Las vistas, de Marc Torruella

 

Para comenzar, quiero decir que he descrito esta foto porque es la que siempre admiro desde mi ventana y me impacta mucho la falta de gente, al felicidad y la ausencia de movimiento.

Cuando me asomo a ella, contemplo pausadamente las vistas espléndidas del entorno. Miro fijamente y puedo presenciar la montaña del final con la tenebrosa niebla y, si observo más de cerca, veo las sombras de las casas que se dejan ver ante la potencia devastadora del sol. Abajo a la derecha, visualizo un hermoso árbol que reluce con sus maravillosos colores al aire libre.

Una sensación de amargura recorre mi cuerpo al ver la falta de gente por las calles y debido al miedo a este nuevo virus. Antes de todo esto, los coches circulaban como si fueran cohetes. La angustia no existía, de hecho, se contemplaba un ambiente feliz y animado a causa del año nuevo. Sinceramente, aunque no me gustara ese ruido tan espantoso de los coches, ahora mismo lo añoro.

Dos meses después, menos mal que la situación ha mejorado; esperemos que esto se acabe cuanto antes mejor.