Entrevista de Víctor-M. Amela a Roberto Zatorre (neurocintífico argentino que investiga el cerebro musical humano en el Instituto Neurológico de Montreal de la Universidad McGill de Canadá). “La contra” de La Vanguardia, 8/12/2004
La música, eso tan sutil, tan intangible y evanescente… y, a la vez, tan poderoso, capaz de evocar imágenes, sabores y olores, desatar emociones, excitar, entristecer, sacudir el cuerpo… No en balde se la tiene por el arte más sublime. Qué misterio… ¿Cómo opera la música en el cerebro? Para los antiguos, la música expresaba leyes matemáticas, físicas, la armonía del cosmos, y por eso hablaban de la música de las esferas (los cuerpos celestes). La música, en suma, es pura vibración, y si todo vibra en la materia, si los átomos están siempre vibrando… ¿emiten alguna música? ¿Es el universo una sinfonía ensordecedora que se oye en le silencio…?
– ¿Somos melómanos de nacimiento?
– Algo innato hay en la percepción musical, sí. ¡Un bebé de tres meses memoriza y reconoce una música oída una semana antes!
– ¿Somos animales musicales antes que animales parlantes?
– Digamos que la capacidad cerebral para discernir tonos facilita el lenguaje hablado.
Fuente de la imagen: http://www.educa.aragob.es
– ¿Qué parte del cerebro es la que escucha?
– La corteza auditiva: está en el lóbulo temporal (aquí, sobre las orejas) de ambos hemisferios: el izquierdo distingue mejor el habla, y el derecho la música.
(…)
– La música y el habla es lo que mejor nos caracteriza como humanos.
– ¿Y nos amansa, como dice el refrán?
– Induce estados de ánimo, activa lo más hondo del cerebro, el cerebro emocional.
(…)
– Las recciones físicas que tenemos al escuchar música son similares a las que experimenta un animal hambriento al comer.
– ¿La música equivale a un alimento?
– O a una droga. Se activa la zona de recompensa del cerebro cuando escuchamos música, cuando comemos con hambre… o cuando consume cocaína un cocainómano. (…) Aún hay más: ¡es la misma zona cerebral que se activa durante la estimulación sexual!
– O sea: música, alimento, droga, sexo…
– … activan el centro cerebral del placer. Comoer y copular no es fácil: exige una búsqueda, un desgaste de energías.. Y el placer es el recurso que la evolución humana seleccionó para favorecer la supervivencia, tanto individual (comida) como colectiva (sexo).
(…)
– Pero [la música] no es como la comida o el sexo…
– Pero sí tiene un ascpecto social: esa propensión innata y universal a la música es luego moldeada socialmente, culturalmente…
– La música facilita identidades…
– Todos los grupos humanos han tenido sus bailes, sus himnos (…)
– ¿Y por qué algunos sonidos o músicas nos resultan agradables y otros desagradables?
– Es pura física: los acordes desafinados son ondas irregulares, que resultan ásperas a la cloquea como una lija a la piel.
– Pero a muchos les gusta Stravinsky…
– Por el contraste entre disonancias y consonancias: el placer deriva de ese contraste, de la resolución de ese conflicto. Y ciertos acordes de Bach son disonantes, pero el conjunto no. Y, además, el gusto se educa…
(…)
– Se dijo que Mozart hacía más inteligentes a ratas recién nacidas… hasta que descubrimos que el oído de ratoa sólo oye sonidos a partir de 20.000 hertzios: ¡las ratas son sordas a Mozart!
Em pensava que havia llegit totes les entrevistes al Zatorre, però aquesta no la coneixia. Encara estem una mica lluny per arribar a entendre com escoltem la música, però es comença a veure que el nostre cervell és increiblement plàstic a l’hora de desxifrar-la.
Una abraçada.
Hola!
Aquesta entrevista defineix la música com un plaer, com una droga.
Penso que dir que és un plaer està bé, però que és com una droga és mentida perquè penso que no deu ser el mateix plaer.
M’ha sorprès molt la frase de les rates, que només poden sentir sons a partir de 20000 hertz! És molt interessant.
Adéu. Ah, per cert, quan tornaràs Marta??? Recupera’t
Aquest article és molt emocionant perquè parla de lo misteriosa i bonica que és la música, i a mi personalment m’encanta, i l’article també.
Adeu