Category Archives: Literatura Infantil

Te voy a confiar un secreto

cuentos-037

 

Hay una escuela donde no se aprende a deletrear sino a cabalgar sobre ciervos.
Tampoco se aprende a mirar fijamente a la pizarra con ojos soñolientos, sino a navegar sobre nubes.
No a medir las carreras con cronómetro ni los saltos con cinta métrica, sino a bailar sobre el alambre
No se aprende a bajar la cabeza ni a mirar de reojo al maestro, sino a domar monstruos
Tampoco a balbucear textos sino a reconocer huellas de hadas
Y nada de que dos y dos son cuatro y la hora tiene sesenta minutos, sino a hacer magia y a soñar.
No a estar sentado, en las bellas mañanas de primavera en una aula que huele a trapo de pizarra y a ropa sudada, sino a oler como las flores.
No a pedir buenas notas y temblar cuando van a ser entregadas, sino a caminar sobre el agua.
Allí tampoco se aprende que luna empieza con l, estrella con ll y que lobo tiene una b, sino a hablar el lenguaje de los animales.
No a estar sentado inmóvil y con la boca cerrada, sino a vivir en los árboles
Y mucho menos a empujar a los demás: “ Largo! Yo primero” sino a consolar a las personas tristes.
“ Que dónde está esa escuela?
En el Valle del Mirlo, tres kilómetros más allá de Pentecostés. Se llama “La Escuela de los Niños Felices” Su puerta está abierta de par en par. Vete allí.
Y si un día regresas cuéntales a tus maestros dónde estuviste. Quizá comiencen a escucharte.

Gudrun Pausewang, (1994): “La escuela de los niños felices”, Salamanca, Lóguez.

 

 

 

 

Mi escuela, mi escuela

Gloria Fuertes

Gloria Fuertes

 

Yo voy a una escuela
Muy particular
Cuando llueve se moja
Como las demás.

Yo voy a una escuela
Muy sensacional
Si se estudia, se aprende,
Como en las demás.

Yo voy a una escuela,
Muy sensacional,
Los maestros son guapos
Las maestras son más.

Cada niño en su pecho
Va a hacer un palomar
Donde se encuentre a gusto
El pichón de la Paz.

Yo voy a una escuela
Muy sensacional.

(Gloria Fuertes)

La vara

Baladre

Baladre

Hallé en la escuela una vara,
recia y amarga, no sé si de baladre,
como las que llevan los arrieros
para tormento de sus pobres asnillos,
y en una esquina del día la quemé
y eché al aire sus cenizas…  

¡Así! ¿No había de poder más el amor?..

Con mansedumbre y caridad,
con la tea encendida de mi desvelo,
¿no había de darse el milagro?… 

… Eché al aire sus cenizas, y una alondra vino a cantar en mi mano.

 

(Juan Berdel)

 

¡Es una verdadera injusticia!

pippi

-No puedes imaginarte lo simpática que es la profesora –dijo Tommy astutamente, una tarde en que Annika y él habían ido a casa de Pippi después de hacer los deberes.

-Si supieras lo divertido que es el colegio… -añadió Annika, como quien no da importancia a la cosa-. Me volvería loca de pena si no pudiera ir.

Pippi, sentada en una silla, se lavaba los pies en una cubeta. No decía nada, se limitaba a mover velozmente los dedos de los pies, llenando de salpicaduras el suelo.

-Además, no hay que estar allí mucho tiempo –advirtió Tommy-: sólo hasta las dos.

-Y tenemos vacaciones en navidad, vacaciones en Pascua y vacaciones en verano.

Pippi se mordisqueó pensativa el dedo gordo de un pie, pero no dijo nada. De pronto, sin pensarlo, vació la cubeta en el suelo de la cocina, y los pantalones de Míster Nelson, que estaba cerca de ella, bien sentadito y jugando con un espejo, se empaparon como una esponja.

-¡No hay derecho! –dijo Pippi con el ceño fruncido y sin advertir la contrariedad que la mojadura había producido a Míster Nelson- . Es una verdadera injusticia y no lo consentiré.

-¿Qué es lo que no consentirás? –preguntó Tommy.

-Dentro de cuatro meses será Navidad; vosotros tendréis vacaciones, y yo… -la voz de Pippi estaba impregnada de tristeza-, yo no tendré vacaciones de Navidad, ni nada que se le parezca… ¡Esto no puede ser! Mañana mismo empezará a ir al colegio.

 

LINDGREN, Astrid (2010): Pippi Calzaslargas, Barcelona, Juventud, Il. Richard Kennedy, pp. 43 y ss.