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ERNESTO

Ernesto es el niño “pijo” de la clase y todo lo tiene es de marca hasta el boli , pero lo que más le gusta es el lápiz de minas. Un día salió sólo del colegio porque no tenía amigos; mientras apuntaba cosas con su lápiz pasó una chica muy bonita que a él le gustó mucho y cuando la vió se quedó con la boca abierta.

Él no sabía qué hacer cuando de pronto sin querer se le cayó el lápiz de minas por la alcantarilla. Él, desesperado  empezó a llorar por el lápiz de minas, como que era el niño “pijo” todo el mundo se hizo el despistado y nadie lo ayudó.

Él volviendo hacia su casa se le ocurrió dejar de ser “pijo” e intentar recuperar el lápiz de minas. Al día siguiente, al  ir a clase se comportó diferente y el tipo de la clase que siempre hacía gracias a la gente le robó su boli, pero él que había cambiado, no se puso a llorar.

Al día siguiente que era sábado se metió en las cloacas y empezó su aventura para encontrar su lapiz de minas de marca, a la vez que caminaba empezó a llover y las cloacas se empezaron a llenar. Él no sabía que hacer  y continuó caminando hacia delante. De repente paró de llover y él seguía con su  aventura por recuperar a su lápiz de minas.

Al cabo de un rato empezó  a no ver nada, estaba oscuro; entonces notó como cosas que le pasaban por las piernas. Él pensó que era la basura acumulada por la lluvia y vio un rayo de luz. Entonces se dio cuenta  que los tenía llenos de pequeñas arañitas rojas y se asustó saltando y gritando hasta que se le acabó el aire.Después de tanta angustia las arañas se retiraron como si tuvieran miedo a algo.

Él miró el agua tan sucia que pasaba y se quedó mirando un rato. De repente vio un pez que se movía y saltó y se dio cuenta  que era una piraña; él muy asustado se puso a correr hasta llegar al lugar donde se cayó el lapiz de minas.

Cuando lo vio notó algo que  respiraba en su  oreja, eran ratas de cloaca que estaban esperando algo para comer.De repente una rata se le tiró encima y él sin miedo empezó a darle puñetazos hasta que la mató, mientras las otras se asustaron y huyeron.

Más tarde cogió el lapiz y volvió corriendo, pero se cayó porque algo le había hecho caer, era una serpiente pero no sabía de que espécie y entonces se dió cuento que era un víbora pero él pasó  totalmente.

Rápidamente llegó a la salida y salió aliviado.

Al día siguiente lo contó en clase y todos se lo creyeron, y muchos niños le preguntaron si podíam ser sus amigos y él,  muy satisfecho, decía que sí a todo el mundo.

fin

Arnau Sans Boldú                                                           2n C

 

 

Al fin y al cabo yo sin ti, no soy nada.

Sabía que llegaría ese día, estaba allí delante de mí. Era el primer día de instituto y me cruce con él, se paró, me miró y me sonrió. Y yo, como una tonta, me quedé mirándole, con la boca abierta, como una de esas “pardillas” de instituto.
Me pasé toda la clase pensando en él, imaginándome como sería mi vida si fuera mi novio o amigo. Me imaginaba que cada día quedaríamos, para ir hacer una vuelta, comer helados, etc. Pero de repente, apareció Verónica arruinándome todos mis planes, dejándome en ridículo delante de todos. Nunca olvidaré el día en que ella les dijo a todo el mundo que a los 8 años todavía llevaba pañal. De pequeñas éramos amigas, pero no sé lo que ocurrió que nos distanciamos y acabamos siendo enemigas.

A la hora del patio me encontré con Mireia (mi mejor amiga). Tenía tantas cosas que contarle… que la salude y le dije si podía venir esta tarde a mi casa para hablar y retomar nuestra amistad; ya que en el verano se fué de vacaciones a los Ángeles y apenas podíamos hablar por el Facebook o teléfono. Ella me dijo que sí, que vendría y que me había comprado un regalo y que tenía que contarme muchísimas cosas.

