


Miguel Hernández nació un 30 de octubre de 1910 en Orihuela. Sólo 32 años después, en 1942, murió de tuberculosis en el reformatorio de adultos de Alicante. Como escribe Paula Corroto en Público, «su cuerpo en aquellos días era ya el de un cadáver consumido. Su voz, tras arengar a las tropas republicanas durante la Guerra Civil y cantar poemas como “Viento del pueblo”, era un suspiro. Y, cuando finalmente se apagó, el régimen franquista se encargó de que no volviera a oírse durante cuarenta años».
Hoy se cumplen cien años desde su nacimiento y la voz de Miguel Hernández resuena fresca y enérgica. No en vano, han sido cientos, miles, los actos de homenaje durante este 2010. El poeta y su pueblo vuelven a encontrarse. No es la primera vez, ni será la última.
Estas cuatro composiciones pertenecen a la lírica tradicional castellana de la Edad Media (nótese el estado evolutivo de la lengua en términos como trayáis ‘traigáis’ (a, v.8 y 9), cata ‘mira’ (b, v.3), agora ‘ahora’ (c, v.1), só ‘soy’ (d, v.6)… Se trata, por tanto, de canciones anónimas que se fueron transmitiendo oralmente y cuya métrica tiende al arte menor y a la rima asonante o parcial, dos características que, por su mayor sencillez, suelen nutrir a los versos de carácter popular. No obstante, el poema c, salvo su estribillo heptasílabo, lo componen tres versos de arte mayor: dos dodecasílabos y un tridecasílabo anisosilábico. El anisosilabismo es también, en mayor o menor grado, otra de las características métricas de este tipo de poesía. Lo presentan las cuatro composiciones que aquí se comentan y, tanto en a como en d, provocan hipermetrías de arte mayor. La suave musicalidad producida por este tipo de metro y de rima suele reforzarse muy a menudo mediante estructuras paralelísticas (como las de los poemas a, b y d) o de estribillo (como la del poema c).
Si, tanto en base a las técnicas de repetición como en base al predominio del arte menor y de la rima asonante, puede afirmarse que las canciones castellanas se asemejan a las jarchas mozárabes y a las cantigas de amigo tradicionales, en cuanto al estilo también se pone de manifiesto su coincidencia: se trata, por lo general, de poemas breves en los que la emotividad se expresa a través de exclamaciones (b, estribillo), interrogaciones (b, v.1), diminutivos («namoradica», «malpenadica»), léxico sencillo, frases cortas…
Por último, más allá de la métrica y del estilo, las canciones tradicionales se definen temáticamente por cuanto abordan el tema amoroso, preferiblemente desde una perspectiva femenina, lo cual puede comprobarse en estas cuatro composiciones. Las dos primeras son albadas (o alboradas), es decir, destacan el amanecer como momento significativo en la relación entre los enamorados. En una, la muchacha se dirige de forma expresa a su amado («amigo») para apremiarlo a acudir a un encuentro amoroso íntimo («no trayáis gran compaña»). En la otra, dado el tipo de composición, cabe suponer implícitamente idéntico yo poético, por lo que ese «amor mío» a quien se dirige el mensaje amoroso se corresponde, nuevamente, con el amado. Sin embargo, contrariamente, ahora se trata no de un encuentro sino de una despedida (como pone de manifiesto ese «vete», frente al «venid» de la canción primera), una despedida perentoria para que la relación entre los amantes pueda seguir siendo secreta: «más no esperes, / no descubra el día / los nuestros placeres».
Las dos últimas canciones coinciden con las albadas en la temática amorosa y en el yo poético femenino, y entre sí, en el interlocutor, a quien se acusa como culpable de la desgracia de amor, y en el sentimiento que expresan: el lamento de la enamorada a la que fuerzan a ser monja, un argumento que, por lo demás, es común a la lírica tradicional.
Intenso, muy intenso ha sido y es siempre el mal de amores. La lírica tradicional, no sólo castellana sino peninsular, deja muy a las claras algo que la historia del arte no ha hecho sino confirmar reiteradamente: el ser humano tiende a manifestar artísticamente más sus penas que sus alegrías. Y, sin duda, una mayoría son cuitas de amor.
Si hacéis clic aquí, accederéis a la página donde están siendo colgadas las soluciones a las pruebas de Selectividad de este curso. De momento, ya son accesibles las que corresponden a los exámenes de ayer, miércoles, y parte de los de esta mañana, incluido el de matemáticas, el cual no hace ni dos horas que ha concluido. Sucesivamente, a medida que finalice el tiempo destinado a cada prueba, se irán colgando las soluciones al resto de exámenes.
Espero que, al final, todos, todos, todos aprobéis con la nota que necesitéis. ¡Como mínimo!
¡Ánimo, que ya no queda ná!

Os dejo algunos enlaces de urgencia para refrescar vuestro conocimiento de las Leyendas de Bécquer:
Si lo que os preocupa, como parece, es además haber olvidado el argumento, mejor que buscar cualquier resumen, resulta realizar una lectura rápida en diagonal de las ocho que son materia de las PAU. Veréis cómo no habéis olvidado tanto como teméis. Incluso os daría tiempo a releerlas al completo, si es que en su momento no lo hicisteis.
