Category Archives: Efemérides

Los días que no se vivieron hace 434 años

Los días que no se vivieron hace 434 años

Hace cuatrocientos treinta y cuatro años, las buenas gentes que dormían, comían y amaban donde ahora nosotros dormimos, comemos y amamos no pudieron vivir el día de hoy. De hecho,  aquellas buenas gentes no pudieron vivir diez de los treinta y un días de que dispone el mes de octubre. Dios y el rey les obligaron a que los perdiesen. Aunque, en cierto modo, acaso pudiéramos decir que consiguieron lo que no han conseguido aún ni toda la ciencia acumulada ni toda la tecnología desarrollada por el hombre: viajar en el tiempo.

Para deshacer el carácter enigmático de cuanto se dice en el párrafo anterior, ¿sabrías responder a las siguientes cuestiones?:

  • ¿Qué diez días fueron los que se perdieron?
  • ¿Por qué razón se perdieron?
  • ¿Tiene algo que ver con todos o algunos de los 29 de febrero de los años bisiestos?

Y, ya puestos…:

  • ¿Qué celebérrima escritora española, cuyo quingentésimo aniversario celebramos el año pasado, no pudo ser enterrada esos días?
  • ¿Qué relación guardan esos días con el hecho de que Cervantes y Shakespeare, cuyos cuadringentésimos aniversarios conmemoramos este año, muriesen el mismo día, pero no muriesen el mismo día?

Buero 100 Vallejo

Buero 100 Vallejo

Detalle del sillón X de la RAE

Esta mañana, azarosamente, comentaba la composición de los plenarios de la RAE, en una clase de bachillerato. Los alumnos, a las primeras de cambio, no parecían dispuestos a creerme cuando les explicaba que los miembros de la academia carecen de sueldo. De hecho, tampoco perciben remuneración salarial los homólogos catalanes, vascos o gallegos; sí, en cambio, los valencianos, los cuales cobran en torno a 60.000 € anuales sin que ni siquiera presten dedicación exclusiva —quien quiera pensar mal de la decisión de Zaplana en el 2.000, que lo haga y acertará—.

Dispuestos a ensanchar su incredulidad, algunos de los bachilleres también eran algo reticentes a creerme cuando les explicaba que los académicos, cuales caballeros artúricos dispuestos en torno a una mesa redonda, hacen descansar sus posaderas en sillones alfabéticos. Cuarenta y seis son los académicos y cuarenta y seis, los sillones que van de la A a la Z, mayúsculas y minúsculas, con algunas excepciones.

Al intentar ejemplificar cómo un sillón puede quedar vacante y ser ocupado nuevamente por otro académico, he jugado un tanto con la ambigüedad al hablar del académico x, el cual se dejaba interpretar o bien como “un académico cualquiera que sirve de ejemplo” o bien como “el académico que ocupa el sillón X”. Hoy se conmemora el centenario del nacimiento de Antonio Buero Vallejo (1916-2000), figura capital de la dramaturgia contemporánea en lengua castellana. Pero esta mañana, durante la clase de bachillerato, no sabía, como ahora sé, que el sillón X de la academia fue merecidamente ocupado, desde 1972 hasta 2000, por este insigne literato.

Borges 30

Borges 30Quien tanto y tan bien escribió, nos dejó dicho que «Uno llega a ser grande por lo que lee y no por lo que escribe». Se acaban de cumplir treinta años del fallecimiento de Jorge Luis Borges y quiero regalaros esta cita suya que nos habla, desde la poesía del amor y no desde el amor a la ciencia (aunque también), de la teoría de la relatividad: «Estar contigo o no es la medida de mi tiempo»

100 años de que empezase la historia (casi) de su vida

100 años de que empezase la historia (casi) de su vida

 

«Pensándolo bien, lo primero que hay que tener en cuenta es que con la misma facilidad con que nací, pude no haber nacido. Así, como suena, no haber nacido. Creo que esa fue una posibilidad con muchas posibilidades de que ocurriera. Pero se equivocaron y a cierta hora del día 15 de marzo de 1916 salí afuera… y aquí estoy».

 

Centenario rubeniano

Centenario rubenianoHoy se conmemora el centenario del fallecimiento del poeta nicaragüense Félix Rubén García Sarmiento, afamado para la posteridad literaria como Rubén Darío y también como Príncipe de las letras castellanas.

De la musique avant toute chose, ‘ante todo, la música’, tal es el lema que inspira la dilatada obra rubeniana. Y, si tenemos en cuenta que la primordial diferencia entre prosa y verso reside en el menor o mayor ritmo del lenguaje, respectivamente, habremos de concluir que la polifónica sonoridad de los versos de este Príncipe revolucionaron la métrica castellana y contribuyeron definitivamente a su potencial musicalidad.

A continuación, podéis leer la famosa “Sonatina”, escrita en 1895, y dejaros llevar por la sonora harmonía de sus rítmicos versos:

SONATINA

La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave de oro;
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe del Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

«Calla, calla, princesa, —dice el hada madrina—
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte ,
a encenderte los labios con su beso de amor».

Centenario rubeniano (Sonatina)

Adolphe Sax

Adolphe Sax

Hace un par de artículos, aprendimos qué son los epónimos. Hoy, al abrir la página del buscador Google, encontramos el doodle cuya imagen se halla sobre estas líneas. Al deslizar sobre él el cursor, surge un cartucho de información para que sepamos que, tal día como hoy de hace 201 años, nació Adolphe Sax, un fabricante belga de instrumentos musicales, quien es conocido por haber sido el inventor del saxófono —también conocido como saxofón o saxo—. Como puede comprobarse, pues, se trata de un epónimo que añade el apellido de su inventor al lexema culto fono (‘sonido’), de modo que, traducido literalmente, saxófono significa ‘el sonido de Sax’.

Por cierto, ¿sabrías escribir con letras 201.º o CCI, el número ordinal de este aniversario?

Rosalía

Rosalía

Si habéis navegado hoy por la red, posiblemente habréis visto que, en su página del buscador, Google dedica un homenaje, en forma de doodle, a la gran autora de las letras hispánicas Rosalía de Castro, quien nació en Santiago de Compostela un 24 de febrero como hoy, allá en 1837.

Tanto para aquellos que aún no la conozcáis como para aquellos que ya habéis leído alguna de sus composiciónes, he aquí unos conocidísimos —a la par que hermosos— versos suyos:

Rosalía (orillas del Sar)A través del follaje perenne
que oír deja rumores extraños,
y entre un mar de ondulante verdura,
amorosa mansión de los pájaros,
      desde mis ventanas veo
      el templo que quise tanto.

            El templo que tanto quise…
Pues no sé decir ya si le quiero,
que en el rudo vaivén que sin tregua
      se agitan mis pensamientos,
      dudo si el rencor adusto
vive unido al amor en mi pecho.

Centenario de “Platero (y yo)”

Centenario de Platero (y yo)Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.

Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas… Lo llamo dulcemente: “¿Platero?”, y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal…

Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel…

Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña…; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra… Cuando paseo sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:

– Tien’ asero…

Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.