Mi reflexión va a ser muy sencilla. A pesar de esta situación tan terrible que estamos viviendo, hay tiempo para todo y, por supuesto, para reflexionar. 

En primer lugar, lo que más echo de menos es mi rutina, ver a mi novio y a mis amigas. Ir al instituto también lo extraño. Volviendo a la idea anterior, también me acuerdo mucho de mi familia, en concreto quedar e ir algunas tardes a sus casas. 

En segundo lugar, en principio pensaba que estaría bastante con el móvil, pero ha sido todo lo contrario. Me agobia bastante estar con él todo el día, así que me distraigo viendo series y películas. Dado que nos manejamos con la tecnología, es inevitable no sentirte mal alguna vez, al ser consciente de que estás todo el día enganchado frente a una pantalla. 

Por otro lado, hay veces que pienso que esto va para largo y me pongo negativa. No obstante, de repente cambia mi pensamiento y pienso que cada día queda menos, en caso de que sigamos en casa. Porque, si nos saltamos el confinamiento para hacer algo absurdo, solo estamos impidiendo que llegue el momento para poder salir a la calle. 

Sin embargo, dejando de lado esa negatividad que en algunos ratos me sale, siempre pienso en lo que voy a hacer cuando acabe esto, y en cómo será ese reencuentro, esa felicidad… La cuarentena me ha hecho valorar muchos aspectos que antes quizás no tenía tan presentes. Como, por ejemplo, poder ir a ver a tu gente (a lo mejor, y por pereza, no querer), o desear salir a la calle, y acabar no moviéndote de casa por vagancia… Se trata de pequeñas cosas que comenzaré a valorar. 

Y, para finalizar, tengo que destacar que mis relaciones sociales son las mismas, e incluso más reducidas porque, como ya he mencionado con anterioridad, me cansa hablar a travé de mensajes. Si es posible, prefiero comunicarme a través de una en llamada. 

Espero que acabe esto cuanto antes y poder volver a una normalidad, aunque haya limitaciones.