Aquest article el vaig publicar el 23/04/2007 al meu antic bloc <http://jvv-musica.bloc.cat> i avui l’he recuperat, revisat i ampliat convenientment.
El 1995, la UNESCO va declarar el dia 23 d’abril com el Dia Internacional del Llibre i dels Drets d’autor en commemoració del dia i l’any de la mort dels escriptors Miguel de Cervantes (1547-1616), William Shakespeare (1564-1616) i Garcilaso de la Vega (?-1616). I també és el dia en què va nèixer Josep Pla (1897-1981), que havia estat alumne del nostre institut Jaume Vicens Vives quan el centre estava situal al carrer de la Força de Girona.
Relacionant la Música amb la Literatura, avui destaquem el fet que compositor Manuel de Falla (1876-1946) posés música a un dels episodis d’una de les obres més conegudes de Miguel de Cervantes: El ingenioso Don Quijote de la Mancha. Concretament, a El Retablo de Maese Pedro.
El retablo de Maese Pedro, II (26)
MÚSICA I LITERATURA
El Retablo de Maese Pedro és una òpera a partir d’un llibret del mateix compositor, inspirada en els episodis XXV i XXV de la segona part de la novel·la de cavalleries de Miguel de Cervantes, El ingenioso Don Quijote de la Mancha.
És una òpera de cambra per a titellles escrita pel compositor gadità Manuel de Falla (1876-1946) per encàrrec de la princesa de Polignac. Es va estrenar al seu palau, a París, el 25 de juny de 1923.
Els instruments que formen l’orquestra d’aquesta òpera són: flauta (piccolo), dos oboès (corn anglès), clarinet, fagot, dues trompes, trompeta, arpa-llaut, corda, clavicèmbal i percussió.
L’òpera consta d’un sol acte, però s’estructura en vuit parts que s’interpreten ininterrumpudament.
L’òpera està escrita per a tres cantants que corresponen als personatges de el trujamán (un nen), Maese Pedro i Don Quijote. Es tracta d’una obra de teatre dins d’una altra: a l’episodi que Don Quijote s’atura al local de Maese Pedro es fa una representació de titelles d’una narració carolíngia que explica la història de Melisendra i el seu espòs Don Gayferos.
Audició
Escolta els fragments corresponents a les diferents intervencions de El Trujamán (narrador de la història). Les parts del llibret que estan en gris no apareixen al vídeo que us proposo però les he inclòs per donar sentit al seu discurs narratiu.
+ info: llibret sencer de Retablo de Maese Pedro de Falla
01.- Introducción
La acción se desarrolla en la caballeriza de una venta en la Mancha de Aragón. Al levantarse el telón aparece el retablo, lleno por todas partes de candelillas de cera encendidas.
La escena está dividida en dos secciones que corresponden al proscenio y al retablo. En la primera sección aparecen y accionan los muñecos representativos de las personas que se hallan en la venta. De estas figuras la que representa a Don Quijote ha de ser, por lo menos, de doble tamaño que las restantes. (Los muñecos representativos de personajes reales pueden sustituirse por actores, pero usando carátulas que caractericen dichos personajes).
La segunda sección de la escena, o sea el fondo, ocupado por el retablo, debe dar la impresión de algo independiente en absoluto de la primera. Es el verdadero teatro, y ha de estar colocado a una sensible altura del plano que ocupa el proscenio. Supónese que está sobre unas como andas cubiertas por cortinas, tras las que Maese Pedro manipula los muñecos.
Aparece Maese Pedro, que hace cesar la música agitando fuertemente una campanilla. (Maese Pedro, en esta su primera aparición, lleva sobre el hombro izquierdo un mono grande y sin cola, con las posaderas de fieltro).
Maese Pedro
¡ Vengan, vengan a ver vuesas mercedes el Retablo de la libertad de Melisendra, que es una de las cosas más de ver que hay en el mundo!.
Poco a poco van entrando en escena todos cuantos se supone que están en la venta, siendo los últimos Don Quijote y Sancho. Los personajes se detienen ante la embocadura del retablo, examinándolo con gran curiosidad y haciendo mudos, pero expresivos comentarios. Cuando aparece Don Quijote, Maese Pedro le saluda con ceremoniosas reverencias, ofreciéndole sitio preferente a uno de los lados del retablo. Luego, lentamente, los personajes van a ocupar sus sitios respectivos para presenciar el espectáculo, asomando la cabeza como si se hallasen de pie, hasta que Maese Pedro los invita a sentarse, en cuyo momento desaparecen, quedando sólo visibles las piernas de Don Quijote. Éstas, muy largas y de cómico aspecto, permanecen durante la representación ya en postura reposada, ya puestas una sobre otra. De vez en cuando, y especialmente en las interrupciones de Don Quijote, deben aparecer en el proscenio las cabezas de los espectadores, todas o sólo algunas, según lo exija el momento escénico; pero durante la mayor parte de la representación en el retablo, han de quedar ocultas a la vista del público.