Venga, ¡ánimo!

ALITERACIÓN. Repetición de fonemas con intención expresiva: En el silencio sólo se escuchaba un susurro de abejas que sonaba (Garcilaso).
ANÁFORA. Repetición de palabra o expresión al inicio de varios versos u oraciones: Alondra de verdad, alondra mía (Gerardo Diego).
ANTONOMASIA. Sustitución de un nombre por el de una cualidad suya inconfundible o viceversa: La Ciudad de la Luz [= París].
ANTÍTESIS. Contraposición de palabras o expresiones de significado opuesto: Ayer naciste y morirás mañana (Góngora).
APÓSTROFE. Apelación a un receptor individualizado: Amor insano, déjame ya (Juan Mª. Mauri).
ASÍNDETON. Supresión de nexos en una enumeración: Para la libertad, sangro, lucho, pervivo (Miguel Hernández).
COMPARACIÓN (o SÍMIL). Un término real se compara a otro imaginado por medio de un nexo: Y todo en la memoria se rompía, / tal una pompa de jabón al viento (Antonio Machado).
DERIVACIÓN. Uso de un lexema con varios afijos: Mientras vive el vencido, venciendo está el vencedor (Alarcón).
DILOGÍA. Utilización de palabras con doble sentido gracias a la homonimia: En amor, como las que enseñan son las mujeres, cuanto más enseñan… más suspenso te dejan (Carlos Arniches).
ELIPSIS. Se elude un término que queda sobrentendido: Por una mirada, un mundo (Bécquer).
ENUMERACIÓN. Sucesión de elementos de igual categoría sintántica: En la amistad oscura de un zaguán, de un alero y de un aljibe (Borges).
EPÍFORA. Repetición de una expresión en final de versos u oraciones: Me gusta escribir tu nombre, / llenar papeles con tu nombre (Gloria Fuertes).
EPÍTETO. Adjetivo que destaca una cualidad inherente al sustantivo, bien por su anteposición al mismo, bien porque su significado se halle contenido en el del sustantivo: Por ti la verde hierba, el fresco viento (Garcilaso).
HIPÉRBATON. Alteración del orden gramatical lógico: Era del año la estación florida (Góngora).
HIPÉRBOLE. Visión desproporcionada de una realidad, amplificándola o disminuyéndola. Es exageración: Tanto dolor se agrupa en mi costado /que, por doler me duele hasta el aliento (Miguel Hernández).
IRONÍA. Se da a entender lo contrario de lo que se dice: Los sabios, claro, están en las Cortes (Fco. Umbral).
LÍTOTES. Negación de lo contrario de lo que se quiere afirmar: Yo no lo niego, ingenios tiene España (Quevedo).
METÁFORA. Identificación de un término real con otro imaginario en virtud de una relación de semejanza. Es un símil sin nexo comparativo. Existen varios tipos básicos:
METONIMIA. Relación de contigüidad entre dos términos (la causa por el efecto, la parte por el todo…): Absuelto por los ojos más dulcemente azules (Leopoldo Panero).
OXÍMORON. Antítesis formada en un mismo sintagma: Una dulce amargura, una deleitable dolencia, un alegre tormento (Fdo. de Rojas).
PARADOJA. Unión de dos ideas inconciliables al pie de la letra y que, por tanto han de ser interpretadas: Cierro los ojos porque quiero verte (Vicente Gaos).
PARALELISMO. Repetición de estructuras sintácticas, a menudo sinonímicas o antitéticas: Tu solo cuerpo posible / tu dulce cuerpo pensado (Pedro Salinas).
PARONOMASIA. Juego de palabras que se da al usar palabras de sonido muy parecido: Despejado y despojado / se asoma a su vergüenza (Calderón).
PERÍFRASIS. Expresión mediante un rodeo de lo que puede decirse con una palabra: Aquel ave que dulce muere y en las aguas mora (Góngora).
PLEONASMO. Uso redundante de palabras con intención enfática, si no, es mera redundancia: Temprano madrugó la madrugada (Miguel Hernández).
POLISÍNDETON. Repetición de conjunciones para presentar aisladamente los elementos de una enumeración: El tiempo lame y roe y pule y mancha y muerde (Antonio Machado).
PREGUNTA (o INTERROGACIÓN) RETÓRICA. Afirmación expresada en forma de pregunta, que, por ello, no espera ser contestada: ¿Serás, amor, / un largo adiós que no se acaba? (Pedro Salinas).
PROSOPOPEYA (o PERSONIFICACIÓN). Atribución de cualidades humanas a los animales o cosas, o bien cualidades de seres animados a los no animados o abstracciones: La heroica ciudad dormía la siesta (Clarín).
QUIASMO. Paralelismo cruzado o en espejo: Ya sonoro clavel, ya coral sabio (Quevedo).
