Reflexión-Michele Hinojosa

Aunque no sea lo más motivador, voy a empezar por la parte mala que tiene este confinamiento:

Mis relaciones con amigos y familiares han cambiado, son más frías, menos “reales”. Sí, sigo manteniendo relación, pero a veces echo de menos poder dar un abrazo. Parecerá curioso, pero una de las cosas que más echo de menos es mirar por la ventanilla de mi  vehículo familiar, mientras escuchaba lo que ahora es mi salvación: la música.

 

Ese momento era para mi el más especial de todos los momentos, y era así porque solo me dedicaba a cerrar los ojos, escuchar música y nada más. Era mi pequeño momento de “estar en las nubes”, desconectar. En esos momentos me sentía feliz,como si hubiera alcanzado el nirvana.

 Pero me reconforta saber que todo esto acabará, y podré volver a mirar por esa extrañada ventanilla muy pronto.

 

Si hay algo que he aprendido, es apreciar las pequeñas cosas, seguro que estáis ya muy hartos de esta frase, pero eso no la convierte en incierta. Si ahora os imagináis un prado lleno en esta estación de bellas flores, desearíais poder tocarlas. Os imagináis en la playa, desearíais poder notar los diminutos granos de arena entre vuestros pies y manos, incluso con un sol abrasador de verano encima de vosotros. Veis mentalmente a vuestra familia, como le dais abrazos a vuestros amigos, y llegáis a la misma conclusión que yo:

 

-éso antes no me costaba nada, podía ir por un prado, ver flores y ni siquiera tocarlas, pero sin embargo,ahora extraño hacerlo, y es una cosa muy simple. Podía abrazar a mi familia y amigos, y no disfrutar el momento, porque sabía que lo volvería hacer. Iba a la playa en verano y me agobiaba el calor que desprendía el sol y ahora lo echo de menos…

 

¿Porque no disfruté más de esos momentos?

Exacto, a esto me refiero con las “pequeñas cosas”. Son las que nunca echamos de menos cuando las tenemos, pero cuando se van, nos sentimos impotentes por no haberlas disfrutado más y nos envuelve un gran sentimiento de culpa. Lo bueno de este confinamiento, es que nos ha puesto en situación por si pasase algo peor en nuestras vidas.

 

Es curioso, un virus invisible para nuestros ojos, que no habla ni siente, nos ha hecho descubrir la verdadera felicidad:

 

Nuestras pequeñas cosas.

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1 Comentari

  1. giovannafiuza

    ¡Me ha encantado tu reflexión, Michele!

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