Sin condicionantes ni conservantes

Cuando queremos enseñar a andar en bicicleta a un niño no comenzamos explicándole el funcionamiento de los piñones del cambio de marchas ni le hacemos memorizar las partes de una bicicleta. Buscamos un lugar sin obstáculos ni peligros, le sugerimos que se suba a la bicicleta, le transmitimos tranquilidad y confianza frente al riesgo de caerse, le ayudamos a mantener el equilibrio sujetando al principio la bicicleta por el sillín hasta que lo va consiguiendo por sí mismo.
De igual manera, cuando una madre o un padre enseña a hablar a un niño no le explica cómo llaman los lingüistas a los fonemas (bilabial sonora más vocal abierta: -ma).
Para que los niños aprendan a leer y a escribir ¿Por qué proceder al revés? Procuremos disponer de un ambiente propicio y agradable, con libros, revistas, páginas web interesantes para ellos. ¿Por qué no música de fondo? Los poemas pueden ser disfrutados antes que analizados… ¿Por qué no en forma de canción?
A la hora de escribir, que escriban libremente, incentivados por la posibilidad de leer a otros compañeros sus textos, de verlos impresos en una antología de la clase, colgados en las paredes del colegio, en una revista o en un bloc. Que la teoría y la corrección lleguen inevitablemente porque sean ellos los que sientan su necesidad…

Para nunca…

Enseñar a leer

haciento aborrecer la lectura.

José Ángel Hernández

Bonavista 1-2-08