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La disciplina

Alfredo Bryce Echenique

Alfredo Bryce Echenique

 

Viernes en el colegio. Este viernes se llama vísperas. Imposible dictar clase en esa clase. El hermano Tomás lo sabe, pero actúa como si no lo supiera. “La disciplina”, piensa, pero comprende y no castiga.

 

BRYCE ECHENIQUE, Alfredo: “El camino es así”, de Huerto cerrado, incluido en Mi infancia son recuerdos…, Ed. Santillana, p. 68.

Saps qui ens ha tocat de tutor?

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Per aquí com sempre… Bé, si deixem de banda que tu no hi ets, és clar! Avui hem començat les classes, i economia em sembla molt difícil, així d`entrada. Em penso que hauré d`estudiar més, aquest curs, si no vull cagar-la. I també em tocarà estudiar més llengua, que ja no et tindré a tu per copiar! Ai, ¿saps qui ens ha tocat de tutor? El Jordi Solsona, el de llatí! Està bo, eh? Però no et posis gelosa, que segur que tu també deus tenir algun profe o company que t`animi la vista!

 

BAGÉS, Noemi (2008): I la mort em parlava, Barcelona, Barcanova, Antaviana Jove, 71, p. 22

El Tour del cielo

Mª Rosa Serdio

Mª Rosa Serdio

En el cole, esta tarde,
lo soñé
mientras el profe explicaba
no sé qué.
Soñé que, en bicicleta,
subía al cielo
sin gafas ni maleta
y que, allá arriba,
estaba preparada la salida.


Había ruedas
por todos los rincones
monociclos, triciclos
y tándems a montones,
bicicletas de todos los colores
y nubes de algodón
con sabores a fresa
y a limón.
Íbamos a correr
el Tour del cielo
sobre las dulces sendas
de nata y terciopelo.
Dieron la salida.
Entonces, el maestro preguntó:
_ Alicia, dime tú las provincias
de Galicia.
Yo, que estaba preparada
y sin titubear
ni un solo instante respondí:
– Valencia y Alicante.
Sin inmutarse, el profe
como con cautela,
se acercó a la ventana
y observó, meditando.
Luego dio media vuelta,
sonrió y dijo hacia la clase:
– Hoy ganará la carrera
pues la he visto volando

por encima de la escuela.

 

Mª Rosa Serdio 

BRINDIS

Gerardo Diego

Gerardo Diego

A mis amigos de Santander que festejaron
mi nombramiento profesional.

Debiera hora deciros: ?«Amigos,
muchas gracias», y sentarme, pero sin ripios.
Permitidme que os lo diga en tono lírico,
en verso, sí, pero libre y de capricho.
Amigos:
dentro de unos días me veré rodeado de chicos,
de chicos torpes y listos,
y dóciles y ariscos,
a muchas leguas de este Santander mío,
en un pueblo antiguo,
tranquilo
y frío,
y les hablaré de versos y de hemistiquios,
y del Dante, y de Shakespeare, y de Moratín (hijo),
y de pluscuamperfectos y de participios,
y el uno bostezará y el otro me hará un guiño.
Y otro, seguramente el más listo,
me pondrá un alias definitivo.
Y así pasarán cursos monótonos y prolijos.
Pero un día tendré un discípulo,
un verdadero discípulo,
y moldearé su alma de niño
y le haré hacerse nuevo y distinto,
distinto de mí y de todos: él mismo.
Y me guardará respeto y cariño.
Y ahora os digo:
amigos,
brindemos por ese niño,
por ese predilecto discípulo,
por que mis dedos rígidos
acierten a moldear su espíritu,
y mi llama lírica prenda en su corazón virgíneo,
y por que siga su camino
intacto y limpio,
y porque este mi discípulo,
que inmortalice mi nombre y mi apellido,
… sea el hijo,
el hijo
de uno de vosotros, amigos.

Gerardo Diego

Recuerdo Infantil

antonio_machado

    RECUERDO INFANTIL

        Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.

        Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.

        Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.

        Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».

        Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.

(Antonio Machado)