Catherine L’Ecuyer, INVESTIGADORA I DIVULGADORA DE TEMES EDUCATIUS, reflexiona en el seu llibre “Educar en el asombro” sobre les conseqüències de la immersió de nens i joves en activitats i aprenentatges basats en la hiperestimulació i que, segons diu, els minva la capacitat d’observar, admirar, reflexionar i interioritzar. Assegura que els horaris laborals s’haurien d’adequar als de l’escola per facilitar una suficient atenció familiar al temps i els ritmes naturals dels fills.
Sinopsis
¿Cómo educar en un mundo frenético e hiperexigente?
¿Cómo conseguir que un niño, y luego un adolescente, actúe con ilusión, sea capaz de estar quieto observando con calma lo que le rodea, piense antes de actuar y esté motivado para aprender sin miedo al esfuerzo? Los niños de los últimos veinte años viven en un entorno cada vez más frenético y exigente, que por un lado ha hecho la tarea de educar más compleja, y por otro, los ha alejado de lo esencial. Vemos necesario para su futuro éxito programarlos para un sinfín de actividades que, poco a poco, les están apartando del ocio de siempre, del juego libre, de la naturaleza, del silencio, de la belleza. Su vida se ha convertido en una verdadera carrera para quemar etapas, lo que les aleja cada vez más de su propia naturaleza, de su inocencia, de sus ritmos, de su sentido del misterio. Muchos niños se están perdiendo lo mejor de la vida: descubrir el mundo, adentrarse en la realidad. Un ruido ensordecedor acalla sus preguntas, las estridentes pantallas interrumpen el aprendizaje lento de todo lo maravilloso que hay que descubrir por primera vez”

Font: LinkedIn
Si seguimos permitiendo que nuestros niños sean incapaces de inventar, de asombrarse y de descubrir, de gestionar su propio tiempo…, estamos abonando el terreno para unos adultos poco responsables y muy conformistas, acostumbrados a funcionar por las actividades que les programan los demás y nada familiarizados con la paciencia, la calma y el tan necesario “silencio interior”.
“Con tanta estimulación, tanta invasión de ruidos ajenos, ahogamos el asombro necesario para que el niño y luego el adolescente puedan interiorizar los aprendizajes, profundizar en los conocimientos, escuchar, acoger, estar atentos a las necesidades ajenas, mirar a los ojos, pensar en las consecuencias de sus acciones, discernir, ponderar, reflexionar sobre el sentido de lo que se hace…Para dar marcha atrás , este niño o este adolescente debe reencontrarse con el silencio.”
A continuació podeu consultar enllaços que en parlen del tema:
1- Catalunya Radio: Educar en la sorpresa
3- Blog d’en Jorge Quintana

5-Blog personal de l’autora:
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