il·lustració de Cristina Azócar Weisser
El “Decálogo del buen bibliotecario escolar” fue publicado en “Platero”, revista de Literatura Infantil-Juvenil, Animación a la Lectua y Bibliotecas Escolares, nº 162, septiembre-octubre 2007.
DECÁLOGO
1. El buen bibliotecario escolar es el que consigue apoyos a sus proyectos, el que une a la comunidad educativa en torno a sus iniciativas, el que integra y consigue mantener a la Biblioteca como centro de interés permanente y sabe vender su proyecto, implicando al mayor número de prfesionales en el concepto de Biblioteca que propone, dando participación a cada cual en la medida de sus posibilidades.
2. El buen bibliotecario escolar tiene ideas, es creativo, dinámico, inquieto y soñador, no se deja llevar por la rutina y despliega una actividad frenética, tiene una mente abierta a sugerencias, proponiendo iniciativas variadas y continuas.
3. El buen bibliotecario escolar tiene oidos para las sugerencias de los lectores, es receptivo, está en permanente contacto con ellos, sabe escucharles y conoce sus gustos y preferencias. Como es democrático, atiende y satisface en la medida de los posibles las opiniones y sugerencias de los usuarios y de los compañeros, razonando y explicando las posibles discrepancias que puedan surgir y argumentando con rigor y vehemencia sus puntos de vista.
4. El buen bibliotecario escolar no solo es un buen lector, un apasionado de la lectura y de la cultura, que tiene sentido crítico y sabe discernir, sino que conoce bien los fondos de su Biblioteca y es capaz de transmitir su pasión lectora a los potenciales lectores, creando un ambiente literario, de amor a la letra impresa.
5. El buen bibliotecario escolar está capacitado para revisar periódicamente los fondos, expurgando, retirando o eliminando aquellos que ya no son necesarios, que han quedado obsoletos o no se atienen a los criterios de calidad o necesidad y siempre teniendo en cuenta que esta actividad seleccionadora es imprescindible para la misma subsistencia de la Biblioteca, responiendo no solo a la pujanza del mercado editorial, sono tambien a la propia vitalidad de los usuarios.
6. El buen bibliotecario escolar es el que tiene un criterio claro cuando procede a la adquisición de nuevos fondos o reposición de los expurgados, no dejándose llevar por el azar, la novedad o la improvisación, es sistemático y riguroso, procede con método y sabe en todo momento que tipo de fondos precisa la Biblioteca, teniendo en cuenta siempre las necesidades de los lectores y los objetivos del currículo.
7. El buen bibliotecario escolar propone contínuas actividadeso estrategias de animación, graduándolas en diferentes niveles de dificulatad para adaptarlas a todas las etapas educativas y también espaciándolas en el tiempo, buscando con ello acercar los fondos disponibles a los usuarios, motivar a los alumnos, excitar su curiosidad y dotar de vida y movimiento a la biblioteca.
8. El buen bibliotecario escolar organiza y dispone los fondos de acuerdo con un crierio universal, práctico, eficaz y sencillo, de tal manera que los usuarios se familiaricen con,los mecanismos que rigen su funcionamiento y de esat manera accedan a los fondos con facilidad y confianza, planteando además continuas actividades lúdicas para la formación de usuarios.
9. El buen bibliotecario escolar es un eficaz gestor, que maneja los recursos económicos con prudencia, siempre preocupado por recabar más fondos para sus proyectos y siempre disponiendo de ellos con equidad y justicia, atendiendo a los intereses generales y no al bien particular o individual.
10. El buen bibliotecario escolar tiene buen gusto, se preocupa por la estética, por hacer de la Biblioteca una estancia de agradable decoración y ambiente confortable, ambientada de tal manera que el lector se encuentre cómodo y relajado, sorprendiéndole con la belleza y el diseño, ganándoles por ello en el ámbito de la sensibilidad y las emociones. El buen bibliotecario está convencido de que la Biblioteca de su centro debe ser el lugar más atractivo y acogedor del recinto escolar.
El dilluns vaig obrir les portes de la biblioteca a l’hora del pati. Va ser un dia especial. Us trobava a faltar a tots vosaltres, petits i grans lectors. Sou vosaltres els que em feu moure, el vostre entusiasme és el que dona sentit al meu treball.