No me gusta generalizar, pero actualmente la mayoría de niños y adolescentes solemos juzgar al profesor nada más verlo entrar por la puerta o simplemente oyéndolo hablar. De este modo, si no nos gusta su manera de hablar o dar la clase, ya creemos que es un mal profesor, que no nos quiere ayudar, que nos tiene manía…
Un profesor debe saber cuándo ha de reñir a un alumno y cuándo felicitarlo por haber hecho un buen trabajo. Pero, dado que cada profesor tiene una manera de enseñar o explicar diferente, no podemos decir que todos son iguales, que todos son aburridos, divertidos, antipáticos o alegres.
En conclusión, yo no tengo una definición sobre el tema, ya que he tenido profesores de todo tipo y cada uno de ellos tenía algo bueno y también, malo. No creo que exista un profesor perfecto que pueda llegar a gustar al cien por cien, y al que no le vayas a encontrar algún defecto.
Claudia Nuncio 4.3