Si digo que mis relaciones sociales no han cambiado estos días estaría mintiendo. En primer lugar, no puedo ir a casa de mis abuelos a visitarlos como hacía habitualmente; sin embargo, me puedo comunicar con ellos vía videollamada. Esto no me gusta mucho, pero es lo que hay.

En segundo lugar, estoy hablando muchísimo con cuatro amigos, a los que  considero como ‘’mis imprescindibles’’. Ellos siempre están ahí y ahora que estamos en una época complicada me lo han demostrado. Durante este confinamiento, he podido darme cuenta de que puedo tener infinidad amigos pero, a los verdaderos, los puedo contar con una sola mano. Espero no perderlos nunca.

He de reconocer que estoy muy a gusto en la cuarentena, siempre con la gente que más quiero y, aunque no quede muy bien decirlo, no tengo que aguantar a mis insoportables compañeros.

No obstante, echo mucho de menos ir a los gigantes cada semana para tocar la gralla. Era la mejor actividad que hacía en toda la semana y me lo pasaba genial. Por suerte, hago videollamadas con alguno de ellos para charlar de gigantes y de futuras actuaciones.

A pesar de las normas que ha puesto el Ministerio de Sanidad, lo primero que voy a hacer cuando acabe este confinamiento será quedar con mis amigos y darles un gran abrazo (no sin antes ir a visitar a mis abuelos).