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DQ nos desea feliz año

Entre los parabienes propios de estas fechas, se ha abierto paso casi de forma viral (yo, al menos, lo he recibido de tres fuentes distintas) una cita fragmentaria del Quijote, concretamente de un párrafo del capítulo dieciocho de la primera parte. Para leerlo en su contexto puede hacerse clic aquí. Reproduzco a continuación el párrafo completo atenuando tipográficamente la intensidad de las partes que el susodicho mensaje elude:

—Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro. Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca. Así que no debes congojarte por las desgracias que a mí me suceden, pues a ti no te cabe parte dellas.

El mensaje está muy bien traído en este tránsito que va del denostado 2020 al esperanzador 2021, y viene a decirnos (si la exégesis no me falla y doy en el clavo del sentido figurado) justo lo que la mayoría de nosotros hemos expresado a familiares, amigos y aun simples conocidos: el deseo fácil de un 2021 mejor que el 2020, pues que sea peor resulta poco menos que imposible.

En concreto, las palabras que don Quijote dirige a Sancho Panza beben de la sabiduría popular, rasgo que no es exclusivo del escudero, pese a que a él lo defina. Cuando alude a que «Presto ha de serenar el tiempo», el ingenioso hidalgo está reinterpretando el conocido refrán «Tras la tempestad, viene la calma», y cuando a continuación colige que «habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca» no está sino parafraseando la no menos conocida paremia «No hay mal que cien años dure», ni confinado que lo resista, podría añadirse.

Cuando en clase de literatura llega la hora de abordar qué es un clásico (sabido es que el Quijote lo es), más que llegar a la definición que el diccionario nos ofrece en cuanto a obra «que se tiene por modelo digno de imitación», interesa saber cuál es el factor que la hace perdurar en el tiempo y este no es otro que el de transmitirnos, a través del dominio de la técnica y la estética artística, valores imperecederos. Un clásico nos habla de nuestra esencia por encima de nuestra circunstancia. En ese sentido, el Quijote nos muestra la dualidad del ser humano a través de sus dos protagonistas: nuestro lado idealista, corporeizado en la figura de don Quijote, y nuestro sentido práctico, corporeizado en la de Sancho Panza.

El parabién de la cita quijotesca, por sí solo, no demuestra que el Quijote sea un clásico; pero contribuye a ratificarlo como tal, pues muestra su vigencia quinientos años después. Y lo hace a través de la voz del idealismo quijotesco, pero mediante la sabiduría popular de los refranes (propia del bueno de Sancho), en los cuales se encierra buena parte de nuestro sentido práctico.

Feliz 2021, a todos. Que nos sea más venturoso que el anterior.

Día de libros y rosas

Un año más, nos llega el 23 de abril, la jornada de Sant Jordi, la fiesta del libro, de la rosa y del amor. Este 2020, sin embargo, no es un año más sin más. El confinamiento hará que cambiemos las calles y las avenidas por los pasillos y el sofá; hará que regalemos más rosas de papel que naturales, y más libros digitales que de papel. Con todo, cuando la jornada se haya dejado vencer por el viernes que ha de sucederla, habrá dos cosas que no habrán cambiado, que habrán permanecido perennes. La más importante, el amor; no olvidemos que, por encima de todo, hoy, como siempre, se erige nuestro sentimiento más preciado: amor es lo que nos impulsa a regalar un libro, amor es lo que nos impulsa a regalar una rosa… Por ello hoy también es el día de los enamorados. El otro elemento que habrá sucedido sin intermisión es que yo os resuelva el enigma, alguna vez mencionado en clase, acerca de cómo es posible que Miguel de Cervantes y William Shakespeare muriesen el mismo día del mismo año sin que ello sucediese a la vez.

Que hoy celebremos el Día del Libro y el Día de la Rosa tiene, como todo en esta vida, una explicación. O, para ser más exactos, dos.

