas por nosotras. También cogíamos aceitunas y simulábamos que eran cerdos. Nos dedicábamos un día entero a hacer la matanza con las olivas. En esos tiempos no había juguetes y cada uno se las apañaba como podía.

¿En qué colegio estudiabas? ¿Cómo eran las profesoras? En el colegio de Santa Catalina, un colegio de monjas. Las profesoras me trataban muy bien y estaban mucho por mí, ya que mis notas eran todo excelente. Mi profesora favorita era Sol Carmen porque sabía explicar muy bien el temario que dábamos.

¿Tenías aficiones? si es así, ¿cuáles eran? Sí, me gustaba mucho tejer. Bordábamos mantillas en el colegio y las monjas las rifaban para los pobres.

¿A qué edad empezaste a trabajar? ¿De qué trabajabas? Empecé a trabajar a los dieciocho años, cuando vine a Cataluña. Trabajaba de sirvienta. Dormía y comía en la casa que servía, me pasaba todo los días allí. El único día que tenía libre era el miércoles por la tarde.
Cuándo mis padres vinieron a vivir Cataluña cambié de oficio, empecé a trabajar en una fábrica de Igualada.

¿Cuál era tu mayor deseo a tus quince años? ¿Y actualmente? Mi mayor deseo en esas épocas era ser monja, pero mis padres se negaron, decían que las monjas me llevarían lejos y no me volverían a ver.
Actualmente salud, dinero y amor. De salud estoy bastante bien, me cuido y me gusta cuidarme y sobretodo que me cuiden. Referente al dinero, bueno, el dinero no hace la felicidad, pero si me tocara la lotería no iría nada mal. Y sobre el tema del amor, me gustaría encontrar alguna pareja que me hiciese reír, que fuese detallista, que tuviese iniciativa para hacer las cosas, que fuese cariñoso, que me supiese tratar tal y cómo soy, que me escuchase y me comprendiera.

¿Qué haces día a día? Por la mañana, me levanto a las nueve. Me ducho, me arreglo y voy almorzar con mis amigas. Después de almorzar hago algunos recados y compro la comida. Voy a casa para arreglar un poco el piso. Espero que sean las dos y cuarto y voy a buscar al instituto a mis dos nietos, les preparo la comida y comemos.
Al empezar la tarde, suelo estar en casa, si no me sale ningún imprevisto. Miro el programa de ‘’Sálvame’’ y duermo un poco. Sobre las 8 de la tarde salgo a caminar con un amigo, ya que me gusta mantenerme en forma y así desconecto un poco. Cuando oscurece voy para casa y me preparo la cena. Posteriormente, miro una película o algún programa que me guste y me voy a dormir.

¿Te consideras una persona moderna? ¡Claro! Me gusta comprarme ropa en tiendas de jóvenes. No tengo miedo de lo que me digan, soy yo misma aunque sea mayor. ¡Lo moderno es para todos! Tecnológicamente no me considero moderna, ya que tengo un teléfono antiguo, pero mientras pueda estar en contacto con mi familia y amigas, me conformo.

Y tú qué opinas, ¿aparentas la edad que tienes? Me han llegado a decir que aparento hasta treinta años menos de los que tengo. He tenido tres hijos y actualmente tengo 74 años. Creo que me conservo muy bien, tanto por mi físico, mi actitud y mi energía. Intento siempre tener una energía positiva y hago deporte para mantener mi físico. Me maquillo y me plancho el pelo cada mañana para mantener mi aspecto.

¿Tiene pareja? Actualmente no, llevo muchos años sola, estoy acostumbrada. La verdad es que me gustaría, pero no encuentro ninguno que se adapte a lo que yo quiero.

¿Te gusta salir de fiesta? Me gusta salir de fiesta de higos a brevas, es decir algo que ocurre de tanto en tanto o cada bastante tiempo. A veces me apetece salir más a menudo, pero suelo salir con las amigas a bailar una vez al mes.

¿Qué opinas de la juventud de hoy en día? ¿Qué consejo les darías? Opino que la juventud de hoy en día va cada vez más libre. Van muy adelantados en hacer según qué cosas. En algunas ocasiones empiezan a beber, fumar y salir por las noches tan solo con trece años. En resumen, ¡menos fumar y más estudiar!
El consejo que les doy es que se alegren de que son jóvenes, que sepan disfrutar la vida, que si tienen algún objetivo que nunca se rindan y lo hagan realidad, y sobre todo que cuiden, que sepan valorar y que tengan mucho aprecio a los que les rodean día a día.

Judith Ranz 4.2

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Entrevista. “La vida que llevé durante la segunda Guerra Mundial”

chiselef“Me llamo Niculai Chiselef. He vivido en Rumanía durante la segunda Guerra Mundial y durante la ocupación comunista en el Este europeo. Os explicaré las atrocidades que viví encarcelado por los comunistas y la vida que llevé durante la segunda Guerra Mundial. Hoy en día vivo felizmente en mi ciudad natal con mi esposa, cuidando de mis nietos.”

