Category Archives: Ortografía

La pregunta de la semana (17)

Variación de una imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Todos sabemos que la entonación propia de las preguntas, en la lengua escrita, se marca mediante signos de interrogación. Ahora bien, todo aquel que ha aprendido la distinción entre preguntas directas e indirectas sabe que estas últimas no se marcan mediante tales signos. Lo que tal vez no sea tan conocido es que no siempre las preguntas directas quedan marcadas en la escritura. ¿Sabrías decir en qué casos una pregunta directa no se encierra entre signos de interrogación?

Tal como recoge la OLE, existen dos casos en que el escritor puede no atenerse a la regla general según la cual las oraciones interrogativas directas se escriben siempre entre signos de interrogación. Obviamente, aunque no se mencione explícitamente en la obra académica, ambas excepciones corresponden a interrogativas directas de tipo parcial, no total:

a) Pueden omitirse los signos de interrogación en enunciados interrogativos independientes que constituyen el título de una obra, un capítulo o cualquier otra sección de un texto: “Cómo escribir bien en español”; “Qué es lo «moderno» en lexicografía”. Es igualmente posible escribir los signos de interrogación en estos casos: “¿Qué es el estructuralismo?”.

b) A veces se omiten los signos de interrogación en las interrogaciones retóricas, como “Dónde vas a estar mejor que aquí”, en las que no se formula una verdadera pregunta, sino que se expresa indirectamente una aseveración (‘en ningún sitio vas a estar mejor que aquí’). No hay motivos para censurar la ausencia de los signos de interrogación en estas expresiones, aunque en el uso general suelen escribirse.

Dejaremos para otra ocasión comentar la peculiaridad ortográfica que supone tener un signo de apertura interrogativo. Aunque, sensu stricto, el castellano no es el único idioma en que podemos verlo escrito.

La pregunta de la semana (15)

En la consuetud del habla del alumnado, al profesor suele mencionársele mediante el acortamiento profe, término que, cada vez más se usa como sustantivo común en cuanto al género: el profe y la profe. Pero, además de profesora y de profe, ¿sabes cuántas formas de escritura posibles existen de este sustantivo femenino en castellano?

En tiempos de la EGB, y aun antes, era habitual que los escolares nos dirigiéramos a nuestras maestras con el apelativo señorita y que, en las conversaciones inter nos, transformásemos el término mediante apócope jergal en la seño. No obstante, llegados al instituto para cursar BUP y COU, nuestras docentes se convertían por birlibirloque en profas. Actualmente, sin embargo, tengo la impresión de que en la Primaria, la maestra se ha impuesto sobre la señorita y que, en la Secundaria, la profe lo ha hecho sobre la profa.

En cuanto a las distintas posibilidades de escritura que ofrece este sustantivo femenino, podemos establecer las siguientes:

  • forma plena: profesora
  • forma de acortamiento por apócope, común en cuanto al género: profe
  • forma de acortamiento por síncopa, con flexión femenina: profa
  • abreviatura: profa.
  • abreviatura de terminación volada: prof.ª

Feliz año nuevo

Imagen de TyliJura en Pixabay

Tradicionalmente, las gentes se han felicitado las Navidades y el cambio de año mediante una tarjeta postal, que a menudo no era tal, pues no llegaba a través del correo, ya que el emisor la depositaba directamente en el buzón del receptor o se la entregaba en mano. Hoy día, la tarjeta de Navidad parece obsoleta y caduca, si no extinta, su vigor ha sucumbido a manos de las nuevas tecnologías: las aplicaciones de mensajería instantánea y las redes sociales nos ofrecen, además de la inmediatez, un alcance infinitamente superior; así, de la felicitación a los más allegados, hemos pasado a la felicitación indiscriminada o casi. Esta evolución, además, exige de nosotros menor dispendio y menor esfuerzo, por lo que, a menudo, la felicitación única en la que solíamos desear «Feliz Navidad y próspero Año Nuevo», solemos escindir en dos: una para cada acontecimiento.