Una vez terminadas las clases, me fui a buscar a Mireia para que nos fuéramos juntas a mi casa. Me la encontré hablando con él, me impresioné, me vió y me dijo que me acercara, que me quería presentar a Marcos. Le salude, pero esta vez me controlé y no volví a parecer una “pardilla”, me preguntó que a qué curso iba, yo le contesté que iba a tercero A, él me dijo que también hacia tercero pero que iba a la clase B. Antes de irnos me dió su email y me dijo que lo agregara, le contesté que lo haría, y luego me fui con Mireia.

Durante el camino me comento que Marcos era su primo, me impactó porque él me gustaba. Entonces pensé que me costaría más decírselo. Al llegar a mi casa merendamos y empezamos a hablar, me contó muchas anécdotas, y también me dio un colgante con una luna muy bonita de color gris, me dijo que significaba la amistad eterna. Le dije que me gustaba mucho y que se lo agradecía muchísimo. Después me dijo que, qué era de mi, si me había pasado algo interesante. Le contesté que no, que todo fue normal pero que me enamoré de un chico, ella lógicamente me preguntó quién era. Me la quedé mirando y decidí decírselo sin rodeos aceptando las consecuencias, cogí aire y le dije, que el chico que me gustaba era su primo Marcos, me miró, sonrió y me dijo que se alegraba de que fuera él, y no uno de esos “pringados” que solo pensaban en el fútbol. Entonces pude relajarme y hablar del tema sin vergüenza alguna. Me contó muchas cosas de él. Al final se tuvo que ir a las seis, me dijo que mañana por la mañana me pasaría a buscar, para ir al Instituto.

Al irse Mireia recordé que Marcos me dio su email, me conecté y lo agregué, me aceptó en el momento, entonces él me saludó y yo también, me preguntó que qué tal estaba, yo le dije que bien, después me dijo que si quería quedar la tarde del sábado, yo le dije que no estaba segura de si podía pero que le contestaría mañana por la tarde, él me dijo que estaba de acuerdo y que esperaba un sí de respuesta, después se despidió y se desconecto. Me quedé pensando que vio en mí, en una “pardilla” de Instituto que ni siquiera conoce a nadie. Me quedé dormí pensando en él.

A la mañana siguiente me pasó a buscar Mireia y le conté lo que me dijo Marcos, ella me dijo que le sugiriera que quedáramos el domingo. Para que el sábado me fuera de compras con ella, y renovar un poco mí estilo. Yo le dije que me parecía bien su idea y que eso haría.

Llegamos al instituto y lo vi, pero esta vez no le dije nada. Me fuí a mi clase pensando que tal iría el domingo con él. Al terminar las clases me fuí a mi casa. Al llegar comí algo y me conecte, para ver si estaba conectado Marcos, y así fue, él estaba conectado, le salude y le pregunté qué tal estaba, me contestó que estaba bien, también me dijo que si sabía la respuesta de la propuesta de ayer, le dije que sí, pero si podía ser el domingo, me dijo que perfecto que estaba deseando pasar una tarde conmigo, entonces me despedí y me desconecté.

Llamé a Mireia y le pregunté a qué hora quería quedar mañana, ella me respondió que a las cuatro estaría en mi casa, le dije que perfecto. También le conté que Marcos me dijo que sí.

Al día siguiente Mireia llegó a las cuatro tal y como dijo, nos fuimos de compras y a la peluquería. Nos lo pasamos muy bien juntas. Llegamos a las siete y media a casa. Estaba muy cansada pero con ganas de que llegara el domingo. Pero antes de dormir me conecté y vi un mensaje de Marcos, diciéndome que a las cuatro estuviera en la plaza mayor, le respondí que así sería y que estaba muy ilusionada.