Maese Pedro
Siéntense todos. ¡Atención, señores, que comienzo!.
(Después de descargarse con gesto rápido del mono, se mete bajo las andas del retablo)
El Trujamán
(Voceando)
Esta verdadera historia que aquí a vuesas mercedes se representa, es sacada de las crónicas francesas y de los romances españoles que andan en boca de las gentes. Trata de la libertad que dio el señor don Gayferos a su espesa Melisendra, que estaba cautiva en España en poder de moros, en la ciudad de Sansueña. Verán vuesas mercedes cómo está jugando a las tablas don Gayferos, según aquello que se canta: “ Jugando está a las tablas don Gayferos, que ya de Melisendra se ha olvidado”.
(Sale el Trujamán, descorriéndose al mismo tiempo la cortina de la embocadura del retablo)
02.- La Corte de Carlo Magno
Sale el palacio imperial. Don Gayferos está jugando a las tablas con Don Roldán.
Reaparece el Trujamán. (No se cierran las cortinas del retablo, pero las figuras quedan inmóviles.)
El Trujamán
(Gritando)
Ahora verán vuesas mercedes cómo el Emperador Carlo Magno, padre putativo de la tal Melisendra, mohíno de ver el ocio y descuido de su yerno, le sale a reñir, y después de advertir del peligro que corría su honra en no procurar la libertad de su esposa, dicen que le dijo: “¡Harto os he dicho, miradlo!” volviendo las espaldas y dejando despechado a don Gayferos, el cual impaciente de la cólera, pide apriesa las armas, y a don Roldán su espada Durindana. Adviertan luego vuesas mercedes cómo don Roldán no se la quiere prestar, ofreciéndole su compañía en la difícil empresa; pero el valeroso enojado no la quiere aceptar, antes dice que él es bastante para sacar a su esposa, si bien estuviese metida en el más hondo centro de la tierra. Y con esto se entra a armar para ponerse luego en camino.
Se reanuda la representación ocultándose el Trujamán. (Esto hará cada vez que cesa su intervención, de no indicarse expresamente lo contrario.)
Entran los Heraldos del Emperador.
Pavoneándose mucho aparece Carlo Magno, seguido de caballeros y guardias de su corte. ( Los pasos del emperador y de su séquito deben coincidir, respectivamente, con la primera y segunda parte de cada compás.)
Don Gayferos y Don Roldán cesan de jugar a la entrada de Carlo Magno, levantándose de sus asientos y quedando inmóviles y en actitud respetuosa mientras el Emperador y su corte realizan un paseo circular por la sala.
A una señal de Carlo Magno, Don Gayferos y don Roldán se le acercan. Entre los personajes cámbianse graves y pomposos saludos, que coinciden con los dos últimos acordes.
Carlo Magno se encara con Don Gayferos, desarrollándose la escena explicada por el Trujamán. Crece por momentos el enojo del Emperador al reconvenir a su yerno. Golpea con el cetro la cabeza se Don Gayferos.
Carlo Magno, volviendo airadamente las espaldas, recobra su porte mayestático y se aleja, precedido por los heraldos y seguido de su corte, en la misma forma en que entró en escena.
Solos de nuevo Don Roldán y Don Gayferos, éste, despechado y colérico, arroja de sí el tablero y las tablas, pidiendo a voces las armas, y Don Roldán su espada Durindana. Rechazada la por Don Roldán, síguese una acalorada disputa entre ambos, según dejó explicado el Trujamán.
Vase furioso don Gayferos, y la cortina del retablo se cierra.
El Trujamán
Ahora veréis la torre del Alcázar de Zaragoza, y la dama que en un balcón parece es la sin par Melisendra, que desde allí, muchas veces, se ponía a mirar el camino de Francia, y puesta la imaginación en París y en su esposo, se consolaba su cautiverio. Verán también vuesas mercedes cómo un moro se llega por las espaldas de Melisendra y le da un beso en mitad de los labios, y priesa que ella se da en limpiárselos y cómo se lamenta, mientras el Rey Marsilio de Sansueña, que ha visto la insolencia del moro, su pariente y gran privado, le manda luego prender.
03.- Melisendra
Torre del Homenaje del Alcázar de Sansueña. Como fondo, grandes lejanías.
Ábrese la cortina y se ve a Melisendra asomada a un balcón de la torre y en actitud contemplativa, con la mirada fija en la lejanía. Poco después, el Rey Marsilio aparece paseando lentamente por la galería exterior del castillo. ( Las apariciones del Rey deberán ser breves pero frecuentes)
De vez en cuando, y sin ser visto del Rey ni de Melisendra, aparece el Moro enamorado, cautelosamente, y a espaldas de aquélla.
Última aparición del moro, que paso a paso y puesto el dedo en la boca, se acerca a Melisendra. El beso. Grito de sorpresa y gestos de indignación de Melisendra, que se limpia los labios con la manga de su camisa. Melisendra pide socorro a grandes voces mientras se mesa sus largos cabellos.
