Artículo de Raúl Minchinela, publicado el 21 de diciembre de 2005 en “Culturas” núm. 183 de La Vanguardia.
SILENCIO MUSICAL. El silencio no es sólo la ausencia de sonido. Es también un apreciado recurso musical con precio de venda en algunas ocasiones. Hay quin se plantea incluso si el silencio, como tal, se puede situar bajo la protección de las leyes de la propiedad.
En 1968, el compositor italiano Luciano Berio estrenó su obra Sinfonía, una pieza-mixtura para orquesta y voces amplificadas que, sobre una pieza de Mahler, colocaba extractos de obras célebres construyendo un collage que recorría la historia de la música, desde Bach a Stockhausen. Además de su composición, la obra es un referente por su esencia: en oposición a la tradición modernista, Sinfonía propone que todos los materiales de la música, incluida su historia reciente, están a disposición del compositor. El collage de extractos de piezas musicales existentes ha prosperado con éxito hasta nuestros días, pero sólo se han encajado melodías.
En un sitio de internet (http://www.5318008.co.uk/soundofsilence/) se encuentra una pieza que está compuesta enlazando las pausas de canciones pop famosas, con éxitos de Elvis Presley, Breeders o los Smiths. Lo que parece un silencio constante es, en realidad, una secuencia de interrupciones que nos deberían sonar familiares. Para faciliar la experiencia, un rótulo nos dice en cada momento qué silencio estamos escuchando.
(…)
El silencio tomó presencia propia en el mundo académico a partir de la pieza 4’33 de John Cage, todo un clásico estrenado en 1952. En su encarnación original, la obra consiste en un solista que entra en escena, saluda al público, se sienta al piano, sube la tapa, coloca las manos en los muslos y lee la partitura ante la atenta mirada del público. El pentagrama, habitualmente punteado con corcheas y semifusas, únicamente tiene silencios. Es diferente de un pentagrama en blanco, porque el tiempo está meticulosamente medido: no es una pieza que se improvise. El pianista baja la tapa al finalizar cada uno de los tres movimientos de la pieza. 4’33 defiende que la música no es sólo cuestión de ritmo y armonía, e incluye al propio público, con sus toses y sus movimientos, como parte de la experiencia sonora.
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Cuarenta años después de aquel estreno, el grupo musical The Planets presentaba su disco Classical Graffiti, con piezas clásicas arregladas al estilo pop, en la tradición de Luís Cobos. Para separar las piezas más acústicas de las más arregladas, Mike Batt, creador del proyecto, decidió que la pista 13 del disco fuera un minuto de silencio, una pausa para oxigenar al oyente antes de cambiar de registro sonoro. Como corte numerado, fue titulado en la carátula, bajo el descriptivo nombre de “El silencio de un minuto”, y lo acreditaron como Batt/Cage, en un evidente guiño a 4’33. Lo que pretendía ser una sonrisa cómplice se convirtió en una pesadilla: los herederos del John Cage demandaron a Batt y The Planets por plagio. Los dos silencios eran, según los abogados, el mismo. (…) Finalmente, la justicia no decretó si el silencio se puede registrar como propiedad privada, una postura que inquieta a los amantes de la paz y a quienes aún defienden que los pequeños placeres de la vida son gratis. Antes de llegar a juicio, Batt llegó a un acuerdo extrajudicial con los herederos de Cage, en una cantidad que el Daily Telegraph estimó en nada menos que 150.000 euros. Mientras el clásico de Berio sigue interpretándose usando notas de sus colegas, quedarnos callados puede resultar mucho más caro. Con razón se dice que el silencio es oro.
És veritat, la música no podria estar només composta de so perquè seria impossible de tocar per als músics, però tampoc pot ser només silenci. Així, hem de combinar so i silenci per fer música.
Crec que l’article té part de raó però és molt pesat estar 3 minuts en silenci, s’hauria d’alternar una mica de música.
La veritat, la música m’agrada combinada amb les dues coses, tan amb el so com amb el silenci (crec que tothom li agrada així) perquè així és més divertida.
Si, jo penso el mateix, la música no només pot ser so sino que també hi hem de combinar el silenci.
Per mi la música és més maca amb silenci perquè li dones temps a l’orella per descansar.
La idea de posar una pista només amb silenci no em sembla dolenta, però no pot ser que algú es queixi de que li han plagiat el silenci, perquè si es queixen d’aquesta obra, també s’haurien de queixar de moltes altres on també hi ha silenci que no dura tant, però que hi és.
Adéu a tots!
Pel que fa al silenci, m’agradaria transcriure un fragment d’un llibre, “El Manuscrito carmesí” de l’escriptor andalús Antonio Gala, en el qual el sultà Boabdil, l’últim rei de Granada, un home molt culte i refinat (i clarivident pel que fa als dies que li va tocar viure), reflexiona així tot recordant la seva visita a la Mesquita de Córdoba, que ja era en mans cristianes:
“….Es la misma sensación de humildad y de grandeza, de plenitud y de vacio, que tuve dentro de la Mezquita de Córdoba: toda música cesa, pero para dejar el silencio imprescindible donde ha de levantarse la verdadera música, la que no cesa nunca…”
Gràcies mamut per la teva citació. La inclouré a l’apartat corresponent, que ara he reubicat dins l’opció de menú Literatura.