Al día siguiente me levanté a las doce de la mañana, me preparé para que a las cuatro estuviera lista. Llegaron las cuatro y me fuí a la plaza mayor, al cabo de dos minutos llegó Marcos me saludó y me dio una abrazo. Me dijo si quería compartir un helado, le contesté que sí. Fuimos a dar una vuelta, hablamos y nos fuimos conociendo. Al final del día me dijo que le gustaba mucho y me preguntó si quería ser su novia, yo lógicamente le respondí que sí, entonces me dio un beso en plena noche y me acompañó hasta casa cogiéndome de la mano. Antes de entrar a casa me dijo si quería mirar un rato las estrella, le respondí que sí. Mientras mirábamos las estrellas, me decía lo especial que era para él y todo lo que sentía, me demostró que me quería de verdad que lo nuestro no era un juego. Eso me relajó y me demostró que con él todo sería perfecto. Al cabo de treinta minutos nos despedimos y nos damos un beso.

Al entrar a casa lo primero que hice fue llamar a Mireia, se lo conté absolutamente todo, ella me dijo que estaba muy contenta de que fuéramos novios y que hacíamos una pareja perfecta. Después de contárselo todo, nos despedimos y me dijo que mañana me pasaría a buscar para ir al instituto juntas.

Al día siguiente vino Mireia a buscarme, fuimos al instituto. Me estaba esperando Marcos y me dio un beso delante de todo el mundo, me dio vergüenza porque todos nos miraban como nos cogíamos la mano. Pero él me dijo que no me preocupara que pudieran mirar todo el rato que quisieran, que no dejaría de estar a mi lado.

Seguimos caminando, yo toda día no me hacía a la idea de que estábamos juntos, se me hacia raro, ya que él es mi primer novio.

Caminamos y caminamos cogidos de la mano, hasta que vino Victoria y le dijo a Marcos, como puedes caer tan bajo y salir con ella i no con una joya como yo?, él le respondió, por qué yo no soy tan prepotente y pringado como tú, tampoco me estoy todo el día, ay que pensara ese de mi y ese?, tu crees que eres la mejor pero en realidad eres una “pava” que poco a poco se va ir quedando sola, pero yo al menos soy valiente y sé lo que va primero y lo que va primero en mi vida es ella, y no tu!

Y así es como empecé a coger confianza, i a estar más segura de mí, cuando todos nos miraban.

Magda El Ammari 2n-c

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El guerrero dorado

En tiempos de la Edad Media el rey Alfonso el magnifico organizó un torneo. En el dicho evento participaban todos los caballeros de su reino y de reinos proximos. El ganador de los juegos de dicho torneo se convertiría en el caballero más valeroso del reino y mano derecha del rey, al que conocerian con el nombre del “guerrero dorado”.

El torneo empezó un día de primavera, se presentaron 40 caballeros. Uno de ellos se llamaba Diego I hijo de Pablo II de Versalles, un caballero muy patoso que era entrenado por su padre. Diego llevaba mas de 10 años entrenando con su padre para poder convertirse en el ganador del torneo.

El torneo comenzó, a Diego le tocó luchar con Felipe I hijo de Antonio IV de austria. El combate fue intenso, Felipe le hizo un corte en el brazo derecho a Diego y eso le dificultó el manejo de la espada, aunque Diego le consiguió tirar al suelo y pudó ganar. Las rondas fueron pasando y Diego consiguió llegar a la final junto con Jorge I de Barcelona. El combate empezó, Jorge intentó asestarle un golpe pero Diego lo paró y entrecruzaron las espadas varias veces, Jorge le tiró al suelo pero diego se levantó a tiempo y tiró a Jorge al suelo y ganó. Desde entonces se lrero doradoe conoció como el guerrero dorado.