El rey Marsilio manda prender y castigar al Moro, que al huir ha sido alcanzado por los soldados de la guardia real. Llévanse al culpable. Ciérrase la cortina del retablo.
El Trujamán
Miren luego vuesas mercedes cómo llevan al moro a la plaza de la ciudad, con chilladores delante y envaramiento detrás, y cómo luego le dan doscientos azotes según sentencia del rey Marsilio, ejecutada apenas había sido puesta en ejecución la culpa, porque entre moros no hay traslado a la parte, ni prueba y estése, como entre nosotros.
(Don Quijote, cuyas piernas han traducido por movimientos nerviosos su protesta contra las últimas palabras del Trujamán, se asoma al proscenio, encarándose con el muchacho)
(…)
04.- El suplicio del moro
Descúbrese el retablo. Plaza pública en la ciudad de Sansueña. La escena llena de morisma. Llega el Moro culpable conducido por la Guardia del Rey y precedido por voceadores que leen al pueblo la sentencia condenatoria. Síguenle dos verdugos de feroz aspecto, provistos de largas varas.
El jefe de la Guardia ordena que comience el suplicio, y el Moro es puesto por los dos verdugos, en el centro de la plaza. Los verdugos azotan al culpable con golpes alternados que coinciden con los acentos rítmicos de la música. ( Un golpe por cada tiempo del compás). Se interrumpe el suplicio. Gran movimiento en la muchedumbre. Se reanuda el castigo.
(…)
05.- Los Pirineos
Descúbrese la escena. Don Gayferos, al trote de su caballo y cubierto con una capa gascona, aparece diferentes veces desde la falda hasta la cumbre de una montaña, como siguiendo un camino espiral. Éste lleva en la mano un cuerno de caza, que tañe en los momentos exigidos por la música.
Córrese la cortina del retablo.
El Trujamán
Ahora veréis a la hermosa Melisendra, que ya vengada del atrevimiento del enamorado moro, se ha puesto a los miradores de la torre y habla con su esposo creyendo que es algún pasajero, según aquello del Romance que dice: “Caballero si a Francia ides, por Gayferos preguntade”. Veréis también como Don Gayferos se descubre y qué alegres ademanes hace Melisendra al reconocerle, descolgándose luego del balcón, y cómo Don Gayferos ase della, y poniéndola sobre las ancas de su caballo, toma de París la vía.
06.- La fuga
Descórrese la cortina. La misma decoración del Cuadro segundo.
Melisendra ocupa su puesto en el mirador de la torre.
Por el camino que se extiende en el plano superior de la escena aparece Don Gayferos a caballo, cubierto el rostro con su capa. El caballo lleva un paso tranquilo.
Melisendra hace señas al caballero para que se acerque.
Llega Don Gayferos al pie de la torre por el camino que ocupa el primer término de la escena. (Diálogo de Melisendra y Don Gayferos, según la explicación del Trujamán)
Don Gayferos se descubre. Alegría de Melisendra, que se descuelga del balcón por el lado de la torre opuesta al público. Don Gayferos, que acude a recogerla, reaparece con ella montada en las ancas de su caballo.
Ambos desaparecen al trote cruzando los dos caminos ya indicados, y ciérrase la cortina.
El Trujamán
(Que desde este momento no abandona más la escena.)
¡Vais en paz, oh par sin par de verdaderos amantes; lleguéis a salvamento a vuestra patria; los ojos de vuestros amigos y parientes os vean gozar en paz tranquila los días (que los de Néstor sean) que os quedan de la vida!
Maese Pedro
(Asomando la cabeza por debajo del retablo)
¡Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala!.
Descórrese por última vez la cortina del retablo y vuelve a aparecer la plaza pública de Sansueña.
Vese al Rey Marsilio corriendo presuroso en busca de sus guardias. Éstos acuden al llamamiento del Rey, reciben sus órdenes y parten precipitadamente.
07.- La persecución
El Trujamán
(Al explicar la acción, va señalando con su varilla los Muñecos que la representan.)
Miren vuesas mercedes, cómo el Rey Marsilio, enterado de la fuga de Melisendra, manda tocar el arma,…
(Durante el toque de alarma cruzan presurosamente por la plaza pequeños grupos aislados, y el Rey, reapareciendo, sigue dando órdenes con gran premura.)
… y con qué priesa, que la ciudad se hunde con el son de las campanas, …
(Don Quijote da crecientes muestra de impaciencia, asomando la cabeza y pugnando por hablar)
… que en todas las torres de las mezquitas suenan.
Don Quijote
(Saltando de su sitio con visible indignación. Quedan inmóviles las figuras del retablo)
¡Eso no, que es un gran disparate, porque entre moros no se usan campanas, sino atabales y dulzainas!.
(…)
08.- Final
(…)
Aquest dia sí que és guai, i l’article també!
El llibre va molt bé per les persones imaginatives i també t’ajuda en l’ortografia. Molta gent hauria de llegir molts llibres.
Adeu i molt xulo l’article.