La primera atañe a la rosa y nos habla de un legendario caballero llamado Jordi, una legendaria princesa y un no menos legendario, pero malogrado, dragón, de cuya sangre derramada, al morir, brotó un rosal. La princesa y el caballero no vivieron felices ni comieron perdices; pero como quiera que, antes de volver grupas, el tal Jordi (luego ascendido a la categoría de santo, no varón, sino patrón) obsequió a la regia doncella con la rosa que más refulgía bajo el sol su bermellona hermosura, hoy, día de Sant Jordi, los catalanes acostumbramos a regalar rosas a la mujer que amamos.

La segunda explicación atañe al libro y, aunque no legendaria sino real, contiene algunas falsedades o, cuando menos, inexactitudes. El Día Internacional del Libro debe su fecha conmemorativa a la casualidad de que quienes han llegado a ser los escritores más universales de todos los tiempos, Miguel de Cervantes y William Shakespeare, falleciesen un 23 de abril de 1616 —casualmente, el dramaturgo inglés parece que también nació un 23 de abril, cincuenta y dos años antes—. Sin embargo, cabe saber que tal fecha señala días, en realidad, distintos. Efectivamente, en aquel año de 1616 España e Inglaterra no se regían por el mismo calendario. Mientras que aquí, en 1582, se había adoptado el calendario gregoriano, acullá continuó en vigor el juliano hasta 1756. Si consideramos que el desfase temporal que el nuevo calendario intentaba enmendar era de diez días, ha de concluirse que el autor de Hamlet y de Romeo y Julieta falleció, según fecha gregoriana, es decir, según fecha de nuestro actual calendario, el 3 de mayo de aquel 1616.

Y aún hay más, pues, en rigor, Cervantes tampoco murió en el pretendido 23 de abril, sino que tal fue el día de su entierro; en realidad, había fallecido el día anterior.

En fin, ya solo faltaría que acabase siendo cierta la teoría Marlowe, según la cual William Shakespeare no fue más que un simple hombre de paja a quien no debemos la gran mayoría de páginas de la magistral dramaturgia.

Sin duda, razones imperfectas todas ellas para un día perfecto. Y, como suelen decir los italianos: «Se non è vero, è ben trovato». Aun así, por si alguien necesita apoyar la celebración en efemérides más precisas, el Inca Garcilaso de la Vega murió ese mismo 23 de abril de 1616. Y, solo durante el siglo XX y dentro del ámbito de las letras hispánicas, fallecieron también un 23 de abril Eugenio Noel, Edgar Neville, Alejo Carpentier y Josep Pla.

Os deseo a todos amor, lectura y amor por la lectura.

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Clausura del año de Cervantes y Shakespeare

clausura-del-ano-de-cervantes-y-shakespeareAún le quedan unos cuantos días a este año del cuadringentésimo aniversario del óbito de quienes son los dos mayores monstruos en la historia de la literatura universal: Miguel de Cervantes y William Shakespeare. Monstruos, sí, pues tal adjetivo no solo desarrolla un sentido positivo en la jerga informal juvenil; desde siempre —y así lo recoge el DRAE en una sexta acepción— ha sido un calificativo con que dar cuenta de aquella «persona que en cualquier actividad excede en mucho las cualidades y aptitudes comunes».

Cierto. Como digo, aún quedan unos cuantos días para cambiar de año; sin embargo,  vamos a aprovechar que Darío Villanueva, director de la RAE, clausuró ya ayer este cuarto centenario en la Universidad de Alicante para despedirlo nosotros también. Aun así, las imágenes cervantinas —quijotescas, en su mayoría, como se ve en la fotografía inferior— y shakespearianas que adornan algunos de los ventanales de nuestro instituto seguirán acompañándonos, si nada lo impide, hasta final de curso.

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Los días que no se vivieron hace 434 años

Los días que no se vivieron hace 434 años

Hace cuatrocientos treinta y cuatro años, las buenas gentes que dormían, comían y amaban donde ahora nosotros dormimos, comemos y amamos no pudieron vivir el día de hoy. De hecho,  aquellas buenas gentes no pudieron vivir diez de los treinta y un días de que dispone el mes de octubre. Dios y el rey les obligaron a que los perdiesen. Aunque, en cierto modo, acaso pudiéramos decir que consiguieron lo que no han conseguido aún ni toda la ciencia acumulada ni toda la tecnología desarrollada por el hombre: viajar en el tiempo.