Alex Mulet Lazaro

Aquellas pesadillas

Aquellos días me sentía rara, como si alguien me estuviera observando, pensé que eran mis imaginaciones pero eso no me ayudó mucho. Y últimamente tenía sueños muy raros donde una serpiente llevaba una cacerola en la cabeza para no tener frío,  que me hablaba, unos conejos con corbatas que llevaba calcetines de colores, mariquitas que caminaban dando saltitos y que tenían sombreros negros en sus cabecitas y bufandas rosas en el cuello, caballos pequeños hechos de madera que volaban por ahí, y un payaso que me gustó mucho, con un sombrero muy original, la cara blanca, una nariz redonda y roja acompañada con una sonrisa… eran sueños raros que me pasaban cuando cumplía años, era como si tuviera dos vidas, la real y la fantástica, pero la fantástica era tan real que no sé si se contaba de una sola pesadilla. Hasta que paré de soñar a eso a los 10.

El día llegó, mi día de cumpleaños de los 16. Era un día como cualquier, pero no había estado nada mal. En la fiesta asistieron muchos convidados, habían unos que ni si quiera los conocía. Estábamos todos fuera de la casa en el jardín enorme que tenía. De pronto vi a esta mariquita, con sombrero y bufada. Me extrañé y ella empezó a correr, yo toda aún más extrañada la empecé a perseguir. Me llevó en una casa que era preciosa, pasé por una puerta y, como si entré en otro mundo. Como si volviese a soñar las pesadillas, los mismos caballos, los conejos con corbata que esta vez estaban locos, las mariquitas… y vi una oruga muy especial que llevaba un traje y fumaba. Todo era muy pero que muy extraño, pensé que era otra de esas pesadillas y que estaba soñando pero cuando me pellizqué no había pasado nada, me pinché con una aguja pero tampoco funciono, y entonces entendí que todo era real. Todas aquellas pesadillas vividas antes también eran realidades, tenía dos mundos. Y de pronto sentí una voz detrás de mí, me giré gritando y empecé a correr hacia la puerta.

Quería irme de aquel sitio y no recordarme de nada, pero el único inconveniente era que la puerta de aquel nuevo mundo estaba cerrada. Y toda asustada pensé que no podría volver nunca a la realidad, empecé a romper la puerta pero aquella puerta era mágica porque la rompía y ella se volvía a rehacerse. ¿Qué haría yo ahora?

 

Tania Poberezhna 2nC

 

La historia contada


 

Ayer la hermana de un amigo del mi padre me explicó una historia de un niño. Se había perdido en un bosque y sus padres estaban muy preocupados para él porque ya llevaba mucho tiempo a fuera de su casa. Al mismo día por la mañana sus familiares fueron al bosque para buscar su niño con la ayuda de policía,cuando estaban caminando en el bosque en su camino encontraron un serpiente muy peligroso que estaba adentro de una cacerola, aunque todos sabían que este camino va ser demasiado peligroso continuaron buscando solo pensando en su niño.

Ya eran tres de la tarda y no habían encontrado nada pero cuando estaban punto de volver a casa con malas sensaciones escucharon un grito muy fuerte mama!!, papa!!. Todos habían empezado a mirar de donde se venia esta voz, la madre del niño vio que la voz salia por abajo de la cacerola donde estaba serpiente. La policía a costó la cacerola vio que no había serpiente y de bajo de cacerola había un agujero muy grande donde estaba atrapado el niño la policía sacro el niño a fuera, el corriendo abrazó sus padres todos estaban muy contentos porque habían encontrado el niño de seguida volvieron a casa para olvidar de esta mala aventura.

Después de escuchar la historia fue en la cocina para cocinar algo para comer, cogí la cacerola y adentro encuentre una cuerda negra, pensé que era un serpiente y me tiré la cacerola a la tierra y fue corriendo fuera pero después cuando lo vi que era una cuerda y me reí mucho y empece cocinar.

 

Mi vida

Empecé mi vida en una barriga,

pero cuando salí a ver el mundo,

me hicieron una estampida

y casi salgo herido.

 

Fui creciendo y me hice estudiante,

no paraba de aprender,

siempre con el mismo ritmo estimulante,

hasta que al final empecé a querer.

 

Llegué tan lejos como pensaba,

pero aunque supiera mucho,

acabé en una alcantarilla,

y me arrepentí de mi mismo.

