(Antes de empezar a leer quiero avisar que este artículo se basa en una opinión, no en datos ni teorías científicas y que los ejemplos expuestos son meramente eso, ejemplos, sin pretender que nadie se identifique en ellos y por lo tanto sin pretender suscitar incomodidades o malentendidos. Recomiendo leerlo en clave de humor al igual que lo he escrito).
Hace días que leo, escucho y me comentan situaciones que me recuerdan cuando mis hijos tenían edad escolar y aún los recogía en el cole. Desde entonces ha llovido bastante, pero veo que las cosas no han cambiado tanto, a pesar que algunas mamas incluso hayan cambiado la ubicación (del parque a las redes sociales), para defender su modelo de crianza, compararlo con los de las demás y erigirse modelo de madre. Hace algún tiempo, llegué a la conclusión que un gran grupo de madres, ante la inseguridad de la práctica de la crianza de su hijo/a, necesitan de estas conversaciones para auto justificarse y sentirse convencidas que lo hacen bien.
Pero vayamos por partes. Creo que primero debo explicaros que son para mí las TuperMamá.
Ficha de la TuperMamá:
Mamá, (esporádicamente algún papá), que no pasa de los cuarenta y tantos que se relaciona y conversa con otras mamas de su misma condición a la salida del colegio, ya sea en la puerta del mismo, en el banco que tienen abonado en el parque o en las gradas del campo de fútbol o polideportivo mientras su hijo realiza extraescolares (estas son algunas variantes).
Perfiles de TuperMamá:
La mamá gallina: aquella mamá que antes que su hijo se caiga de bruces, ya está con el botiquín de mano, que lleva siempre consigo en el bolso, corriendo a curar ese pequeño rasguño en la rodilla de su pequeño pollito.
La mamá guardaespaldas: aquella mamá atenta a las discusiones que provoca su hijo y que interviene sacando pecho para defenderlo incluso amenazando al contrario o discutiendo con la otra madre.
La mamá ausente: aquella mamá que la ves llegar, pero no sabes cómo, su retoño trota toda la tarde a su libre albedrio sin oír la voz de la madre ni una sola vez.
La mamá sargento: aquella mamá cuyos hijos la siguen en fila india o la preceden, pero siempre en fila. Cuyo primer saludo es un interrogatorio en primer grado sobre lo que ha hecho en el cole o el por qué de ese rasguño, mientras le da la merienda envuelta simétricamente y ordena su deglución sin tragar aire, sin derramar migas, sin mancharse el jersey…
La mamá reportera: aquella mamá que siempre está a la última de todas las noticias, que si lo hubiera, saldrían en la página de sociedad del periódico local. Sabe quién se separó, quién se juntó, la enfermedad de uno y del otro… Normalmente siempre la acompaña su Smartphone.
La mamá letrada: aquella mamá que cuando habla parece que sentencie porque siempre hace referencia a leyes o informaciones leídas en anuarios sobre educación o simplemente en la columna “como ser padres” de la revista de turno mientras se esperaba en la peluquería, pero que en su boca parecen palabras que no se pueden poner en duda.
Seguramente en opinión de algunos lectores pensaran que se me olvidaron perfiles o incluso que los descritos tienen otras características que los definen. Pero en realidad estos perfiles responden o se pueden resumir en los tres modelos básicos de crianza: “El permisivo, el autoritario y el democrático”. No es mi intención entrar aquí en la descripción exhaustiva de cada modelo, ni tampoco en la comparativa para analizar cual es mejor. Prefiero centrarme en la actitud de esas madres y en las consecuencias de sus comentarios. Para eso es necesario tratar de los temas de conversación. Qué temas tratan en esos corros, en esas reuniones de TuperMamas? Los temas básicamente van entorno a las decisiones y las practicas que conlleva la crianza de sus hijos. Que si mi hijo des del primer día duerme solo, que si el mío con dos años ya hablaba como el tuyo de cinco, que si mi niña con cinco añitos ya lee ( de eco oyes, pues la mía con cuatro), que si no les dejo comer carne de cerdo, que si pues yo voy al Mc Donalds cada semana. A veces los temas van en torno al maestro que les tocó ese curso o la propia escuela. Otras veces el tema es el AMPA. En definitiva, en esa hora o escasamente hora y media, el grupo de mamas conversan y explican sus experiencias. Hasta ahí nada de raro. Entonces en qué recae mi interés en escribir este artículo? En las actitudes, en los mensajes sobreentendidos, en el sarcasmo, la ironía, incluso a veces en el desprecio y enjuiciamiento de las opiniones o decisiones de las otras mamas que optan por un modelo de crianza diferente. Crean grupos cerrados, casi clanes, donde es difícil que te acepten. Crean relaciones desiguales entre las madres de un mismo curso, o eres del grupo o eres la rara. No es necesario que todas las mamas se tomen cada día cafés juntas, ni que salgan de picnic cada fin de semana con sus familias, ni que sean uña y carne y se rían todas las gracias. Pero sí que es necesario que se traten des del respeto de la diversidad, que escuchen y expongan lo que piensen evitando enjuiciar al prójimo. Y sobre todo es muy importante que usen el sentido común y se rijan por el equilibrio en las decisiones vinculadas a cómo ejercer su maternidad. Y ante la duda siempre hay especialistas con los cuales se puede contar, como los pediatras, los maestros, los psicólogos , psicopedagogos etc.
Evitar enfrentamientos y los grupitos es siempre la decisión más inteligente, pues las madres todas parten desde la misma condición: Son madres. Todas tienen el mismo interés: criar y educar a sus hijos de la mejor manera posible, aunque cada una opte una manera distinta. Conversar juntas, aprender juntas de sus reflexiones y experiencias, trabajar juntas en iniciativas des del AMPA o des de la escuela o des de la entidad de las actividades extraescolares, es más inteligente que crear grupitos y provocar incomodidades por rechazo o desprecio. Y lo más importante, es el único camino que ayuda a una crianza sana y feliz.
PORQUE DE MADRE SÍ QUE HAY MÁS QUE UNA, tantas como madres somos.