Sea como fuere, cuando deseamos una feliz Navidad, resulta ocioso que lo hagamos con el sustantivo en minúscula o en mayúscula, como indistinto resulta hacerlo en singular o en plural. Ahora bien, a la hora de desear un feliz año nuevo, siempre es preferible hacerlo en minúscula que en mayúscula. ¿Sabrías explicar por qué?

Efectivamente, si deseamos una feliz Navidad escribiendo el sustantivo con mayúscula, nuestra felicitación puede circunscribirse al día 25 de diciembre, festividad en que se conmemora el nacimiento de Jesucristo, o, más probablemente, al tiempo comprendido entre Nochebuena y el día de Reyes. Esto último sucede igualmente si felicitamos la «navidad», escrita esta con minúscula, o las navidades (indistintamente con mayúscula o minúscula). No así sucede con nuestros buenos deseos para el cambio de año, pues, si deseamos un «próspero Año Nuevo», las mayúsculas apuntan al primer día del año y el alcance de nuestro parabién, por tanto, se limita necesariamente al día 1 de enero. Si, por contra, optamos por la grafía con minúsculas, añadimos la posibilidad de aludir al año que está a punto de empezar o que ha empezado recientemente, por lo que nuestros buenos deseos se prolongan durante 364 días más. O 365, cuando sea bisiesto.

Con todo, cada vez son más quienes en sus felicitaciones prescinden del nombre propio de las festividades y desean, como yo os deseo ahora, unas muy felices fiestas. Con minúscula, por supuesto.

La pregunta de la semana (6)

Acaso no sean demasiados los hablantes que usan la palabra paramnesia, definida en el DLE como ‘alteración de la memoria por la que el sujeto cree recordar situaciones que no han ocurrido o modifica algunas circunstancias de aquellas que se han producido’. Y, quizá por eso, son legión quienes han de vérselas con la difícil pronunciación de la expresión sinónima francesa déjà vu. Difícil pronunciación y difícil escritura, pues si la acentuación es en buena medida el caballo de batalla de la ortografía castellana, ¿a qué dejarse colar una palabra que posee dos tildes, una aguda y otra grave?

Precisamente, en torno a la acentuación se formula la pregunta de esta semana. Sabido es que el inglés, salvo excepcionalmente, no acentúa sus palabras; el francés, en cambio, como acabamos de comprobar, puede incluso hacer confluir en una palabra más de una tilde. El castellano, por su parte, como el catalán, parece no permitir más de un acento en la misma palabra, sobre todo por el hecho de que la tilde solo recae en la vocal tónica de la palabra, que es única, salvo excepciones. Ahora bien, ¿es del todo cierta esta afirmación o hay algún caso en el que una palabra en castellano pueda escribirse con más de una tilde?

Ciertamente, la acentuación ortográfica, regida por criterios prosódicos de tonicidad, obliga a que la tilde que ha de escribirse figure sobre vocales tónicas y estas, salvo excepciones, se hallan a razón de una sola por palabra. Comprobemos, pues, cuáles son dichas excepciones.

En primer lugar, los adverbios acabados en -mente poseen doble tonicidad, pues mantienen la del adjetivo femenino de orígen y añaden la del elemento compositivo que los categoriza. No obstante, dado que este elemento es llano y acabado en vocal, este tipo de adverbios nunca poseen más de una tilde.

En segundo lugar, el guion puede utilizarse para unir los sustantivos o los adjetivos relacionales que conforman expresiones complejas en las que se mantiene la tonicidad de los formantes y, por ende, la tilde correspondiente a cada uno: físico-químico, árabe-israelí, Martínez-García…

Por último, tal como recuerda el DPD, en la escritura de palabras con repetición expresiva de vocales, cuando la que se repite es la vocal con tilde, para reflejar su alargamiento en la pronunciación, debe escribirse la tilde en cada vocal repetida: ¡Síííííí!