Para deshacer el carácter enigmático de cuanto se dice en el párrafo anterior, ¿sabrías responder a las siguientes cuestiones?:

  • ¿Qué diez días fueron los que se perdieron?
  • ¿Por qué razón se perdieron?
  • ¿Tiene algo que ver con todos o algunos de los 29 de febrero de los años bisiestos?

Y, ya puestos…:

  • ¿Qué celebérrima escritora española, cuyo quingentésimo aniversario celebramos el año pasado, no pudo ser enterrada esos días?
  • ¿Qué relación guardan esos días con el hecho de que Cervantes y Shakespeare, cuyos cuadringentésimos aniversarios conmemoramos este año, muriesen el mismo día, pero no muriesen el mismo día?

Estrella Cervantes: nuestra cultura, ya en las estrellas

Que Cervantes es luciente estrella literaria es sabido de todos; que Cervantes es, además, fulgente estrella sideral puede ser sabido ya,  a partir de ahora.

La propuesta ‘Estrella Cervantes’, la cual os invitaba a impulsar en un artículo anterior, competía con otras seis opciones de diversos países (Portugal, Italia, Colombia y Japón) para renombrar el sistema planetario μ Arae, situado a 49,8 años luz de distancia en la constelación Ara. Desde el 12 de agosto y hasta el 31 de octubre estuvieron abiertas las votaciones a través de internet, para todo el mundo y con la única limitación de un voto por dispositivo (ordenador, teléfono, tableta…), salvo excepciones debidamente justificadas.

El resultado, hecho público ayer por la Unión Astronómica Internacional, no deja lugar a dudas: la propuesta ha conseguido 38.503 votos, un 69% del total de los registrados para este sistema planetario. Ha sido, además, la propuesta que ha registrado más votos válidos entre las más de 200 propuestas del conjunto del concurso. Desde ahora, por tanto, los nombres de Cervantes, Quijote, Rocinante, Sancho y Dulcinea pueden usarse en paralelo a la nomenclatura científica ya existente.

El concurso NameExoWorlds de la Unión Astronómica Internacional (IAU) —a autoridad responsable para asignar nombres oficiales a los objetos celestes— ha supuesto la primera ocasión en la que el público en general ha podido participar en la elección de los nombres para estrellas y exoplanetas. Y las cifras hablan por sí mismas: se podía elegir entre un total de 274 nombres propuestos por organizaciones astronómicas de 45 países, y se han recibido más de medio millón de votos (573.242 exactamente), procedentes de 182 países. España ha sido el tercer país en porcentaje de participación, solo por detrás de la India y de Estados Unidos.

Javier Gorgas, presidente de la Sociedad Española de Astronomía, destacaba, tras conocer la noticia, que “divulgadores y profesionales de la astronomía, medios de comunicación, humanistas y amantes de la literatura hemos trabajado juntos con un único fin: poner a Cervantes y a sus personajes en el lugar que les correspondía entre las estrellas. Don Quijote y sus compañeros nos han ayudado a proclamar que existen muchos más mundos en el universo, y por el camino hemos reivindicado que la ciencia juega un papel central en la cultura y hemos constatado una vez más la pasión del público en general por la astronomía”.

Benjamín Montesinos, punto de contacto en España de la IAU para Divulgación de la Astronomía, expresaba así su alegría por el resultado: “Ha sido todo un placer y un honor para un astrónomo manchego como yo haber podido contribuir a poner a Cervantes y sus personajes en el cielo. Cuando releamos el Quijote, podremos imaginar a Clavileño volando y acercándose a la estrella Cervantes y a los planetas Dulcinea, Quijote, Rocinante y Sancho. Un lujo.”

La noticia del nombre de Cervantes para una estrella —propuesta que se debe al Planetario de Pamplona y la Sociedad Española de Astronomía, con el apoyo del Instituto Cervantes— llega a punto de iniciarse el Año Cervantino 2016, en conmemoración del cuadringentésimo aniversario de la muerte del escritor. En este contexto, se están preparando diversas actividades de divulgación sobre la estrella Cervantes y la detección de exoplanetas, que previsiblemente incluirán varias conferencias y la producción de una película para planetarios.