Hoy por hoy, prácticamente todos los adolescentes con más de catorce años en España han consumido alcohol en más de una ocasión, y un porcentaje preocupante se ha emborrachado varias veces. ¿Acaso es que no se les da la suficiente información a los jóvenes sobre los efectos degradantes de este tipo de bebidas?
En mi opinión, no es problema de la falta de información. Es simple: la ley que lucha en contra de ello es muy permisiva, puesto que si un adolescente busca cualquier clase de bebida alcohólica la conseguirá mediante el vendedor apropiado. No obstante, tampoco hay que echarle toda la culpa a los tenderos: es normal que quieran llevarse un par de billetes más al bolsillo (aunque se lleven algún que otro hígado por delante). En el caso de niños muy pequeños ya se trata de una cuestión moral: no le vas a vender alcohol a un niño de 7 años ni que estuviera permitido (nada más faltaría que viniese el papá del niño quejándose de que el niño ha muerto a causa de un coma etílico “de ná”).
En conclusión: si la ley no pone más barreras y algunos venedores no cambian su mentalidad, este problema irá creciendo hasta ser tan grande que pase desapercibido.
Nerea Fontseca 4.3