Arsen Rybinchak 2n-C

El estudiante y el profesor

Sí, sí, sí… Cuando dices estudiante y alcantarilla, a todo el mundo le viene a la cabeza a un niño que va por la calle y se le caen los deberes por la alcantarilla, y claro el professor no se cree que se le han caido los deberes por la alcantarilla le dize qu es un mentiroso y es una escusa barata i que no cuela.

Pero no paso así, lo que paso fue que el profesor iba por la calle i se le caieron por la alcantarilla los deberes de sus alumnos que tenia que corregir. El profesor les explico lo que havia pasado a sus alumnos.

Y claro sus alumnos no lo creieron li dicieron que no colaba.

 

Albert Gené Valenzuela 2n B

Recuerdos.

Cuando me preguntaron el porqué no les dije nada. Nada. Solo miré con esa mirada vacía que tantos años llevaba ensayando.  Ellos me preguntaban. Miles de cosas sin respuesta. Al menos sin respuesta para ellos. Para mí todo tenía respuesta.

Más tarde me llevaron dentro de una sala oscura, muy oscura, incluso para mis ojos. Me preguntaron más y más, un montón de preguntas. Ni siquiera les escuchaba. No respondería ni una. En cambio, seguiría con mi silencio. Mi silencio es de esos que duelen. Especialmente a la gente como ellos.

Todo empezó una tarde bonita. Bonita para ellos, me repetí otra vez, pensando en el tiempo que hacía aquel día. El Sol brillaba como nunca lo había hecho encima la faz de la tierra, parecía como una enorme estufa calentando a toda la humanidad. No había ni una nube cubriendo ese cielo tan azul. La gente quizás saliese de excursión. Pero yo no. Yo debía quedarme en casa y perfeccionar mi plan. No podía fallar de ninguna de las maneras. Me levanté de la mesa y me miré en el espejo. Yo. Solo me veía a mí, aunque no me reconocía. Veía esos rizos marrones tan familiares, esos rizos que me recordaban mi infancia. Veía esos ojos verdes, ahora perfilados con una línea finísima negra que le daba un aspecto cruel a mi mirada. Recordé como eran antes mis ojos. Eran verdes, claro, pero tenían algo diferente. Algo que los hacía destacar. Supongo que era la inocencia, la niñez, la felicidad. Ahora mis ojos parecían fríos y distantes. Más mayores, claro. En mis 17 años nunca había sonreído de verdad. Bueno, quizás sí. Con mamá, con la abuela…pero esos recuerdos me eran demasiado lejanos, no recordaba ninguno de ellos. Salí a la calle y me topé con el vecino del quinto. “Apártate estúpida” murmuró. Me pregunté por qué los adultos hablan murmurando la mayoría de veces. “¿Tampoco dicen nada tan importante como para murmurar, no?” Seguí andando por la calle. Aunque estaba rodeada de gente que andaba con prisa, yo me sentía sola, terriblemente sola. Seguí andando hasta llegar a mi destino. La puerta estaba abierta, como había planeado. Subí por las viejas escaleras. Me preguntaba si él sabía quién era yo. Seguí subiendo. Pequeños recuerdos atacaban mi mente. La puerta abriéndose de golpe, los gritos, el olor de alcohol, la sangre en la bañera. Mis ojos. Mis ojos verdes bañados en lágrimas. Aquél momento en el que me prometí, encerrada en el armario, que nunca jamás volvería a llorar. Pero también recordé cosas bonitas. Cuando me quedaba a dormir a casa la abuela y el abuelo y ellos me contaban miles de cosas sobre las estrellas del firmamento. Cuando había tormenta y mi abuelo decía que eso era en el cielo, que los de allí arriba se estaban tirando cazuelas por la cabeza. Mis risas. Aquellas noches en las que mi abuela venía a dormir conmigo porque yo recordaba a mamá. Por fin llegué a mi destino. Vi la puerta entreabierta. La abrí y vi como sus ojos se abrían desorbitadamente. De repente empezó a decir cosas sin sentido. Un montón de cosas que me recordaban al pasado. No le quería escuchar. Repetía mi nombre una y otra vez como si de una estúpida consigna se tratase. Ya había contado suficientes mentiras. Me puse la mano en el bolsillo y saqué el arma. Apunté directamente en el corazón y apreté el gatillo.