¿Cómo vivías antes de la segunda Guerra Mundial? Nosotros éramos 6 en casa y sólo trabajaba mi padre, pero no vivíamos mal. Era un período prospero, la vida era bastante fácil para todo el mundo y los salarios eran altos.

¿Cómo era la educación pública antes de la ocupación del régimen comunista? ¿Y después? Antes del régimen hacíamos cuatro clases básicas (que era como la primaria hoy en día), luego ibas al instituto. El instituto se dividía en dos etapas: la inferior y la superior. La inferior eran cuatro años y tenías que pasar un examen para ir a la etapa superior. Aquella eran otros cuatro años. En el último año tenías que dar un examen que albergaba todas las asignaturas y luego podías ir a una facultad profesional o a la universidad. Era parecido al sistema educativo Francés.
Durante el régimen solo había diez clases obligatorias y la primaria era hasta octavo, luego desde octavo hasta el último curso era el instituto. Y al acabar el instituto tenías que dar un examen por el cual te daban un diploma que certificaba que habías hecho 12 clases. Si hacías diez podías ir a una facultad profesional, pero no a la universidad.

¿Cuándo estalló la Guerra qué hiciste con tu familia? Tenía diez años por aquel entonces. Mi padre no fue reclutado ya que tenía más de cuarenta años. Él trabajaba como notario en Constanza, pero cuando estalló la guerra, dejó su trabajo y montó un pequeño negocio. No nos mudamos ya que no hubo bombardeos en nuestra ciudad.

¿Qué recuerdas durante la segunda Guerra Mundial?
Los que no estaban en el frente llevaban una vida normal, aunque tenían que sufrir algo de escasez. Teníamos algunas medidas de seguridad, por ejemplo, a partir de las nueve no podías estar en la calle, la ventanas tenían que estar tapadas y cuando oscurecía no podías utilizar, en la calle, luces demasiado fuertes, porque podían atraer a los enemigos.

¿Cuál era tu ocupación antes de que vinieran al poder los comunistas en Rumanía? Había acabado el instituto en el 47 y había empezado la Universidad en Iasi.

¿Cuáles eran las políticas de encarcelamiento del régimen? Encarcelaban a cualquiera que consideraban peligroso, es decir que hablara mal del régimen o estuviera en contra. Podía ser alguien inocente, pero si había hablado mal de la sociedad o del gobierno, venían a tu casa y te arrestaban. Además te utilizaban cómo ejemplo para los demás y crear una atmósfera de miedo.

¿Por qué razón te encarcelaron los comunistas? Yo con otros estudiantes, fuimos arrestados porque hicimos algunas manifestaciones en contra del orden social. Organizamos una especie de club secreto donde nos quejábamos de la sociedad, uno de los chicos nos delató a la policía y nos arrestaron a todos.

¿Cómo os trataban en la cárcel? ¿Cómo criminales? Nos trataban peor que a los criminales. Teníamos que trabajar todo el día en talleres, confeccionábamos cualquier cosa. Yo especialmente, confeccionaba botones. Tenías que cumplir una norma de trabajo diario. Por ejemplo, tenían calculados el número de botones que tenías que confeccionar, esa era la norma, si la cumplías todo iba bien. Había gente que no la cumplía y los castigaban. Te podían castigar por cualquier cosa. Los castigos eran inhumanos, te pegaban, te dejaban morirte de hambre o de frío etc. Aparte de eso no podías recibir ninguna carta de tus familiares y no tenías ningún tipo de contacto con el exterior, estabas totalmente aislado.

¿Cuánto tiempo estuviste encarcelado? Tenía que cumplir una sentencia de 6 años, estuve encarcelado todo ese tiempo.

¿Cuáles eran las condiciones que tenías que cumplir para poder salir de la cárcel? Para poder salir de la cárcel tenías que cumplir la sentencia, pero si pensaban que eras peligroso te alargaban el período y eso sin juzgarte.

¿Te dejaron salir antes del término o antes? A mí me dejaron salir antes, ya que era un buen trabajador y cumplía siempre las normas de trabajo y además hacia trabajo extra. Me dejaron salir cuatro meses antes, así que exactamente cumplí 5 años y 8 meses.

¿Qué hiciste después? Cuando salí de la cárcel busque un trabajo para poder acabar mis estudios. Trabaje en diversos trabajos, como mecánico, electricista etc. Pero no podía acudir a clase, porque una vez en la cárcel, como para recordarte que aun estas castigado, no te dejaban acabar los estudios, yo fui uno de los pocos que lo conseguí. Estudiaba en casa y me daban permiso en el trabajo para ir a los exámenes, así pude sacarme la carrera de ingeniero.

¿Cómo fue tu vida durante el período comunista? Bueno, me dejaron en paz, pero de vez en cuando venían a sonsacarme información de otras personas, querían ver si realmente estabas de su parte y además querían controlar a todos, meter miedo y hacer que las personas no estuvieran unidas. No podías confiar en nadie, ni en tus amigos, ni vecinos, ni en tus propios hermanos. Tenías que tener cuidado siempre con lo que decías. Pero aparte de eso, formé una familia, tuve 3 hijos y una buena vida, ya que como ingeniero ganaba bien.