La pregunta de la semana (5)

Recientemente hemos visto en clase cómo el sustantivo pizza y otros similares deben escribirse con resalte tipográfico (mediante cursiva o comillas) por su condición de xenismos. Teniendo en cuenta lo aprendido en clase acerca de los préstamos lingüísticos y, en general, acerca de los procesos de creación y adquisición de palabras, ¿sabrías explicar si el plural del susodicho italianismo ha de escribirse asimismo en cursiva o, por el contrario, ha de escribirse en redonda?

La palabra “pizzas” es un híbrido, puesto que presenta una característica propia de los xenismos (la doble zeta, dígrafo ajeno a nuestro idioma) y otra propia de los préstamos adaptados, pues es el resultado de añadir al italianismo crudo el morfema flexivo -s, con el que se forman en español los plurales de sustantivos y adjetivos acabados en vocal. Así, dado que la pauta morfológica aplicada es la propia de nuestro idioma (en italiano, el plural de pizza es pizze), “pizzas” ha de escribirse en redonda. Lo mismo sucede con derivados de esta voz, como “pizzero” o “pizzería”, o de otras voces, como “jazzístico”, de jazz; “shakespeariano”, de Shakespeare, o “youtubero” (con el diptongo pronunciado como “u”), de YouTube.

Esta norma resulta, cuando menos, discutible. La marca gráfica de resalte para los extranjerismos crudos no se debe tanto a la condición de palabras pertenecientes a otra lengua como a la necesidad de indicar que el término en cuestión es ajeno a nuestro idioma y que, debido a ello, no tiene por qué atenerse a las convenciones ortográficas españolas ni pronunciarse como correspondería en español a esa grafía. Así, pues, si la necesidad del lector es la de saber que pizza, escrita en cursiva, no se pronuncia alargando el sonido de la zeta propia del español, tal necesidad subsiste tanto en el plural “pizzas” como en los derivados “pizzero, ra” y “pizzería”.

Dobles grafías.

dobles-grafiasLos alumnos acostumbráis a mantener una relación tormentosa con la ortografía: que si las palabras que acaban en -aje siempre van con j, que si las que empiezan con el diptongo ue siempre llevan h… ¡Con lo cojonud…, ejem, estupendo que sería poder escribir a nuestro antojo!

Pues bien, en ocasiones, parece como si la ortografía concediese pequeñas treguas: las pequeñas treguas de las palabras con doble grafía. Verbigracia, cualquiera puede ponerse a salvo del tráfico rodado subiéndose a una acera o a una acera (aunque nunca a una*cera, como algunos piensan); también podemos apreciar la calidad de un guion o de un guión al visionar, como críticos en cierne,  un filme policiaco o policíaco. En realidad, se trata de una deferencia engañosa pues, aunque resulta doblemente fácil acertar con la escritura acertada de estas palabras, también resulta doblemente difícil recordar no una sino dos maneras correctas de efectuarla.

Os propongo  una doble tarea: por un lado, que busquéis páginas web donde se trate el tema de la doble grafía y que comentéis brevemente el contenido de las mismas (si se trata de simples listados de palabras, si se ordenan alfabéticamente, si se engloban en función de alguna norma…). Por otro lado, os invito a que deis con algunas de las explicaciones que permiten la doble grafía; por ejemplo, la que se refiere a ciertas palabras, monosílabos ortográficos (se supone un diptongo: guion, rio, hui…) cuya articulación puede ser bisílaba (con hiato: guión, rió, huí…).

Suerte, y a ver cómo se os da hacer de profes.

El ‘twist’ de la puntuación.

Twist puntuaciónUno ya no sabe qué hacer para que sus queridos estudiantes aprendan la ortografía castellana. Tal vez abrace el método showman en el aula… ¡Quién sabe!

Me arriesgaré con esta primera prueba telemática, menos osada, que no implica exponer mi vergonzante falta de ritmo al sonrojo general y la vergüenza ajena, amén de la propia. Ahí van, pues, unos pocos consejillos sobre puntuación ortográfica, a ver si mientras se baila y canta desaparece de una vez por todas, por ejemplo, esa horrible coma entre sujeto y predicado:

El twist de la puntuación