Me seguían preguntando. Ellos estaban seguros de que había sido yo. No iban por mal camino, no. Pero lo mejor es que ellos nunca sabrían la verdadera razón por la que lo maté. La verdadera razón por la que asesiné a mi padre.

 

Laia Ninot Pérez

Alzheimer

Algunos días no me acuerdo de aquel día. Otros días lo recuerdo perfectamente. Aún así, cada vez lo recuerdo menos. A veces ni recuerdo que no lo recuerdo; hasta he llegado a no recordar porque no recuerdo aquel día. La razón por la cual me pasa esto y mi memoria falla a menudo es mi enfermedad, una enfermedad que ahora mismo no se como se llama, pero dejaré un hueco en este escrito para poder escribir mi problema en un futuro: __Alzheimer__. Esta enfermedad se me diagnosticó hace tal vez 2 o 3 años (o quizás eran 4), en uno de los momentos en que mi capacidad de recordar se colapsaba completamente. Recuerdo que había oído hablar a la gente sobre este tema, pero no sabía muy bien en que consistía. Así pues, me puse a buscar información de esta enfermedad. No me acuerdo lo que ni donde busqué, pero si recuerdo que lo que vi me asustó mucho; me desesperé, di la vida por perdida, no veía esperanzas de recuperarme, ya que me acuerdo haber leído: “El Alzheimer no tiene cura”. ¡¡¡Ahora me acuerdo de la enfermedad, el Alzheimer!!! Lo escribiré en el hueco de arriba. Bueno, a lo que iba. Me rendí ante la enfermedad. Seguí buscando información, o pregunté por ella, no estoy seguro, con el fin de encontrar algo que me diera ánimos. El resultado fue lo contrario del que yo esperaba: decía que la gente se moría de eso, que poco a poco los afectados iban perdiendo capacidades mentales, como el habla o la memoria, el movimiento, la visión, el habla, el tacto, he dicho el habla, entre otros… creo.

 

Escribo este texto porque la gente recomienda dejar por escrito todo lo posible para después poder consultarlo. Por cierto, el momento inolvidable era, era, era… por dios, ahora no me acuerdo! Pues bueno, que hacer, el nacimiento de mi nieto olvidado para siempre. El naci… ¡Esto! ¡¡¡El nacimiento de mi nieto!!! ¡Como se me ha podido olvidar tal cosa! La enfermedad debe estar más avanzada de lo que creo.

 

Algunos días no me acuerdo de aquel día…

Todo empezó en aquel día de verano tan cálido y tan acogedor, en la vieja muralla mi lugar más preciado, pues allí podía sentirme libre, allí podía soñar en lo insoñable, era el único sitio donde me podía estar horas i horas, ya que para mí las horas pasaban como minutos. Esa día estuve con alguien, si ese alguien era la persona que mas quería, era la persona que siempre me hacia reír, porqué aunque estuviera triste siempre me sacaba una sonrisa de donde no la había, esa era la única persona con que no me hacía falta fingir, me salía solo ser cariñosa con él. Ese día estuvo envolatado de risas, de caricias, de discusiones para ver quien se quería más, en definitiva ese fue el mejor día de mi vida y por tanto el que no olvidaré nunca. Pero como todos sabemos lo bueno siempre, y aunque no queramos, siempre se termina y la verdad es que no volví a la vieja muralla y tampoco lo volví a ver , la verdad es que aún y que haya pasado tanto tiempo no me lo creo y sigo con la esperanza de volver a verlo y tener otro día como ese, aunque algunos días ya no me acuerde de aquel día.