La muñeca
11 maig 2011Una vez entré en una tienda que me sonaba mucho. Tenía que comprar un regalo a mi prima porque era su cumpleaños. Vi una muñeca con el pelo negro, vestido de color negro con una calavera en el centro y un cuchillo en su mano.
A mí me daba miedo pero a mi prima le gustaban las cosas de miedo. Le compré la muñeca y la dejé en mi habitación. Por la noche mientras intentaba dormir oí un ruido, sonaba como a gritos y risas.
Al día siguiente bajé el regalo y llegué a su casa. Mi prima iba vestida de negro, su habitación estaba oscura, me asusté. Nos llamaron para el pastel, ella sopló rápidamente las velas y me dijo:
– ¿Me das mi regalo?
– Claro, está aquí – le dije yo.
– ¿Dónde?- me dijo.
– ¿Qué pasa? – dije yo.
– Del regalo ha salido un cuchillo. – me explicó ella muerta de miedo
Nadie la creyó, pero yo sí sabía que algo pasaba. Le di el regalo a mi prima, ella se emocionó y le encantó. Mi madre llamó al hospital, que es donde ella trabaja, para ver si podíamos llevar a mi tía. Hubo un momento que nos
quedamos solas mi tía y yo en la cocina:
-Yo te creo –le dije.
– Gracias –respondió ella asustada.
Yo sabía que había algo raro en esa muñeca. Mi tía también lo notó. Teníamos que hacer algo.
Aquella noche me tuve que quedar a dormir allí. No vi a mi prima y fui a ver si estaba en mi habitación. La muñeca y ella estaban cantando: “Uno dos suena la llamada, tres cuatro salgo y te disparo, cinco seis morimos otra vez, siete ocho comiendo un bizcocho nueve diez morimos otra vez”. Me asusté, cerré la puerta de un portazo y me fui corriendo.
Por la noche las dos dormían, fui a coger una linterna y un saco, la corte en pedazos, escondí los trozos por toda la casa y me fui a dormir. Más tarde me levanté a beber agua y vi a la muñeca andando y cogiendo su última mano. Luego me miró y se rió, cogió el cuchillo y se lo puso en el cuello.
Se me ocurrió algo, salí, la cogí sin miedo y la metí en el horno. Sé acabó todo o eso creo.