¿Cómo es tu vida ahora? Mi vida ahora es como la de cualquier jubilado (ríe). Vivo tranquilamente y cuido de mis nietas.

 Iuliana Chiselef 4.1

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Ahora la playa…

Ahora la playa
huele a tiburones destrozados.
Ahora la playa
me está trayendo sabor a muerte.
Ahora la playa
se ha manchado de carne y rojo.

Atardece entre cuerpos
que recogen carnes tostadas,
carnes bien nutridas de occidente,
niños bien cuidados sin esfuerzos,
cuerpos sobrados de alimentos
de dinero y de futuros.

Ahora la playa
es un cementerio de sueños e ilusiones.
Ahora la playa
es un refugio de hambre y olvido.
Ahora la playa
ya no es un lugar para el turismo.

Marc Puig Vinyals 2.1

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El consumo de alcohol en menores

Hoy por hoy, prácticamente todos los adolescentes con más de catorce años en España han consumido alcohol en más de una ocasión, y un porcentaje preocupante se ha emborrachado varias veces. ¿Acaso es que no se les da la suficiente información a los jóvenes sobre los efectos degradantes de este tipo de bebidas?
En mi opinión, no es problema de la falta de información. Es simple: la ley que lucha en contra de ello es muy permisiva, puesto que si un adolescente busca cualquier clase de bebida alcohólica la conseguirá mediante el vendedor apropiado. No obstante, tampoco hay que echarle toda la culpa a los tenderos: es normal que quieran llevarse un par de billetes más al bolsillo (aunque se lleven algún que otro hígado por delante). En el caso de niños muy pequeños ya se trata de una cuestión moral: no le vas a vender alcohol a un niño de 7 años ni que estuviera permitido (nada más faltaría que viniese el papá del niño quejándose de que el niño ha muerto a causa de un coma etílico “de ná”).
En conclusión: si la ley no pone más barreras y algunos venedores no cambian su mentalidad, este problema irá creciendo hasta ser tan grande que pase desapercibido.

Nerea Fontseca 4.3

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A las tres en punto

reloj_sololastresJorge era un niño  muy querido por todo el mundo, porque siempre ayudaba a la gente de una forma espectacular.  Un  día, mientras iba por la calle, tuvo una visión. Vio cómo atropellaban a un anciano en la carretera; sin embargo, antes de que se produjera el accidente,  saltó hacia él y lo salvó. Así se dio cuenta de su poder. Al cabo de un tiempo, comprobó  que aquellas visiones las tenía siempre  a partir de las tres en punto de la tarde.
Y así era su vida: ayudaba a la gente solo para hacer el bien. Un día,  a las tres, la hora de recibir alguna señal,  no tuvo ninguna visión. Preocupado, pensó o que no tenía poderes o que ya nadie tenía problemas, aunque por sí solo no podía descubrirlo.
Se dirigió  hacia las afueras del pueblo, donde vivía un mago que le comunicó que ya no tenía poderes, que los había perdido, porque ya no tenía edad para eso. ¡No se lo podía creer! Había perdido sus poderes, pero siempre recordaría sus buenas obras.
Pero esto no acaba aquí. Al no tener visiones y no tener nada que hacer, empezó a perder el juicio. Ya no hacía el bien, sino todo lo contrario, atacaba a la gente y la mataba. ¿Vaya locura verdad? Pues sí.
Poco tiempo después, desapareció sin dejar rastro. Desde entonces nadie lo ha vuelto a ver. Ahora la gente lo recuerda  como “el caso de las tres en punto”.
                                                    Paula Rodríguez y Jonathan Martínez 2 ESO
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La mala fama del lobo

Yo, de pequeño, era un lobo muy pacífico y, el favorito de mi madre. Vivía tranquilamente en el bosque, hasta que, en una desgraciada ocasión, llegaron tres cerditos caníbales que me querían comer, porque,  en su hábitat, ya lo habían arrasado todo y nadie se atrevía a ir por aquellos bosques que, años atrás, habían sido tan hermosos.
En un desgraciado intento de huir, me encontré una casa de paja que no resultó ser un gran obstáculo, porque, en menos que canta un gallo, se la comieron, lo que me dio unos segundos de ventaja para buscar otra. Cuando los cerdos casi me pisaban los talones, vi  lo que parecía ser una casa de madera. Saqué fuerzas de flaqueza, pero todo fue inútil, pues los cerditos  también se la se comieron, aunque esta vez les llevó más tiempo.  Más tarde, a lo lejos, distinguí una casa de ladrillos, y pensé: “esta vez no podrán conmigo”.
Entré en la casa, lo cerré todo bien y, como la chimenea estaba abierta, decidí encender el fuego y poner una cazuela encima. Los cerditos, al comprobar que no podían comerse la casa, saltaron por la chimenea, pero, ¡sorpresa!,  se cayeron dentro de la cazuela. Así que para cenar, me comí un cerdo a la brasa que estaba riquísimo, y los otros dos los guardé para los próximos días. Así fue como me gané la mala reputación de ser un animal sin escrúpulos.
                                                                                           David Segura 2.1
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