SÍMBOLO. Representación constante de un pensamiento o sentimiento por un elemento material o concreto: Fuego = Amor, Rojo = Pasión, Río = Vida…
SINESTESIA. Mezcla de las acciones o posibilidades de los cinco sentidos o asociación de referencias sensoriales con abstractas: Dar al sueño cierto sabor azul (Vicente Aleixandre).
Es importante tener en cuenta que las expresiones literarias pueden ser retóricamente complejas y, por tanto, contener en sí más de un recurso estilístico. Verbigracia, en el ejemplo de prosopopeya, la secuencia no subrayada es una metonima; el ejemplo de oxímoron (triple), lo es además de paralelismo y de enumeración, etc.

Hace unos días que está disponible en intranet un modelo de examen que sirve como aproximación a lo que puede ser la prueba de castellano en las próximas PAU, según los criterios acordados para el nuevo bachillerato. Tratad de resolverlo lo mejor que sepáis y el próximo viernes lo comentamos en el aula. Lo encontraréis en formato pdf al hacer clic aquí.
Y aquí encontraréis la pauta de corrección. Es recomendable, sin embargo, que os pongáis a prueba efectuando un simulacro (recordad que el tiempo de que dispondréis será de noventa minutos), por lo que no deberíais comprobar las soluciones sino con ulterioridad.
EXAMEN PARA SUBIR NOTA (próximo martes, 15.30 h, en el aula UM):
EXAMEN DE SUFICIENCIA (próximo martes, 15.30 h, en el aula UM):
El ejercicio que os propongo es de investigación, pero lo instruiremos como concurso: realizad una búsqueda de etimologías hasta que deis con la que creáis más original, extravagante, curiosa…
El plazo de búsqueda expira en una semana. Una vez haya permitido la visualización de los comentarios en que habréis escrito vuestras propuestas, votaremos en el aula las distintas etimologías a fin de declarar una vencedora.
Volad como el viento a la aventura de los étimos, y que tengáis buena ventura (por cierto, las palabras en cursiva provienen todas ellas, en última instancia, de la misma palabra latina: el verbo venire, ‘venir’.
Ganador: Eva, por mariposa.
2.º puesto: (ex aequo) Isabella, por vagina y Noelia, por gafe.
3.er puesto: Unai, por piropo.
Redacta un texto explicativo donde se exponga la información que ofrece este cuadro sinóptico en que se esquematizan los actantes de la novela.
Lee atentamente estos dos fragmentos extraídos de la novela y destaca su significación en la obra:
La abuelita hablaba también, como siempre, de los mismos temas. Eran hechos recientes, de la pasada guerra, y antiguos, de muchos años atrás, cuando sus hijos eran niños.
En mi cabeza, un poco dolorida, se mezclaban las dos voces en una cantinela con fondo de lluvia y me adormecían.
ABUELA.—No había dos hermanos que se quisieran más. (¿Me escuchas, Andrea?)No había dos hermanos como Román y Juanito… Yo he tenido seis hijos. Los otros cuatro estaban siempre cada uno por su lado, las chicas reñían entre ellas, pero estos dos pequeños eran como dos ángeles… Juan era rubio y Román muy moreno, y yo siempre los vestía con trajes iguales. Los domingos iban a misa conmigo y con tu abuelo… En el colegio, si algún chico se peleaba con uno de ellos, ya estaba el otro allí para defenderle. Román era más pícaro…, pero ¡cómo se querían! Todos los hijos deben ser iguales para una madre, pero estos dos fueron sobre todos para mí… como eran los más pequeños… como fueron los más desgraciados… Sobre todo Juan.
GLORIA.—¿Tú sabías que Juan quiso ser militar y, como le suspendieron en el ingreso de la Academia, se marchó a África, al Tercio, y estuvo allí muchos años?
Miré el reloj instintivamente.
— Me oyes como quien oye llover, ya lo veo… ¡Infeliz! ¡Ya te golpeará la vida, ya te triturará, ya te aplastará! Entonces me recordarás… ¡Oh! ¡Hubiera querido matarte cuando pequeña antes de dejarte crecer así! Y no me mires con ese asombro. Ya sé que hasta ahora no has hecho nada malo. Pero lo harás en cuanto yo me vaya… ¡Lo harás! ¡Lo harás! Tú no dominarás tu cuerpo y tu alma. Tú no, tú no… Tú no podrás dominarlos.
Yo veía en el espejo, de refilón, la imagen de mis dieciocho años áridos, encerrados en una figura alargada, y veía la bella y torneada mano de Angustias crispándose en el respaldo de una silla. Una mano blanca, de palma abultada y suave. Una mano sensual, ahora desgarrada, gritando con la crispación de sus dedos más que la voz excitada de mi tía.
Empecé a sentirme conmovida y un poco asustada, pues el desvarío de Angustias amenazaba abrazarme, arrastrarme también.
Terminó temblorosa, llorando. Pocas veces lloraba Angustias sinceramente. Siempre el llanto la afeaba, pero éste, espantoso, que la sacudía ahora, no me causaba repugnancia, sino cierto placer. Algo así como ver descargar una tormenta.